Antonia Bañados, artista: “Me encantaron las posibilidades poéticas del cómic”
De las artes visuales a la ilustración. Tras su elogioso debut en el género, la artista publicó en Francia su segunda novela gráfica, Anatomía de un corazón. Con sensibilidad y delicadeza, en ella narra la historia de una joven que estudia Medicina en los años 50, en un entorno sembrado de prejuicios, y la historia de un amor largo y silencioso. La novela llega ahora al español con el sello Lumen.
Cuando se encontraba en Francia, trabajando en su nuevo libro, la artista Antonia Bañados decidió escribirle a su abuela. Había conversado largamente con ella sobre su vida, sus años de formación en la Escuela de Medicina, a fines de los 50, donde fue la mejor alumna y una de las dos únicas mujeres de su promoción. También, sobre el amor platónico que tuvo con un ayudante de la carrera, amor que duró años, incluso después de formar familia y que en su vejez aún recordaba con emoción. Cuando estaba por terminar el libro, la nieta le confesó que este giraría en torno a ella.
Cariñosamente, Antonia Bañados le escribió que sentía que ambas estaban viviendo un proceso parecido: la abuela se estaba cambiando de casa a una residencia, desarmando su vida después de la muerte del abuelo, y la nieta se encontraba en Francia y empezaba una nueva vida después de separarse.
-Ella me escribió un correo que me conmovió mucho. Me dijo que no importaba lo que pensaran los demás, que ser feliz es lo más importante. Que si dudaba de haberme separado, no importa, que siguiera adelante. Yo creo que eso a ella le pesaba mucho. Creo que nunca tomó una decisión sobre esas cosas, porque no quería arrepentirse. Me dijo haz lo que sientas que tienes que hacer, y si es un error, bueno, es parte de la vida. Me dijo que por ser artista yo tenía la capacidad de exprimir belleza de la vida -cuenta.
Basada en la historia de su abuela, Antonia Bañados dibujó y escribió Anatomía de un corazón, su segunda novela gráfica. Una novela que es al mismo tiempo la historia de una joven que se convierte en cirujano en un ambiente dominado por hombres, a mediados del siglo pasado; los prejuicios y dificultades que enfrentó, así como la historia de un amor vivido en silencio que atravesó su vida. Una historia intimista y sugerente, narrada con sensibilidad y delicadeza, donde el dibujo y los colores crean ambientes de melancólica belleza.
Publicado en 2024 en Francia, el libro tuvo una cálida recepción. “Un relato de gran sensibilidad”, comentó el diario Le Monde. “Un libro hemoso, impregnado de una melancolía contagiosa”, anotó a su vez L’Avenir. Anatomía de un corazón fue nominado al Prix Artemisia, que distingue la creación femenina en el cómic. A finales del año pasado fue traducida al español y publicada por el sello Lumen.
-Mi abuela estaba sorprendida y emocionada, cómo las cosas que ella me había contado en un ambiente tan íntimo ahora se habían transformado en un libro que estaba en librerías de España y Francia -dice.
Artista formada en la UC, Antonia Bañados debutó en la novela gráfica en 2021 con Al otro lado del vidrio, donde narra la relación entre una joven artista chilena que se trasladó de Santiago a Escocia para continuar sus estudios de arte, y Charlie, un axolotl. Con una cuidada composición visual y un dibujo rico en detalles, crea un relato de sutil belleza que reflexiona sobre la soledad, el sentido del arte y el uso de los animales. Editada con prólogo de Sebastián Lelio, la obra le abrió puertas: la llevó a ferias de cómic, la puso en contacto con otras autoras, la ayudó a obtener una beca de residencia en Francia y de algún modo la conectó también con el cine.
