Informe revela que Rusia planearía absorber a Bielorrusia para 2030

Medios de un consorcio internacional aseguran haber accedido a un informe que detalla el plan a 10 años de Rusia para obtener el control de Bielorrusia. La entrega de pasaportes, el ingreso de Fuerzas Armadas y universidades y el impulso de la cultura rusa serían algunos de sus movimientos. De concretarse, convertiría a Polonia y a Lituania, miembros de la OTAN, en vecinos de Putin.


Un documento de 17 páginas de extensión, al que numerosos medios europeos y estadounidenses accedieron, detalla el plan con el que Rusia también tendría entre sus objetivos el hacerse con el control de su vecino Bielorrusia para 2030. Los pasos para lograrlo, sin embargo, serían muy distintos a los que realizó contra Ucrania el 24 de febrero del año pasado.

Desde el control de las esferas políticas, económicas, militares y organizacionales del Estado, la administración de Putin habría materializado la ejecución de este plan a través del documento elaborado en 2021. Este habría sido desarrollado por la Dirección de Cooperación Transfronteriza del Kremlin en conjunto con el Servicio Secreto de Rusia, el Servicio Federal de Seguridad, el Servicio de Inteligencia y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas (GRU), dijeron al Kyiv Independent representantes de un servicio de inteligencia occidental bajo condición de anonimato.

Este supuesto informe filtrado fue estudiado y luego publicado por medios como el centro Dossier y el Kyiv Independent (Ucrania), el Belarusian Investigative Center (Bielorrusia), Yahoo News (EE. UU.), el Expressen (Suecia), Frontstory (Polonia) y otros tres periódicos alemanes, donde varios de ellos afirman haber contactado a expertos y analistas que refrendaron la veracidad de este.

La compleja relación bilateral

Según pudieron certificar los medios asociados, el plan se basa en la profundización del Tratado del Estado de la Unión, un acuerdo que existe desde finales de los años 90 entre ambos países, que buscaba lograr la reintegración política y económica de ambas naciones.

Desde aquella época, Alexander Lukashenko ha estado a la cabeza de la nación en casi 30 años de historia. El mandatario, que se ha autoproclamado como el “último dictador de Europa” en una entrevista que Reuters le hizo en 2012 en Minsk, capital bielorrusa, llegó al poder en 1994 y no lo ha soltado más. Para aquella carrera presidencial obtuvo importantes votos apelando al acercamiento entre el expaís satélite y Rusia. La relación pasó por vaivenes donde Lukashenko se alejó y acercó a Moscú, muchas veces suscrito a la coyuntura del momento. En 2006, cuando Rusia subió el precio del gas, el mandatario dijo que “nos piden que nos unamos a Rusia. No quiero enterrar la soberanía y la independencia de mi Bielorrusia”.

Sin embargo, para 2019, el Tratado de Estado de la Unión volvió a la mesa de discusiones entre ambas naciones, dejando como resultado 28 programas cuyos temas se mantuvieron en secreto. Hoy se sabe, aseguraron medios involucrados en la filtración, que versaban de temas económicos, donde se incluyeron tópicos como la armonización de la política monetaria, la legislación fiscal y la integración de los sistemas de pago.

Manifestantes con viejas banderas nacionales bielorrusas durante una protesta por los resultados oficiales de las elecciones presidenciales en Minsk, en septiembre de 2020. Foto: AP.

Las políticas se vieron retrasadas un año, cuando en 2020 estallaron las protestas más importantes en la historia de Bielorrusia. Lukashenko buscaba lograr su sexto periodo presidencial, por lo que recurrió a las fuerzas de orden de Rusia para controlar las manifestaciones. Hecho que, de alguna forma, plantó una semilla que luego culminaría con la elaboración del plan.

“Fue Rusia la que intervino directamente, enviando servicios especiales y unidades de policía entrenadas en la represión de mítines. Enviaron allí a periodistas rusos, que se hicieron cargo de los medios de comunicación, porque muchos periodistas bielorrusos se declararon en huelga. Lukashenko se hizo así muy dependiente de Putin para su supervivencia política, por lo que es posible que desde entonces Rusia también haya intentado aumentar el ritmo de este proceso de integración”, dijo a Yahoo News Martin Krag, director adjunto del Centro de Estudios de Europa Oriental de Estocolmo (SCEEUS).

Los detalles del documento

Bajo el nombre de “Objetivos estratégicos de la Federación Rusa en la dirección bielorrusa”, el archivo detalla que los objetivos globales de Moscú son establecer el dominio de la lengua rusa sobre la bielorrusa, ajustar la legislación bielorrusa a la rusa y someter la vida sociopolítica, comercial, científica y cultural de Bielorrusia. Todo esto dividido en tres etapas con fecha límite: 2022, 2025 y 2030.

Aquí, el Tratado del Estado de la Unión jugará un rol clave para aumentar la presencia militar rusa en la nación vecina, la que se ha visto potenciada durante la invasión a Ucrania y donde las autoridades de este último temen un eventual ataque a dos frentes.

Para finales de 2022 se preveía el convencimiento de los dirigentes bielorrusos de la necesidad de colaborar con las fuerzas de Rusia. Ocho años más adelante, planean controlar el área militar y política de Bielorrusia, detallaba el informe. Dichos objetivos se lograrían mediante el trabajo del servicio de inteligencia ruso, el que buscará limitar la influencia de las fuerzas “nacionalistas y prooccidentales”, completar la reforma de la Constitución bielorrusa de acuerdo con los intereses rusos y consolidar los sentimientos prorrusos entre las élites militares y políticas, así como en la población general, detalla el medio Dossier.

Alexander Lukashenko
El Presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, durante los ejercicios militares Unión Coraje-2022 Rusia-Bielorrusia. Foto: AP.

También se aumentará el número de medios de comunicación rusos en Bielorrusia y se reforzará la influencia informativa rusa entre la población, además de introducir “grupos de influencia prorrusos” en la élite política y militar y se entregarán pasaportes rusos a ciudadanos bielorrusos, “con el fin de crear una capa de rusos interesados en la integración y círculos empresariales orientados hacia el mercado ruso”, se lee en el documento.

Si bien el plan se habría retrasado por la guerra de Rusia en Ucrania, el plan no se detendrá, dijo una fuente reservada cercana al tópico al mismo medio. “El objetivo a largo plazo de lograr el control total de Bielorrusia sigue en pie y no ha cambiado”. Según dicha persona, “estamos hablando de la creación de una ‘Gran Rusia’, un Estado de unión con Ucrania y Bielorrusia”.

La postura fue apoyada por el embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Michael Carpenter, quien dijo a Yahoo News que “los objetivos de Rusia con respecto a Bielorrusia son los mismos que respecto de Ucrania, solo que en el caso de Bielorrusia, Rusia recurre a la coerción en lugar de la guerra”.

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