Paqui Meneghini: “El impacto de todo lo que ha pasado desde octubre es muy fuerte”
El trabajo y la vida de un entrenador encerrado en cuarentena. Cómo aprovecha el parón el técnico más joven de la división de honor de Chile.
Con 31 años, el rosarino Francisco Meneghini suma su segunda experiencia como entrenador luego de formarse bajo el alero de Bielsa y Sampaoli. Tras su paso por La Calera, ahora Paqui comanda a Audax Italiano, con el que le toca vivir el encierro a causa del coronavirus.
¿Se demoró el fútbol chileno en decidir parar sus actividades?
Es una situación muy especial, nadie sabe cómo reaccionar. Se fue suspendiendo todo más o menos al tiempo. Es una buena medida.
¿Sigue de cerca el encierro de sus jugadores?
Ese tema lo supervisa en especial el preparador físico. Los jugadores fueron al club a retirar implementos para entrenar, se fueron con una rutina y se van comunicando con Gonzalo Fellay. El PF monitorea. Nosotros nos vamos comunicando con ellos para saber cómo están y hablar de otros temas.
Además de mantenerlos físicamente activos, ¿usted como entrenador puede hacer algo más?
En esta fase inicial, porque no sabemos cuánto va a durar este proceso, nos enfocaremos en el trabajo de cuerpo técnico. No tanto con los jugadores, sino en analizar profundamente los partidos que hemos jugado. El semana a semana de la competencia no te da tanto tiempo para eso. Nos podemos sentar tranquilamente a sacar conclusiones, ver qué mejorar y qué hacemos bien. Cuando se reinicie el torneo, estas consideraciones aplicarlas. Si esto se prolonga, vamos a pasar a un siguiente nivel de análisis individual de los jugadores. Un análisis profundo de sus partidos y entrenamientos y se va a elaborar un videoinforme que se les va a mandar para interactuar y no perder el hilo futbolístico.
¿Cómo mata su tiempo?
Tratamos que el tiempo tenga un cierto orden. El colegio de los chicos envió tareas, así que planificamos un tiempo para eso. Y para conversar de la situación, charlar con ellos, jugar, y está el rato para trabajar. Tratamos de ordenar el día y no dejarlo a lo que venga.
¿Qué libro tiene pendiente?
Un montón. Entre ellos, El hombre en búsqueda de sentido, que lo empecé hace un tiempo, pero no lo había terminado. Y El monje que vendió su Ferrari, que también lo empecé y no terminé. Y algunos de fútbol y de otros deportes. Es bueno volver a leerlos, porque siempre una segunda o tercera lectura te da otra perspectiva.
¿Es obsesivo?
No soy obsesivo y no quiero serlo. Y el rol del entrenador se presta un poco a eso. Es mucha responsabilidad, muchas tareas. Si no se sabe administrar el tiempo y poner pausas, se torna obsesivo y no es saludable. Ni para la persona ni para el trabajo. Trato de gestionarlo bien y dejarme ayudar por mi grupo de trabajo.
¿Está 24/7 pensando en fútbol?
Trato de no hacerlo. El rol a veces lleva a eso, a estar pensando en situaciones que resolver en un partido, pero trato de poner límites. No por trabajar 24 horas seguidas voy a trabajar mejor, al contrario. De hecho, los mejores momentos creativos son cuando uno no está tan absorbido por el trabajo, sino que cuando más despejado.
¿Es flexible o cerrado a sus ideas?
Trato de adaptarme. Está claro que tengo una forma de ver el juego, con experiencias que me condicionan, mis gustos. Pero pasa que la idea inicial, al ir conociendo a los jugadores, necesita de ajustes y adaptación. Es un proceso fundamental el ir ajustando.
No se quiere aprovechar de haber trabajado con Bielsa y Sampaoli, ¿pero le ha abierto puertas?
Sí. No me quiero aprovechar ni lo uso, pero imagino que el trabajar con ellos tanto tiempo hace que personas que no me conocen tanto, se abran a hacerlo, o les interese saber de mi trabajo.
¿Ha hablado con ellos de todo lo que ha ocurrido en Chile?
No, pero con Beccacece hablamos de que en Argentina están en una situación parecida, comentamos de las familias, porque somos amigos. Pero con el resto no me he comunicado últimamente.
¿Sigue de cerca Argentina?
Obviamente, allá están mis padres y mis abuelos. Estoy al tanto de lo que está pasando. Es importante que la cuarentena sea obligatoria. Se ha respetado bastante.
¿El estallido y el coronavirus han cambiado su forma de ver la vida?
Cambiarme mucho la forma de ver, no, pero sí el impacto de todo lo que ha pasado desde octubre es muy fuerte. Como familia nos ha generado muchas conversaciones. No sé si me cambió a mirada, pero es muy fuerte lo que está pasando. Está bueno reflexionar sobre eso.
Ahora que puede ver con calma, ¿qué se encontró en el Audax?
Una institución ordenada, con un complejo deportivo muy bueno, que nos da las facilidades para trabajar tranquilos. Un club familiar, con dueños muy claros en los objetivos y un plantel de mezcla interesante de juventud y experiencia, con el punto en común de la capacidad y el talento.
El plantel es de los más jóvenes, ¿tiene que ver su edad en eso?
Nada que ver. Llegué a un plantel constituido y solo hicimos cuatro incorporaciones. Es una línea que tiene el club.
¿Le gusta jugar de local en pasto sintético?
Tiene sus pros y sus contras. La principal ventaja es que a los rivales los incomodas. No la saben manejar bien y eso es un plus. A veces condiciona cosas técnicas, y tácticas también, que no es lo ideal, pero nos enfocamos en las que nos pueden hacer más fuertes de local.
Hasta antes de la para Audax marchaba 8°, ¿posición justa?
Sí, los resultados son el reflejo de lo que va pasando. Tuvimos buen comienzo y en los últimos tres partidos entramos en un ciclo irregular de juego y resultados. Estábamos trabajando para salir de eso.
¿Le gusta cómo juega su equipo?
Sí. Los jugadores entendieron que pretendemos algo sencillo: que desarrollen su potencial en ataque. Estamos conformes, pero hay muchísimo por mejorar.
¿Le pusieron objetivos?
Sí, claramente. En la Sudamericana, que cada vez que pasemos una llave, intentemos pasar la siguiente. Y en el torneo, volver a clasificar a torneos internacionales. Es el piso que nos ponemos.
¿Alguna vez le ha jugado en contra la edad? ¿Le ha costado entrar con los más viejos?
No, para nada. Con los más grandes consigo un poquito más de cercanía. Me pasó en La Calera con Alvarado, con Vilches, y acá en Audax con Crovetto, Manuel Fernández, Labrín. No considero que sea un inconveniente.
¿Logra que se mantenga la distancia de técnico-jugador?
No pasa por la edad el tema de los roles.
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