Matronas: ¿Cómo es traer vida en pandemia?
Según un informe del Ministerio de Salud, desde que comenzó la pandemia se han notificado 8.091 casos positivos en mujeres embarazadas, de esas un 25% fueron hospitalizadas. Asistir partos en estos tiempos es un desafío para las matronas y matrones, quienes deben acompañar a las madres cuando no tienen a sus parientes cerca y tranquilizarlas, pese al uso de trajes de protección personal.
Fue el primer llamado de un domingo en noviembre de 2020. Pablo Gatica (34), tens, salió del Servicio de Atención Médico de Urgencias (Samu) para asistir un parto de emergencia. “Estoy acostumbrado a trabajar siempre luchando contra la muerte, con heridos, paros cardíacos, accidentados. Pero los llamados de partos, en estos tiempos de pandemia, son una luz de esperanza y alegría”, expresa Gatica, quien lleva seis años trabajando en el servicio. “Es un llamado para traer vida al mundo”, agrega.
Existen más de 14 mil matronas y matrones desplegados por el país, ya sea en las unidades de maternidad de los hospitales y clínicas, o en los casos extremos, en los nacimientos espontáneos en casas. Sin embargo, “una mujer embarazada está en un periodo de mayor vulnerabilidad biológica, psicológica y social, y tener un hijo en pandemia es una situación de mayor miedo e incertidumbre”, enfatiza la matrona gestora del Hospital San Pablo de Coquimbo, Mariely Pinto (54), quien lleva casi 30 años trabajando en este rubro.
Es que muchas de las cosas que se volvieron normales con la pandemia, afectaron especialmente a las embarazadas. Como el miedo al contagio y la falta de acompañamiento al momento del parto.
A partir del 26 de abril el Ministerio de Salud (Minsal) incluyó en su calendario de vacunación contra el coronavirus a las gestantes con más de 16 semanas de embarazo que presenten comorbilidades (hipertensión, diabetes, enfermedades inmunosuprimidas o cardíacas, etc.). “Gracias a esto, con mayor razón vamos a poder entregarles todo el apoyo psicológico que necesitan las mujeres en esta etapa y que sienten miedo por el tema del contagio”, explica la presidenta del Colegio de Matronas y Matrones de Chile, Anita Román.
Esa mañana de domingo, al llegar Gatica al domicilio de la llamada, ubicado en La Granja, “no sé si estaba más nervioso el papá de la guagua o yo”, confiesa. “La bebé ya estaba naciendo, así que me tocó hacer los cuidados posteriores: asegurar que la mamá estuviese bien y revisar al recién nacido, lavarlo bien y arroparlo. Ahí se lo entregué a la mamá, para que generaran el vínculo. Luego ambos fueron trasladados en la ambulancia a un centro de salud”.
Resiliencia y protección
“Un caso que nos tocó como equipo y nos entristeció bastante fue el de una mujer que tuvo su guagüita de 35 semanas. Ella tenía Covid-19, y debido a las complicaciones pulmonares provocadas por la enfermedad, tuvimos que operarla y adelantar su parto. El bebé se fue a su casa a la semana de haber nacido y ser dado de alta, con su papá, no tenía ningún problema. Pero la mamá se complicó, al mes de haber tenido el parto y luego de estar hospitalizada, falleció”, relata la matrona jefa de turno del Hospital San José, María Parra (44).
De acuerdo al informe llamado “Descripción Epidemiológica de Covid-19 en Gestantes”, elaborado por el Departamento de Epidemiología del Minsal, desde comienzos de la pandemia hasta el 7 de febrero de este año se han notificado 8.091 casos positivos en embarazadas, lo que equivale al 0,9% del total de contagios a nivel nacional. Los síntomas más comunes que presentan son dolores musculares, dolores de cabeza y mucha tos. De ellas, 2.089 gestantes (es decir, un 25,8%) fueron hospitalizadas y cinco perdieron la vida.
“Hemos tenido que trabajar bastante la resiliencia y seguir esforzándonos”, enfatiza Parra, quien lleva 21 años de experiencia en la Unidad de Maternidad del Hospital San José, la más grande de todo el país. Cuenta con 99 matronas trabajando turnos de 24 horas y una dotación de 112 camas, las cuales no han tenido que ser reconvertidas por necesidades de la pandemia. En esta unidad, así como ha ocurrido a nivel nacional, se ha sentido la baja de natalidad durante la pandemia: si entre enero y abril de 2020 se contabilizaron 2.505 partos en la unidad, en el mismo periodo de este año suman 1.942. Es decir, un 22,5% menos.
