En contraste al avance del proceso de vacunación, y a pesar de que se ha registrado una disminución de los casos Covid-19 en el promedio nacional, durante las últimas tres semanas la ocupación de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) ha aumentado un 10%, acorde a las cifras publicadas por el Ministerio de Salud (Minsal).

Así, el pasado martes se alcanzó un total de 1.640 hospitalizaciones de pacientes con coronavirus, superando la barrera de las 1.600 camas UCI ocupadas por primera vez desde julio y contabilizando 56 personas más que el día anterior, cuando la cifra de internados era de 1.584.

Fue el 25 de julio pasado la última vez que la ocupación de camas críticas llegó a 1.612, una cifra bastante menor al peak registrado en pandemia el 28 de junio, con 2.219 pacientes en UCI. Sin embargo, si bien la cifra en julio era menor, aún denotaba el colapso que sufrían hospitales y clínicas.

Con el regreso de los veraneantes, la reactivación de las actividades económicas y el inicio del año escolar, los expertos han hecho un llamado urgente a seguir tomando medidas de cuidado personal para evitar el contagio y el colapso de las Unidades de Paciente Crítico (UPC).

Darwin Acuña, presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), explica que pese a encontrarnos en una situación que define como “bastante saturada”, actualmente se cuenta con un promedio estabilizado de 200 unidades críticas disponibles todos los días. ”Todavía no llegamos, eso sí, a la cantidad de camas ocupadas que hubo en la primera ola, así que tenemos la esperanza de que aún podamos aumentar más (las camas)”, añade el médico intensivista.

Acuña acota que a la ocupación se agrega que “la mayoría de los pacientes están ventilados”. Según las cifras reportadas por Salud, 1.410 de estos pacientes están conectados a respiración mecánica invasiva, lo que representa al 87% de los internados en dichas unidades.

Para el jefe de la Urgencia de Clínica Alemana, Rodrigo Rosas, el perfil de los pacientes que llegan por sospecha del virus y que posteriormente terminan hospitalizados es distinto al que se vio durante la primera ola. “Lo que hemos visto ahora es que llegan pacientes más graves, que tienen una evolución más abrupta de la enfermedad”, explica Rosas.

“Se trata de pacientes más jóvenes, pero con cuadros más complejos que requieren rápidamente ser derivados a las UCI. Esto marca una diferencia con los hospitalizados durante la primera ola de contagios del año pasado, los que en su mayoría eran personas mayores que llegaban con requerimiento de oxígeno y usaban las camas de médico-quirúrgico (que son las camas básicas). Algunos de ellos se iban de vuelta para la casa porque se mejoraban y un porcentaje iba requiriendo unidades de mayor complejidad”, agrega Rosas.

Un efecto colateral del aumento de ocupación de las camas críticas, según el académico en Salud Pública de la Universidad de Santiago (Usach), Claudio Castillo, es que “también tiene un efecto en las otras patologías en la suspensión de cirugías y prestaciones, también en la conversión de camas y todo lo que ello implica”.

Sobre este punto, el doctor Rosas explica que “una estadía de cuidado intermedios promedio es de alrededor de cinco días, una estadía de cuidados intensivos de un paciente Covid en Chile es de 29 días”.

Con ese antecedente, los expertos recalcan que “a pesar de que el grueso del país está en Fase 3 (Preparación), a pesar de que haya más libertades, hay que seguir cuidándose con todas las medidas que hemos tenido todo el año”, agrega Rosas.

Castillo, en tanto, concluye que “esta débil fragilidad en la que nos encontramos debe llevarnos a la reflexión respecto de las medidas sanitarias y a las libertades que se están generando”.