Pedro Páramo, la película: las claves de la adaptación de Netflix de una novela clásica
Producción original de la "Gran N", hace unos días se estrenó el filme dirigido por Rodrigo Prieto y que lleva a la pantalla grande la novela de Juan Rulfo. El largometraje reproduce al calco el libro, tanto en sus diálogos como en su estructura compleja. En general, ha tenido una buena recepción por parte de la crítica. Acá, con sus protagonistas nos aproximamos a entender la película.
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera”, son las líneas que el personaje Juan Preciado dice en la apertura de la novela Pedro Páramo, el clásico del escritor mexicano Juan Rulfo, de 1955. Y además son las primeras líneas que el personaje (interpretado por el actor Tenoch Huerta) dice en la película homónima que acaba de estrenarse como producción original de Netflix. En la historia, Preciado busca a Páramo, quien ya ha muerto, y se va enterando de cómo fue su vida a través de los muertos que lo reciben en Comala, que es un poblado vacío. “Es un rencor vivo”, le dice el arriero Abundio Martínez.
A través de las páginas, nos enteramos de que Páramo fue un hacendado en el México de los años posteriores a la Revolución, que dominó una región (y repartió hijos no reconocidos) a base de jugadas no muy limpias, pero que por dentro llevaba una herida: el amor perdido de Susana San Juan, su pareja de adolescencia, con quien se logra casar treinta años después. Pero la mujer ha enloquecido, está enferma y no lo reconoce. Eso agrieta el corazón del patrón, y es lo que vemos en la película.
Dirigida por el cineasta Rodrigo Prieto -quien debuta como director en este filme, ya que usualmente se desempeña como Director de fotografía- se trata de una producción que lleva casi al calco la novela al celuloide. Respeta su estructura fragmentaria, con saltos en el tiempo y el (des)orden en que van apareciendo los trozos, por lo que recomendamos verla con atención. Además, los diálogos son prácticamente iguales a los de la novela. En ese sentido, son muy pocas las modificaciones que se hicieron. “Nos tomamos las licencias justas y necesarias para poder convertir las palabras en imágenes”, comenta a Culto Francisco Ramos, Vice President Content Latinoamérica de Netflix.
Ramos destaca que a la hora de llevar la novela a la pantalla, fueron cruciales los roles del guionista Mateo Gil y del director Prieto. “La apuesta de Mateo Gil a la hora de adaptar Pedro Páramo, fue ‘extraer’ la película de la propia novela, sin sumarle nada ajeno, manteniendo en lo posible, incluso, su estructura. El mayor reto, fue decidir qué fragmentos sacrificar en favor de la unidad y progresión de la película. Para Rodrigo, el gran desafío (él mismo lo dice) fue conservar ese grado de ‘confusión’ que la novela provoca en el espectador debido a su estructura, que no en pocos momentos rompe el tiempo en un vaivén cíclico, combinando presente con pasado, donde los vivos (y no al revés) son los que perturban a los muertos. El principal reto fue mantener el sentido estructural de la obra de Rulfo”.
“Pedro Páramo me impactó profundamente desde la primera vez que la leí y llevar la novela de Juan Rulfo a la pantalla será una hazaña en todos los aspectos -comentó Rodrigo Prieto, en declaraciones compartidas a este medio-. Estamos siempre en búsqueda de nuestras raíces, de quiénes somos, y esto es algo que me atrae mucho de la novela. Me identifico especialmente con Juan Preciado, que se está buscando a sí mismo y a su país en la búsqueda de su padre. Él representa al pueblo mexicano, en el sentido de que somos un pueblo mestizo, una mezcla de raíces y de razas”.
El filme tiene un elenco mexicano. Los protagonistas son Manuel García Rulfo (Pedro Páramo) y Tenoch Huerta (Juan Preciado) en los roles estelares, además de Dolores Heredia (Eduviges Dyada), Ilse Salas (Susana San Juan), Mayra Batalla (Damiana Cisneros) y Hector Kotsifakis (Fulgor Sedano). Huerta, en declaraciones compartidas a este medio, se refirió a cómo fue la experiencia de interpretar a Juan Preciado: “Lo que más me gustó del personaje es su viaje interno. Esto en cierta forma es una road movie donde Juan Preciado sale en búsqueda de algo que no encuentra pero que termina encontrándose a sí mismo. Y además está buscando al padre ausente, lo cual resuena muchísimo con la realidad mexicana”.
