Bernardita Bravo, escritora: “Lo heroico suele remitirnos a un exceso de valores que admite poca movilidad”

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Bernardita Bravo, escritora: “Lo heroico suele remitirnos a un exceso de valores que admite poca movilidad” Foto: Sebastián Utreras

La autora acaba de publicar su nuevo volumen de cuentos, Voraz, en que trata temáticas que han caracterizado su escritura, como la violencia, el erotismo, la maternidad, los vínculos afectivos. En charla con Culto, Bravo desmenuza el libro.


Una mujer se las arregla para adulterar los exámenes médicos de la esposa de su amante, quien padece una enfermedad terminal. Solo ella sabe la verdad, y también sabe que no quiere seguir pasando el tiempo con un hombre deprimido que ve cómo se alarga la sombra de la muerte. El relato se llama Voraz, y es el primero de los 9 cuentos que conforman el nuevo volumen de narrativa breve de la escritora Bernardita Bravo Pelizzola, además de darle el nombre al libro.

Voraz, entonces, es el nuevo libro de la escritora nacional, publicado por la casa independiente La Pollera Ediciones. Se trata de su tercera obras, tras el volumen de cuentos Estampida (Cuneta, 2019) -que obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago 2019- y la novela No reinas (Alfaguara, 2022). En estos relatos, toca los temas que han caracterizado su escritura, como la violencia, el erotismo, la maternidad, los vínculos afectivos.

“Comencé a escribir estos cuentos cuando estaba en el proceso de corrección de No reinas, mi libro anterior. Quizás por mantener el flujo de escritura y para desprenderme de una historia en la que llevaba tiempo sumergida, surgieron estas otras, como respirar en un nuevo paisaje. Puede que tenga temor a quedar sin nada que contar, entonces intento encaminar mis ideas hacia la acción”.

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¿Cómo fue el proceso de escritura?

El cuento Voraz fue el primero que escribí y ese trajo los demás. Son una cuota de observación y escucha, imaginación y experiencia. Estuve a merced de todo lo que me hacía sentido como disparador de alguna historia, en ese estado alerta que te da la creatividad en situaciones muy cotidianas, para luego acudir a la ficción. Pese a que armo y desarmo varias veces, desecho e integro párrafos a medida que pasa el tiempo, fue un proceso muy fluido que disfruté bastante.

¿Qué elementos dirías que cruza a todos los cuentos?

El deseo, que nos sitúa en lugares insospechados, claros y difusos, familiares y extraños y nos insta a implicarnos con lo otro y los otros desde la determinación, desde el desvío y las represiones, la rendición o la franca ternura.

¿Qué te interesaba explorar en el cuento Voraz? La protagonista no es una heroína en el sentido tan común.

Nuestras identidades son móviles, somos capaces de ser algo y lo contrario en una misma situación. Eso a veces nos deja perplejos pero abre una cajita de sorpresas que expande bastante las nociones sobre nuestro pensar, sentir, actuar. Lo heroico suele remitirnos a un exceso de valores que admite poca movilidad. La protagonista de Voraz es precisamente lo contrario, se mueve entre el afecto y el desafecto con facilidad. Si te fijas, a través de ella se cuenta también la historia del otro protagonista, que más o menos se mueve igual que ella. Ese personaje está inspirado en un amigo.

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En estos cuentos vemos tópicos como la sensualidad, los cuerpos, el erotismo, ¿qué es lo que empuja a escribir sobre eso?

El erotismo está ligado al ímpetu, la curiosidad, el riesgo, la entrega, el caos y también la vulnerabilidad, en todos estos conceptos hay un terreno fértil, una vitalidad que renueva la percepción de quiénes somos, eso es lo que me interesa. Y junto con esta carnalidad tan concreta, el exceso de ilusión que depositamos en ella. La tendencia a la idealización, peligrosa pero bella.

En Lola y los corderos está presente el tema de la violencia. ¿Qué te interesó explorar ahí?

Generalmente no controlamos mucho la atracción o repulsión que nos suscitan las cosas o el resto, creemos elegir nuestros gustos pero lo inconsciente transgrede nuestras creencias y mandatos, el prejuicio tiembla, la dualidad se matiza. Me parece necesario explorar lo susceptibles que somos y que de ello nacen fuerzas de unión particulares. Por un lado Lola se enamora de un asesino y, a la vez, ella también ejerce un control algo despiadado con su amigo Damián. Es decir, anhelo y dolor van aparejados, ambos quieren colmar o apartar algo para obtener otra cosa.

¿Qué te gusta del formato cuento?

Su síntesis, contar una historia que puede parecer aparentemente incompleta, pero que tiene una estructura dentro del texto y fuera de él, hay un relato antes de su comienzo y después de su final, y omisiones entremedio. Todo ese mecanismo me parece fascinante. No creo que sea en todo caso exclusivo del cuento, pero sí bastante característico de él.

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Bernardita Bravo (c) vilchescaillaux.

¿Qué semejanzas y diferencias ves entre escribir cuentos y novelas?

Tengo poco trayecto para tenerlo tan claro. Pero creo que la escritura genuina nace de satisfacer el propio deseo de escritura, de escribir lo que se quiere, ya sea por placer o necesidad, resistiendo lo que conviene o lo que se impone. En esa línea, las formas y los géneros se acogen dependiendo de la trama. Al menos en mi caso, tengo algo escrito y desde ahí intuyo qué será. Quizás la novela requiere una estructura con reglas más visibles, los códigos y movimientos de los personajes están más claros, tenemos más información. Pero si pensamos en novelas más experimentales, esto no siempre es así.

¿Qué piensas de la Inteligencia Artificial y su uso en Literatura?

Supongo que hay cierto tipo de literatura que se puede escribir con IA, o generación de textos en general que resisten bien a ese uso. Pero hay otro tipo de literatura que en su dimensión simbólica y poética probablemente sea difícil de replicar. Espero que así sea y que la imaginación no derive en una fábrica de salchichas con el mismo sabor.

¿Le temes a la Inteligencia Artificial?

Pareciera que hay que integrar y no tender al horror, saber utilizarla sin caer en la pereza, las únicas verdades, e intentar mantener los espacios de reflexión y los vínculos, la habilidad de ir hacia un otro, e imaginar realidades que no sean las nuestras, esto se topa con la empatía. Te confieso en todo caso que tengo un alma arcaica y que además soy ignorante en este tema. Quizás por eso no le temo, o quizás por lo mismo debería temerle.

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