En 2022, la dupla de creadores Cristóbal León y Joaquín Cociña, realizadores de La Casa Lobo, fueron contactados por el director Ari Aste para desarrollar un fragmento animado para la película Beau tiene miedo, protagonizada por Joaquin Phoenix. También les encargó la realización del arte de algunas escenas, pero ellos no lograban dar con el gusto del director. Entonces llamaron a Antonia Bañados. “Me acuerdo que yo mandaba mis acuarelas y al otro día se convertían en una construcción gigante en Canadá. No sé cómo lo hacían, era muy rápido”, cuenta. Finalmente se integró al equipo de ilustradores del filme.
Hoy, Antonia Bañados es destacada como una de los nuevos talentos de la ilustración y la novela gráfica. Pero su camino comenzó en otro medio y estuvo más vinculado al arte conceptual.
Historia de una cabeza
Tras estudiar un máster en Edimburgo, Antonia Bañados volvió a Santiago y retomó su trabajo artístico. Por entonces trabajaba en acuarelas y esculturas en cerámica que remitían al mundo natural y mineral, donde arte y ciencia dialogaban. Participó en exposiciones en Galería AFA y la sala NAC, pero no estaba a gusto: ella sentía que la energía que dedicaba a sus obras no lograba la recepción esperada.
-Había vuelto de Escocia y había perdido un poco la conexión con el circuito del arte acá. Estaba un poco frustrada por cómo se daba la dinámica del arte contemporáneo, porque sentía que yo me desvivía por hacer estas exposiciones y me retribuían muy poco en distintos planos: me retribuían poco financieramente y, sobre todo, me retribuían poco en el impacto que yo quería generar con mi obra. Sentía que hacía un trabajo que luego recibía una respuesta ah, interesante, pero no sentía una vinculación genuina. Y eso quizás estaba asociado con que el arte contemporáneo es muy de nicho en Chile, está solo en los barrios altos de la ciudad, nunca entra un transeúnte normal por curiosidad a experimentarlo de una manera genuina.
Entonces una pregunta comenzó a rondarla con insistencia: “¿Por qué entregaba mi vida a hacer algo que no le importaba a nadie?”.
Motivada por su expareja, Antonia Bañados comenzó a dibujar. Subió una breve historia en viñetas a redes sociales y la respuesta fue muy entusiasta, dice. Decidió trabajar entonces en una historia inspirada en su experiencia escocesa y en el axolotl que dejó allá. No fue fácil, dice: aún pesaban en ellas ciertas ideas que recibió en la escuela de arte, donde se privilegiaba lo conceptual por sobre lo narrativo y el contenido biográfico era escasamente valorado.
-Me costó mucho armar la historia, porque yo venía aún como formateada de las artes visuales, donde igual hay un relato, pero más vinculado al concepto. De hecho, en mi escuela se rechazaba mucho lo narrativo; lo narrativo y lo ilustrativo eran sinónimo de malo. Entonces tuve que aprender a hacerlo de manera autodidacta y dejar ese prejuicio de lado, porque es un prejuicio, y hacerlo bien y que se entendiera. O sea, yo realmente quería comunicar.
Al otro lado del vidrio encontró lectores, buenas críticas y se publicó también en China. Fue una experiencia gratificante que le permitió descubrir las posibilidades expresivas del género.
-Me encantaron las posibilidades poéticas del cómic, cómo se puede vincular la imagen con el texto para que en la imagen aparezca algo que no está en el texto. Los silencios del texto. Y eso lo encontré muy fascinante. Y hace una conexión tan íntima entre el lector y el autor, que es una vinculación que no se logra con una obra en una exposición.
La recepción la animó a trabajar en su nuevo proyecto. Inicialmente, dice, quería hacer un conjunto de cuentos con las historias que escuchó en casa de sus abuelos, de sus tiempos como estudiantes de Medicina en los años 50. Por ejemplo, la historia de que iban a cazar gatos para examinar el corazón.
-A veces eran historias terribles, pero las contaban en tono de comedia. Pensé que era un material interesante para investigar y cómo nos vinculamos con el cuerpo. Pensé en la época, en unos adolescentes que nunca habían visto a otro cuerpo desnudo, por ejemplo, y de repente se encuentran con un cadáver en clase.
