Esta es la película de la temporada y puede que termine sin ningún premio al final de la carrera. Han sido tantos los disparos que se han generado alrededor de su campaña de promoción que el propio periplo de la cinta de Jacques Audiard (cuyo apellido se pronuncia, curiosamente, Odiar) es una especie de filme aparte plagado de muertos en el camino. Qué el castellano impresentable de la actriz Selena Gómez. Qué la apropiación cultural y la reducción a arquetipo de México. Qué los tuits xenófobos y racistas de su protagonista, Karla Sofía Gascón. Qué las declaraciones de su director donde menosprecia el idioma español.

En fin, si hubiera que llenar todos los casilleros de un formulario para no ganar ningún premio (y menos un Oscar), se puede decir que la fórmula de la incorrección y la torpeza la manejan a la perfección los responsables de Emilia Pérez.

Zoe Saldaña como la abogada Rota Mora Castro en la película Emilia Pérez.

El ruido alrededor de todo esto no deja de ser algo injusto, sobre todo porque se trata de un filme bastante innovador, fresco y capaz de entregar nuevos aires a la industria. Es un caso similar al de Parásitos (2019), la película de Bong Joon-ho que se transformó en el primer filme en habla no inglesa en ganar el Oscar a Mejor película. Así como el trabajo del surcoreano era una corrosiva y novedosa comedia sobre la estratificada sociedad de su país, la obra de Audiard es una original disección del narco y las segundas oportunidades en la vida.

Lo hace, eso sí, a su manera, sin dramatizar el drama, sino que yendo en sentido contrario, es decir dándole el traje de una comedia musical a la existencia ruda en el mundo subdesarrollado del hampa. En la trama, el jefe narco Manitas del Monte (Karla Sofía Gascón) decide que ya es hora de tener la vida que se merece y eso signifca ser una mujer, el género que le corresponde y que habita un cuerpo de hombre que nunca le pareció cómodo.

Selena Gómez es Jessi en el filme Emilia Pérez.

Pero, claro, la vida del mafioso es dura y probablemente nadie lo habría tomado en serio si se hubiera hecho la operación de cambio de sexo antes. Para matar hay que ser hombre y para entregar amor hay que ser mujer parece ser su lema. En ese camino de autoperfeccionamiento, Manitas consigue la asesoría de la abogada Rita Mora Castro (Zoe Saldaña), una profesional que tiene la inteligencia para desconfiar de medio México y la debilidad por el dinero para hacer lo que sea por su nuevo empleador. Una vez que éste le encargue encontrar al mejor médico fuera de los circuitos tradicionales ya no habrá vuelta atrás en su asociación laboral con Manitas, que luego pasará a llamarse ya sospechamos cómo.

Se puede decir que la primera parte de la película es la que funciona mejor, la que muestra el conflicto del narcotraficante con su propia identidad y los roces de la abogada con el poder establecido. Ahí las canciones parecieran tener más filo también y uno participa de esta fiesta multicolor y sensiblera sobre la vida difícil en Ciudad de México.

Emilia Pérez (Karla Sofía Gascón) y Epifanía (Adriana Paz) en la cinta Emilia Pérez.

Luego está ya la fachada de las buenas causas del personaje central y es legítimo sospechar si Audiard se pasó de rosca o nos está tomando demasiado el pelo. Lo que siempre sale a relucir en cualquier caso es el dominio del estilo, su hábil retrato de los bajos fondos y su cariño por los personajes que vinieron a este mundo por el lado pedregoso de la carretera. Ya lo demostró en sus soberbias Un Profeta (2009) y Dheepan (2015) y ahora sólo se dio el gusto de jugar al musical con metales pesados.