Ya lo había comentado el mismo Billy Corgan a Culto el año pasado, todos los años pedían venir a tocar a Sudamérica “y todos los años nos dicen que no”. Pero al fin, tras nueve años, Smashing Pumpkins, se presentó ante el entusiasta público chileno en el marco del tramo latinoamericano del The World is a Vampire tour, que arrancó en julio del año pasado en Norteamérica.
En su cuarta visita al país (tras los shows de 1998, 2010 y 2015), en el cierre de la primera jornada de Fauna Primavera, el grupo llegó con el guitarrista fundador, James Iha, quien no había estado en las últimas dos presentaciones. Así, los fans pudieron ver al menos a tres cuartas partes de la formación original, ante la muy baja posibilidad del regreso de la bajista fundadora, D’arcy Wretzky.
El grupo de Corgan y compañía era el que generó mayor interés. Incluso cuando en el escenario del frente aún estaban tocando los franceses Air, los fans ya se reunían frente al escenario Banco de Chile para asegurar un lugar.
Puntual comenzó la presentación con la cortina de Atum, el progresivo y espacial tema que da nombre al triple álbum de 2023. Fue el marco en que entraron los músicos a escena bajo el aplauso de la fanaticada. Arrancaron con The everlasting gaze, aquel sencillo con el que abrieron el nuevo milenio. Se vio a un Corgan, vistiendo un largo chaquetón de aire gótico, que algo recordó el vestuario que usó en el videoclip del tema. Los afilados riffs, en afinación baja, sonaron rotundos. Y de inmediato, sin apenas tiempo de recuperar el aliento, le siguió Doomsday Clock. Un tema de riffs pesados que se repiten machacantes.
La noche cerrada sobre Santiago potenció el show. La propuesta dark y de alto decibel del grupo gana con los juegos de luces, que acompañan los momentos de las canciones. Así pasó cuando tocaron su versión para Zoo Station, un tema original de U2 publicado en el disco Achtung baby (1991), que el grupo ha venido tocando en esta gira. Adaptada al lenguaje de los Pumpkins, suena rotunda, e incluye pasajes caóticos, desde las guitarras que dibuja James Iha trabajando distorsión y armónicos.
La canción incluye un solo del baterista Jimmy Chamberlin. Su potencia y fraseo preciso impulsan la canción, repartiendo redobles en el tambor (probablemente es metálico) y sus habituales golpes poderosos.
En escena, los históricos Corgan, Iha y Chamberlin, cuentan con músicos de apoyo, la recién fichada guitarrista Kiki Wong, quien se incorporó en abril tras imponerse en una convocatoria pública, el bajista Jack Bates y la australiana Katie Cole, quien apoya en las voces y teclado, además de participar en algunas grabaciones de estudio del grupo (por ejemplo, en el reciente sencillo Sighommi).
Tras ese arranque contundente llegó un momento para los fans al tocar Today, uno de los cortes clásicos del grupo, de aquel fundamental disco Siamese Dream. Ahí salieron los celulares en alto y los gritos. Recién allí, Corgan saludó al respetable. “Buenas noches, Santiago”, declaró.
El público siguió con interés aquellos temas más clásicos de los 90; pasaron Tonight, tonight (muy celebrada); Ava Adore (con Corgan solo dedicado a cantar), a la que se le extrañan las capas de teclados de la versión de estudio, pero definitivamente sonó más contundente que a fines de los 90′, cuando le sumaban demasiados instrumentos; Disarm, muy fiel a la grabación de estudio, fue otro momento emotivo. A este le siguió a Corgan en solitario con guitarra acústica tocando su clásica versión para Landslide, de Fleetwood Mac. Un momento que unos siguieron conmovidos, mientras otros aprovecharon para ir al baño o agenciarse un trozo de pizza. En el mismo registro, siguió con Shine on harvest moon, de Ruth Etting. Un tema algo bucólico. Tal vez una elección demasiado estadounidense para el cono sur americano.
La noche fue una buena ocasión para escuchar en vivo algunos de los cortes de su más recientes discos, la ambiciosa ópera rock, Atum: A Rock Opera in Three Acts (2023) y Aghori Mhori Mei, publicado en agosto de este año, que probablemente es el disco que suena más a Smashing Pumpkins en muchos años. Así sonaron canciones como Beguiled, Empire, Sighommi, entre otros. Algunos engancharon más con el nuevo material, otros se limitaron a escuchar con respeto.
La actuación volvió a prender con Mayonaise, del clásico Siamese Dream, tranquilamente uno de esos temas apreciados por los más fans. Le siguió Bullet with butterfly wings, con una introducción de compases de batería, a diferencia de la grabación de estudio. Más adelante fue momento para temas como Perfect (suena mucho más orgánica), 1979 (la marcha de Chamberlin es la mitad de la canción), Jellybelly (un buen saludo a los 30 años que cumple Mellon colllie & the infinite sadness el próximo año).
Para el tramo final pasaron Cherub Rock (con Iha de vuelta, es otra cosa) y Zero, otros temas que el público celebró. Un momento que se prestó para un diálogo de guitarras entre Corgan e Iha, dando cuenta del entendimiento casi telepático que tienen y que es clave en el sonido del grupo.
El regreso de The Smashing Pumpkins a Chile fue un buen cierre para la primera jornada del Fauna Primavera, con una presentación que no escatimó en riffs pesados y un repertorio que dejó satisfecho a los fans. Un show de mejor factura que su anterior pasada por el país (y las anteriores también), tal vez, por eso Corgan insistió por tanto tiempo con venir.