Eduardo Barril: "Puedo darme el lujo de decir que no a un personaje"

<P>El actor, que encarna a un pedófilo en <I>El laberinto de Alicia, </I>dice que pensó mucho antes de aceptar. </P>




Desde 2008 que no estaba en teleseries -su último rol fue en Don amor de Canal 13-, pero por estos días se le ve en pantalla en un rol de villano, en la teleserie nocturna El laberinto de Alicia de TVN. Pero el mismo Eduardo Barril explica que su ausencia no se debió a la falta de ofertas ni a que no lo llamaran, sino a que ahora "escojo muy bien lo que hago. Mi tiempo de hormiguita ya pasó, ahora estoy eligiendo todo lo que hago, lo pienso, digo que no a muchas cosas. Puedo darme el lujo de decir que no". Un privilegio del que no muchos actores pueden gozar, pero que él, a sus 69 años, tiene la posibilidad de concretar. "Tengo un buen respaldo, podría no trabajar si quisiera", explica aludiendo a la solidez económica que obtuvo gracias a sus más de 20 años de trabajo en TVN y a una herencia que recibió en 2004, cuando un día le informaron que era el beneficiario de una tía a la que ni siquiera conocía. "Soy muy cuidadoso", dice, y agrega riendo: "Se ha formado un mito en torno a mi herencia".

Una de las cosas que lo convenció de volver esta vez fue leer los detalles de Harold Harper, su rol en El laberinto de Alicia. "Lo pensé harto, pero al final acepté porque siento que es una responsabilidad participar en esta teleserie, por la importancia que tiene el tema actualmente", afirma. El tiempo de análisis no estaba de más debido a que el personaje es un pedófilo. "Lo pensé por los costos que podría traerme, pero hasta ahora no los he sentido. La gente con que me he encontrado en la calle siempre es muy cariñosa conmigo. Y entiende que es un personaje, han cambiado los tiempos. La gente ve que el actor es un ente social que está participando en el devenir de lo que está pasando".

A piedrazos

La precaución era doblemente justificada porque en 1983 tuvo una mala experiencia. En esa época no podía salir a la calle porque interpretó a un violador en la teleserie La noche del cobarde. "Una vez me persiguieron a piedrazos", recuerda. Así, lo que terminó de persuadirlo de aceptar la propuesta del canal público, asegura, fue la forma en que se aborda el abuso infantil. "Aunque al principio había tenido muchos recelos respecto del tema, después me convencí. Lo leí y encontré que era una propuesta seria, responsable, del canal". y respecto del trabajo que se ha hecho con los niños en las grabaciones más delicadas detalla que "muchas cosas son vistas desde los ojos de los niños, con cámaras subjetivas, entonces ellos a veces no están presentes en las escenas. Creo que no tienen idea de lo que está pasando".

Barril también opina sobre el estado actual de las teleseries vespertinas, nicho en el que participó durante casi toda su carrera televisiva: "Ahora es todo velocidad. Hemos perdido un público que teníamos cautivo, le hemos dado la espalda a la familia. No le echemos la culpa al Transantiago, ni a los cambios de horarios. Le dimos la espalda al grupo familiar y se piensa en los jóvenes, que por su esencia cambian día a día, por eso Yingo gana", afirma, rematando que "nosotros teníamos otra comunicación con la gente, por eso nos dan la espalda con todo derecho".

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