Cayetana Álvarez de Toledo, diputada española: “Uno de los problemas contemporáneos es que estamos pasando de izquierdas reaccionarias a derechas antipolíticas”

Cayetana Álvarez de Toledo durante una conferencia de prensa en Madrid, el 17 de agosto de 2020. Foto: AFP

En entrevista con La Tercera, la política española afirma que frente a este fenómeno hay que “prestigiar la política, no caer en la antipolítica, construir alternativas que la gente quiera ir a votar”.


Esta es la segunda vez que Cayetana Álvarez de Toledo visita Chile en lo que va de 2022. En mayo, la diputada del Partido Popular (PP) de España aterrizó en Santiago para realizar una serie de eventos públicos. Y este lunes fue una de las protagonistas del seminario económico anual del Grupo Security, titulado “Reimpulsando Chile”, que se realizó en el Metropolitan Santiago Convention & Event Center.

En conversación con La Tercera, la política española analizó el complejo escenario político de Europa, marcado por la guerra en Ucrania, las consiguientes alzas en los precios de la energía y la irrupción de partidos populistas de extrema derecha, como puso de relieve el reciente triunfo electoral de Hermanos de Italia, liderado por Georgia Meloni. “Tenemos que prestigiar la política, no caer en la antipolítica, construir alternativas que la gente quiera ir a votar”, enfatiza.

Considerando que Italia ha sido definido como el laboratorio político de Europa, ¿se ve con preocupación la llegada al gobierno del partido Hermanos de Italia de Giorgia Meloni?

Bueno, dependerá del tipo de gobierno que hacen. Ha sido un vuelco muy profundo, porque Italia ha pasado de (Mario) Draghi, que era el gran hombre adulto y serio de la política europea, a Giorgia Meloni, cuyas características son conocidas. Pero, claro, el problema del señor Draghi es que no había sido votado y los italianos decían, con razón, nosotros queremos votar a nuestros gobernantes y nadie les puede negar ese derecho. A partir de ahí yo he dicho que a mí no me alegra para nada la victoria de la señora Meloni. En cambio, sí me alegra mucho la derrota de la izquierda en Italia y ahí nos encontramos en un difícil punto, por eso es tan importante construir alternativas que sí sean racionales, vinculadas a las ideas de libertad, igualdad, seguridad jurídica, de Estado de derecho, de Unión Europea, seguir vinculados a esas ideas liberales y no caer en la antipolítica. Uno de los problemas contemporáneos es que estamos pasando de izquierdas reaccionarias a derechas antipolíticas, movimientos pendulares. Pasó en todos lados, pasó en las elecciones en Colombia, que se dirimieron al final entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, pasó de alguna en Estados Unidos entre Biden y Trump, y nadie dice que Trump no vaya a volver. Pasó en Perú, entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo. Ha pasado en Brasil, entre Lula y Bolsonaro. Ese tipo de elección es tremendamente difícil para la gente que defiende ideas de centroderecha, ilustradas, modernas y liberales. Coloca a los ciudadanos en la horrible tesitura de ir a votar con la nariz tapada por una de las dos opciones y eso es lo que tenemos que evitar. Tenemos que prestigiar la política, no caer en la antipolítica, construir alternativas que la gente quiera ir a votar.

Cayetana Álvarez de Toledo, durante una conferencia de prensa en Madrid, el 17 de agosto de 2020. Foto: AFP

Pero el triunfo de Meloni no es el único reciente en Europa de un partido considerado de extrema derecha. Está el caso de Demócratas de Suecia, a comienzos de septiembre, que ahora es la segunda fuerza política de ese país. ¿Por qué el elector europeo está escogiendo ese tipo de opciones?

Es interesante lo que dices, porque América Latina va cayendo en gobiernos de extrema izquierda y en Europa van saliendo gobiernos nacionalistas. ¿Qué es lo que pasa? Europa es una construcción milagrosa, que requiere de una muy buena voluntad política y de un clima de gran altura por parte de las elites políticas para que esa unión funcione y se mantenga, porque siempre está al acecho esa fuerza reaccionaria que es el nacionalismo o el populismo, que a veces son de izquierda o de derecha. Y Europa está en un momento de encrucijadas, tiene que decidir qué va a pasar con su modelo de defensa, con su modelo energético, tiene una presión brutal como consecuencia, primero, de la pandemia, y luego, de la guerra en Ucrania, y entonces hay fuerzas que empiezan a moverse por debajo y comienzan a decir, pues, reclamemos nuestra soberanía frente a los defectos de Europa. Entonces, eso ha de mirarse, ha de analizarse con ojos muy limpios y abiertos, y Europa, las instituciones europeas, los líderes europeos tienen que empezar a hacer algo que no han hecho durante mucho tiempo, que es empezar a hablar con verdad y sinceridad a los ciudadanos sobre los problemas. Por ejemplo, el tema de la energía. Durante muchos años hemos vivido en la ficción de que podíamos vivir con molinillos de viento y que la agenda verde de Greta Thunberg y todo el costo de la transición energética iba a ser a mínimo y no era verdad. Si queremos que Europa no caiga en manos de nacionalismos y populismos las instituciones europeas y lo líderes políticos de los países europeos tienen que empezar a decir la verdad a sus ciudadanos, sobre los sacrificios que cuestan esas transiciones, las reformas profundas que vamos a tener que hacer en pensiones, en educación, reformas laborales, etc., para ponernos al día y para salir de una crisis profunda. Si no decimos la verdad, acabaremos beneficiando indirectamente a los movimientos que buscan la disgregación europea.