Respecto de los protocolos implementados en las Unidades de Maternidad del país, las embarazadas que ingresan con Covid-19 o con sospecha de contagio son atendidas en un espacio aislado y con un equipo exclusivo. También, las salas de preparto comunes ahora están separadas por cortinas de plástico. En todo momento el personal debe utilizar los elementos de protección personal y circular por zonas diferenciadas para evitar la contaminación cruzada. “Es impactante para la mujer que va a dar a luz ver a personas forradas con trajes hasta las orejas”, destaca Román, presidenta del colectivo.
Desde el Hospital San Pablo de Coquimbo, la matrona supervisora de Procesos Clínicos, Rossana Fernández (58), recalca que las medidas de sanidad y seguridad durante los partos generan ciertas dificultades. “Es complicado para la madre mantenerse con mascarilla durante todo el proceso, ya que la respiración es un factor importante para el manejo del dolor, la relajación, y lo mismo ocurre con el puje en el momento expulsivo. Las pacientes suelen decir ´me falta el aire’, además, la comunicación no verbal de parte nuestra también es un factor muy importante y al cual hemos debido adaptarnos”.
Pero, a pesar de estos inconvenientes y obstáculos, “es muy reconfortante que una madre, que logra estabilizarse, tenga un parto exitoso y dé a luz a una guagua sana. Hay algunas mujeres que vienen con cuadros bastante graves de contagio y que aún así logran salir adelante”, añade Parra.
Cambio de paradigma: el acompañamiento
Lo usual desde que comenzó la pandemia para el paramédico del Samu Cristián Carrasco (29) es recibir llamados con malas noticias. De hecho, en el peak de la primera ola, las ambulancias del servicio debían esperar por horas afuera de las urgencias de los centros de salud hasta que se liberaran cupos, debido a los altos niveles de ocupación dentro de los hospitales. “Pero, en junio, nos llamaron para asistir un parto en un domicilio, en Pedro Aguirre Cerda”. Al llegar, la mujer se encontraba con contracciones, recostada en el suelo de su living. Su pareja estaba en el trabajo e iba en camino y dos vecinos la alentaban desde la entrada de la casa.
La madre tenía 38 años y éste era su séptimo hijo. Había dos pequeños de tres años circulando por la casa. “Cuando llegamos, ella estaba con mucha pérdida de fluidos, sabíamos que faltaba poco. Mi colega se puso de rodillas a los pies de la mujer para recibir al bebé y yo me puse al lado. No alcanzamos a contar ni hasta tres cuando salió la guagua”, recuerda entre risas.
Esta falta de acompañamiento de familiares cercanos durante los nacimientos ha sido una preocupación constante para matronas y matrones. El protocolo establecido en las Unidades de Maternidad dicta que el acompañante, la mayoría de las veces el padre, debe contar con un PCR negativo realizado en las últimas 48 horas para poder ingresar al momento del parto. “La madre debería estar acompañada, debería estar disfrutando con toda su familia cercana. Pero la pandemia estableció lo contrario”, lamenta Román.
“El rol de la matrona en esta pandemia ha sido fundamental, sobre todo en la contención y educación de nuestras usuarias que acuden con temor al contagio. En especial, aquellas madres que tienen Covid-19 y que deben ser hospitalizadas. En algunos casos están solas, ya que su familia cercana se encuentra en cuarentena”, explica Fernández, del Hospital de Coquimbo.
Para los casos en los que la madre está en trabajo de parto y no puede estar con un familiar cerca, ya sea porque ella está contagiada o su acompañante, “lo que hemos hecho en esos casos es realizarle un acompañamiento virtual. A esa paciente se le asigna una unidad de aislamiento y un equipo solo para ella (...). Una vez que se estabiliza, porque a veces llegan muy graves, se le va dando la información vía teléfono al acompañante que la paciente nos refiera”, aclara Parra, del Hospital San José.
Respecto de la experiencia de Carrasco, “el parto es un momento tan lindo, pero tienes que estar atento a las dos partes: a la mamá y a la guagua. Esa vez, cuando recibimos al bebé, le hicimos los manejos del recién nacido: limpiarlo, darle temperatura, revisar que no tuviera fluidos en la nariz o en la boca. Luego de eso, se lo entregamos a su mamá altiro para que generen el apego, que es muy importante”, agrega.
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