Trump es clasificado como el cuarto peor presidente en la historia de EE.UU.
Así lo dio a conocer una encuesta de C-SPAN realizada a 142 historiadores. La divulgación del estudio coincidió con la comparecencia ante un tribunal de Nueva York del director financiero de la Organización Trump, Allen Weisselberg, leal al expresidente, quien se declaró como no culpable de cargos fiscales.
Donald Trump (2017-2021) es el cuarto peor mandatario en la historia de Estados Unidos, según una encuesta realizada a 142 historiadores y observadores profesionales de la presidencia por la cadena C-SPAN. El magnate ocupa la posición 41 entre 44, la clasificación más baja de cualquier presidente en los últimos 150 años.
De acuerdo con el sondeo, solo los presidentes Franklin Pierce (1853-1857), Andrew Johnson (1865-1869) y James Buchanan (1857-1861), quien clasificó en último lugar, se encuentran en una peor posición que el exmandatario republicano, quien durante su mandato tuvo que enfrentar dos juicios políticos.
La clasificación, dice The Washington Post, es un estudio informal cuyos encuestados fueron seleccionados por C-SPAN. En esta oportunidad, indica el periódico, se invitó a decenas de historiadores más a completar la encuesta que en años anteriores (un incremento de 50% en relación al sondeo de 2017), con el fin de reflejar “una nueva diversidad en raza, género, edad y filosofía”, por lo que es más difícil compararlo con encuestas anteriores. Los estudios previos fueron hechos en 2000, 2009 y 2017.
En todo caso, la clasificación de los puestos más altos y más bajos se mantuvo sin cambios. Desde 2009, los cuatro presidentes principales han sido: Abraham Lincoln (1861-1865), George Washington (1789-1797), Franklin D. Roosevelt (1933-1945) y Theodore Roosevelt (1901-1909). Los tres últimos siempre han sido Pierce, Johnson y Buchanan, en ese orden.
La encuesta se realiza solo cuando hay un cambio de gobierno, para que cada administración pueda ser evaluada en su totalidad, por ello, el actual Presidente Joe Biden no fue incluido. Existen 10 categorías evaluadas, entre las que se encuentran persuasión pública, liderazgo en crisis, gestión económica, autoridad moral, relaciones internacionales, habilidades administrativas, relaciones con el Congreso, visión y establecimiento de una agenda, búsqueda de la igualdad de justicia para todos y desempeño dentro del contexto de los tiempos.
Trump obtuvo su mejor calificación promedio en persuasión pública, en la que quedó en el puesto 32, y en gestión económica (34). Sin embargo, en cuanto a autoridad moral y habilidades administrativas, quedó en último lugar (44).
C-SPAN, dice The Washington Post, no es el único equipo que realiza clasificaciones presidenciales, y otras encuestas recientes han incluido a Trump antes de que dejara el cargo. En 2018, cuando la Universidad Estatal de Boise sondeó a académicos para su encuesta presidencial, Trump quedó en último lugar. Y eso fue antes de los dos juicios políticos, la pandemia del coronavirus y la insurrección del Capitolio.
Las clasificaciones de otros presidentes recientes en la encuesta C-SPAN cambiaron desde 2017. Barack Obama, por ejemplo, subió al lugar 10 desde el 12; quedó atrás de Ronald Reagan (9) y John F. Kennedy (8). George W. Bush ascendió al lugar 29 después de aterrizar en el puesto 33 en 2017. Bill Clinton, en cambio, cayó de la posición 15 en 2017 al lugar 19 en 2021.
“Cacería de brujas”
La divulgación de la encuesta coincidió con la comparecencia ante un tribunal de Nueva York del director financiero de la Organización Trump, Allen Weisselberg, leal al expresidente, quien se declaró como no culpable de cargos fiscales en un tribunal de Manhattan, después de que un gran jurado lo acusó a él y a la compañía de Trump en un caso sobre sus tratos comerciales.
Weisselberg, de 73 años, fue acusado de hurto mayor en segundo grado, junto con otros cargos. La Organización Trump también se declaró no culpable.
Los fiscales neoyorquinos están investigando si la empresa sobrevaloraba o infravaloraba regularmente sus activos, en particular varias propiedades en el estado de Nueva York, para obtener préstamos bancarios o reducir sus impuestos.
Las investigaciones también se centran en ocho años de declaraciones de impuestos de Trump, obtenidas por los fiscales en febrero, tras una larga batalla legal que llegó hasta la Corte Suprema.
Aunque por el momento no estaría incluido el propio Trump entre los inculpados, ni ningún miembro de su familia, las acusaciones pueden asestar un duro golpe al expresidente, que ha sugerido que podría volver a presentarse a la Casa Blanca en 2024.
La abogada de Weisselberg, Mary Mulligan, dijo antes de la audiencia que “peleará contra estos cargos en la corte”. Stephen Collinson, corresponsal de CNN en la Casa Blanca, escribió que el desarrollo del caso “seguramente tendrá consecuencias políticas más amplias”.
Trump, de 75 años, ha tachado la investigación de “cacería de brujas”. Y la Organización Trump dijo el jueves en un comunicado que los fiscales estaban utilizando a Weisselberg como “un peón en una estrategia de tierra quemada para dañar al expresidente”.
La Organización Trump es un holding familiar que no cotiza en Bolsa y que posee clubes de golf, hoteles y propiedades de lujo. Trump cedió las riendas del negocio a sus dos hijos mayores y a Weisselberg cuando ocupó la Casa Blanca, a principios de 2017.
Con miras a la elección de 2024
Trump ha estado realizando actos políticos recientemente, algo muy inusual para los exmandatarios que recién han dejado la Casa Blanca.
El republicano visitó el miércoles la frontera sur del país y criticó las políticas de inmigración del mandatario demócrata Joe Biden, en medio de un aumento de los cruces fronterizos. “Biden está destruyendo nuestro país. Y todo comenzó con una elección fraudulenta”, afirmó en la frontera, mientras una grúa sostenía en lo alto una bandera estadounidense que ondeaba encima de él.
Trump ha seguido aseverando falsamente que ganó en noviembre, aun cuando las autoridades electorales estatales y federales, su propio secretario de Justicia y numerosos jueces han dicho que no hay pruebas de un fraude electoral de gran escala como afirma.
La visita, efectuada poco después de que el sábado realizara su primer mitin político desde que dejó la Casa Blanca, puso de relieve hasta qué punto los republicanos, a nivel nacional y estatal, continúan considerando a Trump el líder de su partido, indicó la agencia The Associated Press.
También muestra cómo gran parte del Partido Republicano ha adoptado el tema de la inmigración como bandera con el fin de recuperar el control del Congreso en los comicios de medio período del año entrante. Trump fue invitado el miércoles al sur de Texas por el gobernador Greg Abbott, quien desea ser reelegido en 2022 y es considerado como posible candidato presidencial para 2024.
Después de que enfrentara críticas por su manejo de la pandemia de Covid-19, Abbott ha retomado la postura de inmigración de Trump y se comprometió a continuar la construcción del muro en la frontera con México, que el gobierno de Biden ha suspendido.
Frente al muro, Abbott elogió a Trump y lo describió como “el hombre y el presidente que más ha hecho para garantizar la seguridad en la frontera”.
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