La sorpresa fue absoluta. No había pasado ni media hora tras el cierre de las mesas, que se inició a las 18 horas, cuando los resultados ya reflejaban lo que hasta entonces parecía ser sólo un improbable escenario, que los retadores se impusieran frente a quienes habían encabezado hasta hace sólo unos días todas las encuestas.
Con el 99,66% de los votos escrutados, Sebastián Sichel se alzaba como claro triunfador de las primarias de Chile Vamos con el 49,07% de los sufragios, superando por más de 237.290 votos al exalcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, quien llevaba más de un año liderando las encuestas.
Desde el recuento de las primeras mesas, quedó claro que la medición al interior del oficialismo quedaba reducida a la disputa entre Sichel y Lavín. Los otros dos aspirantes de Chile Vamos a La Moneda, los exministros Mario Desbordes (RN) e Ignacio Briones (Evópoli), rozaban sólo el 10% de respaldo del electorado, ratificando de esa manera el declive electoral de los partidos tradicionales de Chile Vamos, ante la irrupción de un independiente de centroderecha que logró en apenas seis meses de campaña hacer realidad el eslogan que que guió su cometido: “¡Claro que se puede!”.
En su tercer intento por llegar a La Moneda, Joaquín Lavín no pudo imponerse en ninguna región, ni distrito. Ni siquiera pudo vencer a Sichel en la comuna de Las Condes, considerado su bastión electoral, y en donde hasta meses atrás ejerció como alcalde.
“Quiero agradecer profundamente a todos los candidatos de Chile Vamos, para mí son un ejemplo no sólo de competir en buena lid, sino además un ejemplo de lo que es la buena política”, afirmó Sichel al celebrar su triunfo acompañado de los tres contendores, quienes tempranamente habían reconocido el triunfo del ex presidente de BancoEstado y comprometido su apoyo a Sichel con miras a las elecciones presidenciales de noviembre.
En la vereda del frente, el escenario era similar. Por diferencia horaria, las primeras mesas nacionales en iniciar el recuento de votos fueron las de la región de Magallanes, zona en la que nació Gabriel Boric y que representa como diputado, las que marcaron tempranamente una clara ventaja para el parlamentario de convergencia Social por sobre el alcalde de Recoleta, el comunista Daniel Jadue. Fue Punta Arenas el lugar escogido por el joven egresado de Derecho para lanzar su candidatura presidencial en marzo pasado por el Frente Amplio, de manera muy tardía debido a la demora de la ex abanderada frenteamplista Beatriz Sánchez, respecto del rol político que pretendía desempeñar desde la Convención Constituyente, por lo que era esperable el triunfo de Boric. Sin embargo, lo que era una tendencia regional se convertiría con los minutos en nacional.
Boric obtuvo el 60,41% de los votos, mientras Jadue sacó el 39,59% de los sufragios. Fueron 362.585 votos de diferencia en favor de Boric, una cifra que supera incluso los votos obtenidos de manera individual por Desbordes y Briones en la primarias de Chile Vamos.
Desde la sede del Partido Revolución Democrática, en Providencia, donde esperó los resultados, Boric festejó su triunfo celebrando “al pueblo de Chile, que lleva tanto tiempo luchando para poder tener algo tan sencillo como es tener una vida digna, pero que este modelo se lo ha negado permanentemente”.
Boric también insistió en uno de los ejes de su campaña, que buscó sumar a otros sectores y no atrincherarse en quienes piensa igual. Precisamente una de las diferencias que marcó con Jadue y que fueron gravitantes en la caída que sufrió en alcalde de Recoleta en la recta final de su campaña.
La tensión y nerviosismo que se vivía en los distintos comandos durante la tarde debido a los sorpresivo de los resultados, no guardaba relación con la tranquilidad que se llevó adelante el proceso.
En un primer balance de la jornada, desde La Moneda el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, y el vocero de gobierno, Jaime Bellolio, destacaron precisamente el clima de normalidad que se registro ayer.
La alta participación fue otra de las sorpresas de ayer, más aún para unas elecciones que se realizaban en medio de las vacaciones de invierno, en un fin de semana largo y en pandemia. Más de 3 millones de personas concurrieron a las urnas en la jornada de ayer, marcando un récord de asistencia desde que se instauró el sistema de primarias legales en 2013.
Y lejos de lo que algunos expertos electorales habían anticipado en las semanas previas, no hubo una diferencia significativa de participación en las dos primarias, desactivando de esa forma uno de los grandes temores del oficialismo. Incluso, en el último debate los candidatos oficialistas habían apelado a sus electores no sólo a que concurrieran a sufragar, sino también a que no cayeran en la tentación de votar en las primarias de Aprueba Dignidad para evitar un triunfo del abanderado comunista.
Así, mientras en la medición de fuerzas de la coalición de izquierda votaron 1.741.215 personas, en la de Chile Vamos lo hicieron 1.336.974 chilenos.
El oficialismo, sin embargo, sólo logró imponerse en dos de las 16 regiones: Maule y La Araucanía, en un declive electoral que ya se había manifestado en las pasadas elecciones de gobernadores regionales. En esa ocasión, Chile Vamos sólo triunfó en La Araucanía.
La jornada dejó en claro el deseo de los ciudadanos de alejarse de los extremos en ambos bloques, al optar por los candidatos más jóvenes y que más tarde ingresaron a la contienda presidencial. De esta forma, los resultados marcaron un rebaraje del mapa político, cuya profundidad e implicancias aún están por verse.
El triunfo de las visiones más moderadas en los dos bloques políticos, desde ya, suponen un desafío mayor al interior de Unidad Constituyente, bloque conformado por la DC, PS, PPD, PR, PL, PRO y Nuevo Trato, que no lograron llegar un acuerdo para inscribir primarias legales y donde aún esperan que se de-fina la eventual candidatura de la presidenta del Senado, Yasna Provoste