Karl Marx, dos siglos del padre de la revolución
Tiene 25 años y está en la oficina del diario la Nueva Gaceta Renana ubicado en Colonia, Alemania. En el periódico Karl Marx es un destacado columnista. El ambiente es tenso. Es 1843 y quienes lo rodean le critican el atrevimiento de sus textos, en los que llama a derrocar el despotismo prusiano. Están en un tercer piso. En el primero se encuentra la policía.
"Estoy harto de todos ustedes hegelianos, pensadores libres, payasos... ¡Quiero poder luchar golpeando!", dice el veinteañero filósofo y doctor en Derecho protagonista de la película El joven Karl Marx, de Raoul Peck. Interpretado por el actor alemán August Diehl, el diálogo, exagerado o no, representa al apasionado pensador nacido el 5 de mayo de 1818 en la ciudad de Tréveris.
Recién estrenado en España, el filme muestra los inicios de cómo Marx forjó el materialismo histórico, pero sobre todo su relación de amistad y labor intelectual con Friedrich Engels (Stefan Konarske). "Eres el mejor pensador materialista de nuestra época. Eres un genio", le dice en la cinta Engels a Marx, quien se convertirá en el padre de la revolución.
A poco de cumplirse 200 años desde su nacimiento, una estatua de bronce de cuatro metros de altura llegó a su ciudad natal, Tréveris, enviada por el gobierno chino, y obra del artista Wu Weishan. Ha sido un obsequio polémico en la localidad donde a partir de mayo se realizarán tres grandes exposiciones y 600 actividades entorno a la figura de su hijo ilustre. Además se reimprimirán bestsellers como Why Marx Was Right (2011), del crítico británico Terry Eagleton.
"La religión fue para Marx el opio del pueblo, lo que no evitó que sus seguidores lo adoraran como un santo", señaló el periodista Zoran Arbutina de Deutsche Welle. "Después de su muerte, crearon una secta alternativa y dogmática que llamaron marxismo y en su nombre se han cometido algunos de los peores crímenes en la historia de la humanidad", agregó.
Adorado y denostado, lo cierto es que Karl Marx, el tercero de nueve hermanos de origen judío, cuyos abuelos fueron rabinos, vio en el enfrentamiento entre los dueños de la propiedad y los trabajadores el gran conflicto social: "La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases", escribió.
Después de estudiar filosofía y derecho en la Universidad de Bonn y en Berlín, publicó sus ensayos en diarios de izquierda como Gaceta Renana. Pero tras ser perseguido, a fines de 1843, viajó a París, Francia, donde conoció al autor ruso anarcocomunista Mijaíl Bakunin. Sin embargo, fue en esa ciudad, en agosto de 1844, en el Café de la Régence, donde nació la amistad con su futuro colaborador, Friedrich Engels. Ambos coincidieron en el trabajo sobre teorías económicas y sociales.
"Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo", dice el comienzo del Manifiesto Comunista, que ambos firmaron hace 170 años. Publicado en 1848 en Londres, allí están las bases del marxismo y la concepción materialista de la historia.
Entre las novedades editoriales con motivo del bicentenario, Penguin Clásicos editó la antología Llamando a las puertas de la revolución, que muestra la evolución del pensamiento revolucionario. Son más de 700 páginas que incluyen escritos iniciales y el Manifiesto Comunista íntegro.
"¿Qué escribirían Karl Marx y Friedrich Engels hoy?", se preguntan Rupert Younger y Frank Partnoy, quienes hicieron una versión "renovada" del libro, adecuada a la era global, en The Activist Manifesto. Este reemplaza la idea del fantasma del comunismo por el del activismo y si bien defiende la economía de mercado, advierte que el problema central que observó Marx sigue vigente: la desigualdad social.
Para muchos, sin embargo, la obra mayor de Marx vino después. "La publicación de El capital en 1867, primero en alemán y luego traducida al ruso, al francés, al italiano y al inglés, lo convirtió en el teórico socialista más prominente de su época y dio origen a grupos de acólitos suyos en toda Europa y Norteamérica", escribe el historiador británico Gareth Stedman Jones en la biografía Karl Marx, Ilusión y grandeza, que recién publicó editorial Taurus.
El pensamiento de Marx se hizo carne comenzando el siglo XX con la Revolución Rusa (1917), y luego se propagó a China y Cuba.
La Biblia roja
De prominente barba blanca, su retrato de anciano convertido en una imagen pop, autor de frases como "¡Trabajadores del mundo, uníos!", Karl Marx vivió en Francia, Bélgica y sus últimas tres décadas de vida en Londres, donde murió en 1883, a los 64 años.
En la capital británica fundó la nueva sede de la Liga de los comunistas. También participó en la Sociedad Londinense de Instrucción de los Obreros Alemanes. A pesar de aquello el comienzo fue complejo. Vivió años de pobreza junto a su esposa Jenny von Westphalen y sus hijos. Su principal fuente de ingresos era gracias a su amigo Engels, que procedía de una familia adinerada. Luego trabajó como corresponsal para el New York Tribune.
En Londres acudía habitualmente a estudiar al Museo Británico, analizando obras de economistas políticos y movimientos sociales. Para 1857 ya había acumulado más de 800 páginas de notas y ensayos sobre el capital, el trabajo asalariado, el Estado, la propiedad de la tierra, el comercio exterior y el mercado mundial. Una década más tarde aparecería El capital (1867).
Su impacto fue tal que en las primeras décadas del siglo XX "en los países comunistas se erigieron en su honor grandes monumentos en las plazas públicas, mientras las ediciones populares de su obra superaban en tiraje a las de la Biblia", señala Stedman Jones en su biografía.
Subtitulado como Crítica de la economía política, Marx solo vio publicado el primer tomo de El capital. Los dos volúmenes restantes, publicados entre 1885 y 1894, fueron editados por Engels, a partir de los manuscritos de Marx.
"¿Quién era Marx? ¿Cómo vamos a entender su legado? ¿Cómo se desarrolló el marxismo en el siglo XX y qué significa hoy?", son algunas preguntas que intenta resolver Gregory Claeys, uno de los principales historiadores del socialismo en Gran Bretaña, en su libro Marx and Marxism, que aparece ahora con motivo del aniversario. "La prosa de Marx puede parecer algo obtusa para los lectores modernos", dijo Claeys al diario The Guardian. "Pero la premisa central de Marx conserva una solidez y audacia sin precedentes a ningún otro pensador en el período moderno", agregó.
Así lo registra también, desde la vereda de la ficción, el escritor Jason Barker en Marx returns, novela que revive los días del pensador en Londres, cuando trabajaba en su obra cumbre.
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