Reseña de libros: de Yasunari Kawabata a Antonio de la Fuente

Kawabata wsp
El escritor japonés Yasunari Kawabata.

Tamayura, un libro de cuentos inéditos en español del escritor y premio Nobel japonés; Camino de Santiago, una colección de notas, apuntes y reflexiones del escritor y ex director de La Bicicleta, y una nueva versión ilustrada del clásico Hansel y Gretel, en las lecturas de la semana.


Tamayura

Tamayura, de Yasunari Kawabata (Seix Barral)

Los magatama son pequeñas piedras de jade pulido, con un orificio para llevarlas como adorno o talismán. Cuando se cruzan algunas de ellas por una cuerda y se rozan entre sí, emiten un delicado sonido al que se llama “tamayura”. “El sonido del ‘tamayura’ parecía realmente el gorjeo de un pájaro. Pero nada estridente -por algo hoy en día la palabra significa ‘sutil’-, sino más bien como una ensoñación sosegada. Había oído a algún pájaro cantar de esa manera; no recuerdo cuál era, pero me hizo pensar que estaba en su mayor momento de calma y felicidad. Era, por otra parte, el canto de un pájaro inequívocamente japonés”, escribe Yasunari Kawabata (1899-1972) en el relato que da título a este volumen. Recién editado en español, el libro reúne 10 cuentos nunca antes traducidos. Escritos entre 1951 y 1956, cuando el trauma y la ruina provocados por la guerra estaban muy presentes, fueron publicados en revistas y recogidos en una antología en 1958. La muerte, el dolor y la pérdida, temas tan propios de Kawabata, aparecen aquí asociadas a la sombra de la guerra, como ocurre con el cuento que abre la colección: La luna en el agua narra la historia de Kyoko y su marido, postrado en la cama del segundo piso, quien disfruta verla trabajar en el jardín a través de un espejo de mano. Gracias a ese espejo, ella y su esposo comparten un espacio ideal e irreal, donde ella se vuelve bella a su mirada y él vive a través de ella. Del mismo modo, el espejo les devuelve la conciencia del paso del tiempo, el deterioro y la muerte. Escritos con la profundidad y delicadeza estética que distingue la obra de Kawabata, los cuentos de este volumen están atravesados de momentos delicados, tristes y luminosos.

Camino de Santiago

Camino de Santiago, de Antonio de la Fuente (Laurel)

Cuenta Antonio de la Fuente que en una vida anterior le dio clases de español a un ingeniero belga. Este se dirigía a una ciudad boliviana a emprender un proyecto de reparación de alcantarillado, por encargo de la alcaldesa. Dice que le advirtió que tuviera cuidado con la confusión entre las palabras alcantarilla y alcaldesa. Cuando el ingeniero se presentó ante el Concejo Municipal boliviano, partió diciendo: “Muchas gracias señora alcantarilla, por confiarnos la reparación de la alcaldesa”. Escritor, periodista, viajero, ex director de la revista La Bicicleta, De la Fuente recuerda otra distinción: alguna vez Nicanor Parra, hablando de Octavio Paz, le dijo que “no es lo mismo ser un surrealista diplomático que un diplomático surrealista”. Radicado en Bélgica, De la Fuente escribe breves textos, reales o ficcionados, que rebosan ingenio y buen humor. En ellos suelen aparecer poetas, músicos y escritores, desde Parra a Rodrigo Lira y Roberto Merino, que fueron sus amigos. A Merino de hecho le gustaba encontrarse con De la Fuente en la calle, porque su conversación podía tomar direcciones insospechadas y divertidas. Eso es lo que de algún modo experimenta el lector de este libro: un viaje culto y entretenido que transita por territorios, personajes y detalles a menudo sorpresivos y entrañables.

Hansel y Gretel

Hansel y Gretel, de los Hermanos Grimm (Zig-Zag)

Eran días de mucha pobreza y en casa del leñador prácticamente no había para comer. Una noche su mujer le dijo que había que hacer algo; había que llevar a los niños al corazón del bosque y abandonarlos allí. El padre se sintió desconsolado, pero no se opuso a los deseos de su esposa. El pequeño Hansel escuchó la conversación desde su cama, de modo que salió por la puerta trasera y recogió un puñado de piedras que brillaban en la oscuridad. Al otro día, cuando el padre los llevó a él y su hermana Gretel al bosque, Hansel dejó un camino de piedritas . El leñador los dejó durmiendo en el bosque, y cuando ellos despertaron, pudieron volver a casa siguiendo la estela de piedras. Pero no estaban a salvo. El padre volvió a dejarlos en el bosque y esta vez Hansel solo pudo soltar migas de pan, que fueron comida para los pájaros. En busca del camino de regreso, los niños encuentran una casa de galletas cubierta de azúcar donde vive una bruja vieja y casi ciega. El clásico cuento de los hermanos Grimm es adaptado por la escritora Camila Valenzuela e ilustrado por la artista Virginia Herrera. Las ilustraciones fueron parte de una exitosa muestra y ahora son las protagonistas de este bello volumen, publicado en un formato de grandes dimensiones y una cuidada edición.

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