Cómo nació Radio Isla Negra, la estación online pionera en Chile que cumplió 25 años al aire

Un mapa del mundo en blanco y negro muestra numerosos puntos rojos que resaltan desde las ubicaciones de distintos países.

Estados Unidos, Argentina, Colombia, Uruguay, España, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y Austria son solo algunos de los que figuran en la imagen.

Chile también destaca. Y, de hecho, es uno de los que reúne la mayor cantidad de íconos.

Tales puntos representan, en tiempo real, a los oyentes que están escuchando Radio Isla Negra, señal online que se ha mantenido por 25 años al aire y que es pionera en su tipo.

Se trata de una de las primeras radios en línea del país, pero su influencia ha traspasado los límites del territorio chileno.

Independientemente de la hora en la que se entre a su página web, siempre se pueden ver melómanos de todo el globo en el mapa de la radio. Incluso, sintonizando desde países en conflicto como Ucrania, Rusia o Israel.

Desde 1999 hasta la actualidad, Radio Isla Negra ha transmitido música sin comerciales ni interrupciones.

Es un proyecto sin fines de lucro que, como su nombre lo sugiere, partió en la localidad costera de Isla Negra, en la Región de Valparaíso.

Su fundador y operador, Hernán Rodríguez, dice a Culto que el objetivo siempre ha sido transmitir “las mejores canciones”, sin importar la época, el género o el estilo.

Para ello, él mismo dedica días enteros a buscar y seleccionar música nueva.

La curaduría de la radio ha sido valorada por periódicos internacionales como The Guardian.

En un artículo publicado en 2017, el periodista y escritor británico, David Hepworth, aseguró que la señal es parte de un “selecto puñado de emisoras” ininterrumpidas que escucha regularmente.

Rodríguez, quien estudió periodismo en una universidad de la capital y también hizo un máster de Screenwriting (escritura de guiones) en el American Film Institute de Los Ángeles (Estados Unidos), llegó a Isla Negra en 1999.

“Me fui para allá porque me prestaron una casita en la playa, que más bien era una bodega. Mientras limpiaba y pintaba el lugar, me di cuenta de que habían unos rayados en unas tablas, donde aparecían los nombres de Eduardo Gatti y Juan Pablo Orrego”.

“Averigüé y resulta que esa era la cabañita donde ensayaba el grupo Los Blops”, dice Rodríguez, refiriéndose a la banda chilena que surgió a mediados de la década del 60.

Para Rodríguez, dicho factor ya otorgaba “una característica media simbólica” a ese espacio.

Sin embargo, los motivos de por qué decidió fundar Radio Isla Negra fueron otros.

“La radio nació porque necesitaba moverme de un lugar a otro y, en esa época, solamente había cassettes y CDs. En lugar de llevarlos a todos lados, decidí dejar mi computador transmitiendo la música”.

De esa manera, podía conectarse y seguir escuchando sus canciones favoritas.

“Le comenté a un par de amigos que estaba la transmisión y comenzaron a unirse. Lentamente, fue llegando tanta gente que el computador empezó a colapsar, así que tuve que tener más ancho de banda y convertirlo en una pequeña radio”, recuerda Rodríguez.

Con el paso del tiempo, se fijó en que las radios tradicionales contaban con múltiples anuncios publicitarios, interrupciones y programas de conversación.

Bajo la perspectiva de Rodríguez, muchos de esos pasajes “no aportaban nada” a los oyentes. Al menos, no a los que buscaban dejarse llevar por la música.

“Me di cuenta de que había un valor enorme en tener una radio que solamente pusiera música”, subraya.

Desde su visión, uno de los aspectos más relevantes de Radio Isla Negra es que no se queda en un solo estilo. Más bien, se fija en cada una de las piezas de manera individual.

“La línea editorial ha sido exactamente igual desde el día uno. Tiene que ver con elegir canciones, las mejores de cada estilo, género o época”.

Ahí caben desde el rock y el pop hasta la música clásica, la electrónica y ambient, por solo mencionar solo un par de clasificaciones.

Al conectarte al streaming de Radio Isla Negra, puedes escuchar desde clásicos de The Beatles y Donovan hasta sonidos alternativos como los de Stereolab, además de obras de jazzistas como John Coltrane e himnos más contemporáneos como los de Arcade Fire.