“Me gusta que Pedro Páramo tiene muchas dimensiones, no es simplemente el villano de esta historia -dice Manuel García Rulfo-. Es un personaje muy humano que muchas de las cosas terribles que hace, las hace por un amor que no es correspondido. En efecto, Pedro Páramo es un rencor vivo”.
“Un tono gótico y tremebundo”
Tras su estreno en la “Gran N”, en general el filme ha tenido una buena recepción. Rodrigo González, crítico de La Tercera, nos señala: “Hitchcock siempre decía que al adaptar libros famosos había más posibilidades de arruinarlos, Es un buen consejo y él mismo se limitó a adaptar obras que no eran precisamente las más famosas de la literatura universal. Pedro Páramo es todo lo contrario y la posibilidad de salir mal parado es muy alta. Lo que hace el realizador Rodrigo Prieto es optar por lo sano y no dejar descontento a nadie: se apega bastante al original, evita una versión ‘personal’ de este clásico y se hace acompañar de un muy buen guionista como Mateo Gil (Tesis, Abre los Ojos). De esta manera se asegura de que quién haya leído la obra no pueda encontrar baches en el camino”.
“Lo inteligente de su jugada es que exprime lo mejor de su talento como narrador visual (es un famoso y elogiado director de fotografía) para entregar una película que en ese aspecto es impecable. Es más, se da el lujo incluso de otorgarle un tono gótico y tremebundo a una historia ambientada en paisajes semidesérticos y parecidos al western”.
El País, de España, indica: “Prieto y Gil conforman un interesante tándem para una versión sorprendente en su escritura, mucho más atenta a la forma original de la obra que las dos anteriores adaptaciones. Con ese material, Prieto ilustra la compleja estructura de tiempo suspendido y voces mecidas por el viento de la novela, pero, por desgracia, ese cuidado se queda en la mera traducción, sin proponer un lugar propio, lo que acaba desbaratando la posibilidad de una lectura audiovisual de más calado. Solo siendo profundamente personal el director habría podido arrojar luz sobre una obra tan universal”.
Por su lado, Infobae señala: “La cinematografía de la película, acorde a la reputación de Prieto, acentúa la decadencia de Comala. El director de fotografía captura el polvo, la desolación y la naturaleza árida del pueblo, elementos que en la obra de Rulfo representan tanto la geografía del lugar como la corrupción espiritual de sus habitantes. La paleta de colores y el juego de luces y sombras subrayan la atmósfera mística, casi etérea, y acentúan la presencia de los muertos que se ciernen sobre el protagonista y el espectador...Con esta adaptación, Prieto ha logrado hacer justicia al clásico de Juan Rulfo, entregando una versión que no solo cuenta la historia, sino que intenta transmitir la experiencia de leer Pedro Páramo, con toda su desolación, poesía y misticismo “casi” intactos”.
La Nación, de Argentina, indica: “Juan Rulfo no es de los escritores más fáciles de adaptar al cine, y menos en el caso de una obra esquiva como Pedro Páramo. No solo por la espesa simbología de la que hizo gala en su culto al fantástico -a menudo bautizado como realismo mágico y antecedente del boom latinoamericano-, aquella que suele volverse pedestre y literal al transformarse en imágenes, sino por los juegos temporales que imagina, entre la guerra de los cristeros en los años 20 y el México de los tempranos 50, que hoy requieren de extrema pericia para no tornarse anacrónicos”.
“Un clásico visualmente deslumbrante”, dice el sitio Hipertextual. “Todo en el escenario de un México rural que el director muestra como un territorio aislado, macabro y salpicado de horrores. Pero el mayor logro de la producción, es captar el aire de mitológica desgracia de Comala. El pueblo, un purgatorio en cenizas de lo que fue una docena de vivencias trágicas, llega a la pantalla pequeña como una colección de imágenes lúgubres”. Y agrega que el filme es “una de las mejores adaptaciones de Netflix de los últimos tiempos y una muestra de la evolución de sus producciones hacia contenido más sofisticado. Uno de los elementos más interesantes de esta obra rara, destinada a convertirse en un clásico reciente en su catálogo”.
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