De ese modo comenzó a entrevistar a su abuela, a recoger su historia desde que entró a la universidad. Desde ese primer día en el auditorio de la Escuela de Medicina, donde el decano les dijo que “el conocimiento es un arma que deberán usar con cautela”, y dirigiéndose a ella y a una compañera agregó: “A las señoritas acá presentes, espero que estén a la altura de las circunstancias”.
-Ella me reveló gran parte de su intimidad y me cambió la percepción. Yo tenía la imagen de ella como una médico reputada, matriarca, muy exigente y dura. Y por primera vez empecé a verla como una joven frágil, con dudas, y entusiasta -cuenta.
Aurora, la protagonista de la novela, se enfrenta a los prejuicios y se abre paso gracias a su determinación e inteligencia. Conoce a Simón, el ayudante de anatomía, con quien aprende a diseccionar cuerpos. Los cadáveres que abren van perdiendo sus partes en la medida en que los estudian: los miembros ya usados son desechados a la basura.
La novela recoge también otras historias, algunas de ellas macabras, como la de un estudiante que quería un cráneo perfecto y compró una cabeza en el cementerio, de noche. La llevó a su casa y la puso a cocer en una olla para limpiarla, y se quedó dormido. En la mañana, la empleada abrió la olla y se horrorizó.
También hay otras historias sensibles, como la primera vez que Aurora enfrenta la muerte de un paciente, una vez que ya es médico. Pero en el corazón del relato está la relación de Aurora y Simón, que crece día a día, en las clases, en conversaciones y miradas. Pero nunca se concreta: él ya está comprometido.
-Ella me contaba cosas muy fuertes emocionalmente de su formación. Por ejemplo, en un momento le tocó una epidemia y al hospital llegaban muchos niños, pero no se podía salvar a todos, algunos se morían. Al principio le dolía mucho, y después tuvo que acostumbrarse. Si no, no puedes ser médico. Y me lo dijo de una manera brutalmente fría. Pero cuando me contó esta historia de amor frustrado, me lo dijo con un nivel de emoción que yo nunca había visto. Y yo dije, wow, esto pasó hace décadas y décadas, y le sigue afectando. Y se convirtió en el hilo central.
La novela avanza y la historia de Chile se cruza con la vida de Aurora: uno de sus compañeros, aquel de la cabeza, se convierte más tarde en colaborador de la Dina.
-La dictadura es algo que es muy difícil de evitar si uno hace una historia ambientada antes y se extiende hasta nuestra época. Y estaba el final de la historia de la cabeza, que no se puede contar sin pasar por la dictadura. Eso me servía para hablar del rol que tienen los médicos en la sociedad: cuando un médico actúa como torturador es la violencia más grande que existe, porque hay un contrato social de confianza que lo pone en una posición de poder distinta a otra gente. Una situación de esa naturaleza ya de por sí es horrible, pero más si está en manos de un médico, que hace este juramento de proteger la vida. Y eso se vincula con el principio, cuando la protagonista entra a la Facultad de Medicina, y el decano da este discurso que dice el conocimiento es un arma que hay que usar con cautela.
Las desigualdades que enfrentó su abuela, si bien se han atenuado, aún persisten en el mundo del arte, dice Antonia Bañados. “Casi el 90 por ciento de quienes estudian arte son mujeres, pero luego las exposiciones y las bienales son dominadas por hombres. O sea, ese 10 por ciento de los hombres tiene más posibilidades que el 90 por ciento de las mujeres”.
Radicada en Angouleme, Antonia Bañados ha comenzado a ilustrar para editoriales francesas y ya empieza a delinear su nuevo proyecto. En Francia ha encontrado una gran escena para el cómic, donde se publican miles de títulos y en los más diversos estilos. “En Francia todos leen cómics, desde los niños a los abuelos, y hay mucho espacio para todo tipo de cómics: cómic ensayo, cómic reportaje, cómic artístico”, dice.
En esa escena no es fácil destacar, pero Antonia Bañados ha comenzado a lograrlo. “Me siento sorprendida y afortunada”, dice.
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