Esa es solo una diminuta parte de los nombres que se pueden encontrar en la señal, que opera de forma permanente, día y noche, los siete días de la semana.

Pero quizás lo más atractivo para los oyentes de Radio Isla Negra, además de sorprenderse con temas que ya conocen, es descubrir canciones y artistas que antes no tenían en el radar.

“Ahí está la la gracia de esta radio. Te abre a conocer música nueva, pero solo la mejor. Es elegida con pinzas, por un ser humano”, comenta Rodríguez.

Y agrega: “Es justo al revés de los algoritmos que sumergen a la gente en una especie de burbuja, en donde le sugiere cosas similares a lo que ya les gusta”.

“Eso les impide exponerse a cosas nuevas que quizás podrían gustarle, pero que no han tenido la oportunidad de escuchar. Y eso pasa en todo ámbito de cosas”.

El fundador comenta que la señal “era y sigue siendo una radio sin fines de lucro, que siempre fue un gasto, porque no me generaba ingresos”.

“Hubo un momento en que no tenía dinero para seguir pagando los servidores, así que decidí apagarla. Puse un cartel que decía que ya no había plata, tiempo, etc”.

Dos semanas después, recibió un correo electrónico firmado por un alemán y un suizo.

Rodríguez cuenta que ellos habían hecho una página web prácticamente igual a la de Radio Isla Negra y llevaban años grabando la música que transmitía la señal, aunque en una calidad de audio inferior.

“Me dijeron: ‘No podemos dejar que este proyecto muera, así que creamos este sitio igual al de la radio, con la música que ponía la radio, pero nos gustaría que tú siguieras adelante. ¿Qué pasa? ¿Qué necesitas?’”.

Después de que les explicara los motivos de la suspensión de sus actividades, contribuyeron con fondos para que Radio Isla Negra pudiera continuar con sus transmisiones.

“Ahí me di cuenta de que podía haber un sistema de financiamiento, con donaciones de personas a las que le gustara la radio”.

Escuchar la transmisión de Radio Isla Negra es gratuito, pero la plataforma también cuenta con un sistema de suscripción que ofrece beneficios adicionales, tales como listas especiales de Spotify e información sobre las canciones y su historia.

Quienes quieran aportar monetariamente al proyecto, pueden contribuir con un monto que inicia en los seis dólares mensuales, es decir, alrededor de $5.800 pesos chilenos bajo el cambio actual.

Rodríguez cuenta que el hecho de que la radio funcione de esta manera “da mucha libertad, porque no se necesita publicidad”.

“No hay comerciales, no hay interrupciones. Es solamente música”.

Una de las anécdotas más llamativas que recuerda Rodríguez al pensar en estos 25 años de la radio, es cuando, en una oportunidad, un alemán le envió un correo electrónico preguntándole si podía invitarlo a Berlín —con todo incluido— para que fuese a poner música en su matrimonio.

“Yo no lo conocía ni nada”, dice el fundador de Radio Isla Negra, quien asegura que aceptó su propuesta.

“Pensaba que era una noche, pero eran tres días de matrimonio. Fue fantástico, me hice amigo de mucha gente y, paradójicamente, muchos conocían la radio. Entonces, fui como una pequeña celebridad en la fiesta”, cuenta en un tono risueño.

Relata otra instancia en la que, también mediante correo electrónico, un ruso le escribió para contarle que estaba escuchando Radio Isla Negra mientras celebraba su cumpleaños con unos amigos, alrededor de una fogata.

“Me pidió que por favor le mandara un mensaje. Lo hice (con el micrófono) y de pura felicidad mandó 100 dólares de donación, de pura buena onda”.

Bajo esta línea, Rodríguez sentencia que “esa es la gracia que da la libertad”.

“Puedo poner la música que quiera a la hora que quiera, porque no tengo que rendirle cuentas a nadie. La única cuenta que tengo que rendir es elegir buena música para los oyentes. Nada más”.

Puedes hacer click en este enlace para visitar la plataforma de Radio Isla Negra y, por supuesto, escuchar sus transmisiones.