Fue el interés por conocer a fondo la obra El Gavilán, de Violeta Parra, lo que motivó a Vicente Ruiz a hacerse con un ejemplar del estudio El Diablo en la Música. La muerte del amor en El Gavilán, de Violeta Parra, de la filósofa Lucy Oporto. Por esos días, en pleno 2022, Ruiz preparaba una presentación en el preestreno de la película Vicente Ruiz: A tiempo real, un retrato de su carrera dirigido por Matías Cardone y por eso quería hacer una interpretación en danza de la legendaria pieza que la cantautora trazó, pero nunca grabó de manera oficial para su discografía.

El Gavilán es una obra que yo he venido trabajando hace mucho tiempo, la he mostrado, la he dirigido con otro bailando. Entonces, cuando encontré el texto de Lucy Oporto, ahí realmente encontré algo que no tenía, que era una visión sobre el espíritu trágico en el fondo de la obra”, cuenta al teléfono con Culto.

La lectura del libro de Oporto motivó a Ruiz a escribirle, surgiendo un vínculo que ahora se lleva a las tablas. Por estos días, afina los últimos detalles del montaje de Yo escogería quedarme con la gente, una pieza de lecture performance que tendrá al artista bailando El Gavilán y a Oporto, en vivo, leyendo extractos de su estudio.

Vicente Ruiz

El título viene de una respuesta que dio Violeta Parra durante su entrevista con Madeleine Brumagne, para el documental Violeta Parra, bordadora chilena, de la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión, en 1964. Cuando aquella le pregunta: “Violeta, usted es poeta, es compositora y hace tapicería y pintura. Si tuviera que elegir un solo medio de expresión, ¿cuál elegiría?”, ella le responde: “Yo escogería quedarme con la gente”.

Por eso es que la obra combina a Oporto y a Ruiz. “Ella va a hablar de su propia obra y por lo tanto, va a establecer un poco la tesis de lo que nosotros vamos a bailar. Entonces, esto es lo que es la lecture performance. Hay muchos tipos de performance, este es uno de ellos. Básicamente, es dejar los elementos en manos del espectador y el espectador genera el enunciado”.

El texto de Oporto, quien estudió música durante años, se concentra en el uso del tritono en la obra de Violeta. Se trata de aquel intervalo que abarca tres tonos enteros, que ha sido estudiado como disonancia en el canon occidental e incluso se prohibió por su sonoridad particular, que evoca un sentimiento siniestro. “En la música antigua, medieval, renacentista, se llegó a prohibir esa formulación en la manera de hacer música, porque se la consideraba diabólica. Y luego tenemos a Violeta Parra, que usa el tritono de una manera muy intensa, justamente en esta obra”, explica Ruiz.

¿Qué te llamó la atención de El Gavilán?

La obra misma es inabarcable. Tiene tantas posibilidades como La consagración de la primavera, de Stravinsky. O sea, ya la he hecho de diferentes maneras y todas son nuevas, todas son por primera vez. Siempre encuentro elementos nuevos. Ahora, con este tema del tritono, que es demasiado importante, más aún me queda abierta. Yo pienso bailar toda esta pieza, mínimo todo el próximo año, 2025, porque yo también estoy celebrando este sábado mismo, 40 años de mi propio trabajo. Se arma un ciclo y se abre otro en mi vida. Y entonces, creo que este año voy a ir a descubrir muchas cosas más de la obra.

La presentación incluye la participación de las esculturas del artista Mauricio Garrido, además del acompañamiento musical de María José Levine, el artista Alan Paillán y el DJ FAT Pablo. Todos son habituales colaboradores de Ruiz. El grupo ha preparado la obra durante un mes. “Son personas con las que me es muy natural trabajar con ellos. Solo Lucy es la persona nueva con la que estoy trabajando y para mí estoy en eterno descubrimiento con ella; todo el rato es una persona que habla con mucha vehemencia. Entonces, es difícil darse cuenta que también es una persona flexible”.