En una entrevista con La Tercera la semana pasada, la directora del diario español El País, Pepa Bueno, dijo que “el problema es que las derechas clásicas han normalizado la relación (…) legitiman el discurso de la extrema derecha”. ¿Usted se hace cargo de esa crítica?

Me sorprende que lo diga ella, porque su periódico ha legitimado a Podemos y a las fuerzas separatistas, golpistas y filoterroristas que apoyan al gobierno socialista en España, entonces debería aplicarse el cuento antes de hablar de los demás, honestamente. Eso es parte de lo que yo describo como el “tablero inclinado”, que en el discurso mediático y cultural la izquierda siempre está en la parte alta del tablero y la derecha en la parte, entonces siempre la izquierda da lecciones morales y reparte carnets de demócratas y los medios de comunicación, en especial, el caso de la directora de El País, es uno de entre muchos. Pero efectivamente les alarma mucho que pueda surgir una fuerza nacionalista, que ellos califican de extrema derecha, pero no llaman de extrema izquierda a Podemos, lo normalizan, lo blanquean, lo legitiman. E, incluso, no solo a Podemos, sino, insisto, a fuerzas que participaron en un golpe de Estado reaccionario en Cataluña o fuerzas que no condenan el asesinato político, como es el caso de Bildu, que forma parte de lo que llamamos la “coalición Frankenstein” que sostienen al gobierno socialista, que Pepa Bueno defiende con gran pasión en su periódico.

Boric y el proceso constituyente

En mayo usted dijo en una entrevista con La Tercera que “la Convención debería constituir, no desintegrar en naciones o sistemas de justicia distintos”. ¿Cómo analiza hoy el resultado del plebiscito en Chile?

Yo he venido esencialmente a dar las gracias, porque los chilenos han dado una de las lecciones morales y políticas más importantes y conmovedoras de las últimas décadas. Han dado muestra de una madurez colectiva, de racionalidad política y de patriotismo cívico, Una lección que sirve al resto de América Latina, sino al conjunto de Occidente. Se ha impuesto el espíritu de concordia frente al sectarismo, ese impulso de la izquierda por imponer su visión del mundo sobre las reglas del juego que deben ser para todos y se ha impuesto la defensa de la democracia liberal en el sentido más profundo del término frente a la implosión identitaria que promovía o que estaba incrustada en el proyecto constituyente. Como bien recordabas, yo dije que una Constitución tiene que unir, no dividir, tiene que integrar, no disgregar, y este proyecto constitucional tenía incluido una premisa que era la plurinacionalidad, que era una bomba de relojería en la integridad territorial del país y en la igualdad de los chilenos ante la ley. Y el hecho de que tan masivamente los chilenos, incluso en aquellas zonas de mayoría mapuche rechazaran este concepto de plurinacionalidad es la mayor, contundente y emocionante defensa del principio liberal de igualdad ante la ley que se ha producido en muchísimo tiempo.

Convencionales de Vamos por Chile reunidos con la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo. Foto: Marcela Cubillos

¿Cree que el Presidente Boric salió dañado después de este fallido proceso constituyente?

Sin duda alguna, lo raro es que él no se dé cuenta hasta qué punto salió dañado. Yo creo que el Presidente Boric en este momento es como una ballena varada en la arena. Es un hombre que ha fracasado, su proyecto fracasó por dos motivos esenciales. En primer lugar, porque vinculó la propuesta constitucional a su gobierno y, segundo, porque volcó todo su ideario, toda su visión ideológica y del mundo en ese proyecto que ha salido abrumadoramente rechazado. Fracasó Boric y venció la nación chilena, el concepto de nación chilena. Esto es un fracaso personal suyo y que le deja tocado. Él se presentó ante el mundo y fue presentado ante el mundo por medios de comunicación de afuera como una versión joven y moderada del socialismo del siglo XXI, pero más que joven ha resultado ser un adolescente y más que moderado ha resultado ser débil, y lo que hace falta en Chile ahora es un adulto al frente. Un presidente adulto, un gobierno adulto y eso requiere una alternativa, la construcción de una alternativa al gobierno que hay.

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