La performance Yo escogería quedarme con la gente, se estrena este viernes 20 de diciembre a las 21:00 horas en CEINA. Se repite el sábado 21, a las 17:00 horas en el mismo lugar. Las entradas están a la venta vía Puntoticket.

Ya viene la fuerza

El sábado 21 será especial para Vicente Ruiz, no solo porque presentará otra función de Yo escogería quedarme con la gente, sino que coincide con los cuarenta años desde que presentó su primera performance, Hipólito, en el Trolley. Un momento clave para la escena del under chileno, en plenos días de toque de queda, pero que definió a una generación.

Hipólito fue la aparición de una generación supuestamente desaparecía. Nosotros, en el año 84, que aparece esta generación, la de los 80, veníamos de 10 años donde estábamos desaparecidos junto con toda la cultura desaparecida, con la gente desaparecida, con el país desaparecido -dice Ruiz-. Estábamos encerrados en el toque de queda, salí a la calle y me fui encontrando con esta gente y me di cuenta que estos también habían salido de sus casas. Nos juntamos en la calle e hicimos Hipólito”.

Según Ruiz, para sacar adelante Hipólito confluyeron las ganas y el esfuerzo colectivo. “Yo me fui de mi casa, estudiaba teatro, era un joven normal en ese sentido. Me di cuenta que ahí en la Universidad estaba todo este tema de la represión, de la delación, de que los profesores eran de una generación muy arcaica. Realmente la clave de mi vida, es que el arte es inevitable. O sea, yo tenía una necesidad creativa fuertísima”.

Montaje de la performance Hipólito. Foto: Jorge Aceituno. Archivo Vicente Ruiz.

Y ahí conociste a la gente que se fue sumando a esa escena…

Salí a la calle, y ahí nos fuimos encontrando. En las fiestas, en los bares, los cafés. Ahí nos encontramos con los artistas, con Jaqueline Fresard, ahí también me encontré con Jorge González, con Miguel Conejeros, con Javiera Parra, con María José Levine, con Carlos Cabezas. Entonces yo dije: Bueno, hagamos esto, porque mi tema es la tragedia griega. Paralelamente, aparecen Ramón Griffero con Pablo Lavín y el Trolley, así que ahí llegó el espacio. Nos habíamos encontrado en una cafetería, nos habíamos hecho amigos. Entonces fue una pulsión por crear”.

En este mes, también se cumplieron cuatro décadas desde la salida de La Voz de los ‘80, el histórico disco debut de Los Prisioneros, en cuya historia también se cruzó el artista, debido a su amistad con Jacqueline Fresard y Jorge González, con quienes se ve hasta el día de hoy. “Me acuerdo el impacto que me produjo escuchar La Voz de los ‘80 -recuerda-. Fue ahí en la Plaza Mulato Gil, invierno del ‘83. Era el día de Francia, y abrieron ese edificio grande. Estaba cantando Jorge, y yo estaba ahí con Jacqueline. No sé si en ese minuto se enamoró, pero ya venía siendo amiga de Jorge, después se casaron. Entonces, imagínate, Jacqueline, Jorge y yo en un mismo momento”.

Al año siguiente, la salida del disco coincidió con el estreno de Hipólito, marcando un hito generacional. “Es la aparición de una generación que estaba guardada, encerrada. O sea, ya viene la fuerza, eso es. Yo veo las fotos de Hipólito y veo que Jorge, que ya estaba de novio con Jacqueline, estaba sentado entre el público. Me acuerdo muchísimo también los días que íbamos con Jacqueline a buscar a Jorge ahí a Fusión y nos íbamos caminando al atardecer del verano, como tres niños, tres jóvenes. Yo voy a la casa Jorge y estamos los tres, tenemos este amor increíble que tiene más de 40 años. Son de las personas más cercanas de mi vida”.

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