2003: a quince años de la temporada que cambió a la TV local

El-Malo
Ese año terminó Venga conmigo, resabio de la vieja TV.

En apenas un par de meses, la pantalla chica definió parte de su futuro con estrenos como Vértigo, Machos o 31 Minutos, en un contrapunto a la era del reciclaje que hoy enfrenta la industria.


* La gente común se vuelve protagonista

Recién comenzaba 2003 y las vidas de un grupo de desconocidos encerrados revolucionaba la pantalla. Protagonistas de la fama, el primer reality show de la televisión chilena y una de las apuestas de Canal 13 para salir de la crisis económica con que lidiaba, mostraba a 14 jóvenes que competían por un contrato con el canal.

El negocio era redondo: los participantes recibían un pago "simbólico" (alrededor de $200 mil), mientras la sintonía se disparaba. Fue una de las lecciones que aprendió la industria. Los dramas y los triunfos de la gente común y corriente podían ser igual o más atractivos que las experiencias muchas veces artificiosas de las celebridades. Y, por lo demás, salía mucho más barato. El modelo fue replicado por espacios tan disímiles como Vértigo o los docurrealities.

"Generó un impacto que nadie imaginaba. Cambió la manera en que se hacía y se miraba la TV. Nos empezó a mostrar en nuestra cotidianidad y a ver el lado más simple de la gente", explica Nicolás Quesille, director del programa. A raíz de su éxito, el formato fue replicado, siendo Doble tentación de Mega el último resabio. "La telerrealidad sigue vigente en otro tipo de programas, donde se ha incorporado mucho más lo que pasa detrás de cámara", asegura el director.

*Las áreas dramáticas se equiparan y diversifican

Machos, la historia de la familia Mercader, rescató el área dramática de Canal 13. No sólo innovó con la historia, sino que además incluyó temáticas poco habituales, como la homosexualidad o el machismo: las producciones del género desde ahí se abrieron a los temas más diversos.

Luego que los primeros capítulos perdieran frente a Puertas adentro, de TVN, la teleserie lograría imponerse transformándose en la segunda producción dramática más vista, con 38,7 puntos de rating, después de Amores de mercado (46,7). Además, su triunfo a pesar de un inicio en el segundo lugar también fue un pequeño hito: pocas veces una telenovela vespertina lograba revertir la derrota inicial.

"Fue la última oportunidad que le dieron al área dramática y funcionó muy bien", comenta a La Tercera el actor Gonzalo Valenzuela, que interpretaba a Adán Mercader. Fue tal el éxito, que se vendió a varios países, lo que de hecho le permitió al actor trabajar en Argentina tiempo después. "Machos equiparó las cosas con TVN, que venía liderando. Eso fue muy bueno para la televisión en general, porque se volvieron a valorar las áreas dramáticas", dice el actor.

* No más estelares a la antigua

Diez años llevaba al aire Venga Conmigo, el clásico misceláneo que se transmitía los domingos y que intentó llenar el espacio local dejado por Sábado Gigante cuando partió a Miami. Pero ese año llegó a su fin. Concursos, sketches, servicio social y música convivían en el programa de José Alfredo Fuentes, el último que reunió con éxito a la familia chilena frente a tal menú. "Lo veía todo tipo de gente, porque era transversal a la edad y la condición social. Hacen falta programas así", comenta Fuentes.

Además, considera que las razones de que hoy no se realicen programas de este corte son económicas: "Hoy se tienden a hacer cosas que sean baratas y exitosas vertiginosamente. Estos programas eran como una mano que salía de la pantalla, la gente se sentía más cercana a la TV. Ahora no hay nada que pueda juntar a la familia, todo es desechable, es como una fábrica de hamburguesas".

La extinción de formatos como Venga conmigo, o antes Martes 13, dio paso a estelares de contenidos menos blandos.

* Invitados locales, menor presupuesto

Con Luis Jara y Álvaro Salas, Vértigo ya mandaba al tacho la amabilidad de los estelares de antaño: invitaba al público a votar para eliminar a los invitados. Desde el primer episodio (13 de marzo de 2003), se impuso ante la competencia. "Le entregó el poder al público. Eso revolucionó la televisión, porque involucrar a la gente es la magia para que funcione", asegura "Caco" Montt, actual productor del espacio. Luego sigue: "Fue una época en que el canal se abrió a tratar contenidos como la homosexualidad, a decir garabatos y a increpar a los poderosos". Además, era impensado gastar millones en estrellas o invitados extranjeros: por menos presupuesto, se invertía en personajes locales narrando sus polémicas de la semana.

* Menos piel y más talento

Hasta ese año, Mekano, el programa juvenil de Mega, vivía su apogeo. Pero meses antes, en diciembre de 2002, TVN se había propuesto entrar a la competencia con Rojo, programa de talentos que buscaba al mejor bailarín y mejor cantante. Así, a principios del año siguiente, Rojo acabó con el liderazgo de Mega con otro perfil: mientras Mekano exhibía mucha piel y axé, en TVN trataban de mostrar a una juventud que lucía por sus talentos y sus capacidades. "Fue un impacto grande, porque no sólo era un programa juvenil, era familiar, distinto a lo que había", explica la ganadora de la primera generación, María Jimena Pereyra.

* La TV infantil madura

31 Minutos se estrenó por TVN el 15 de marzo de 2003 y no sólo maravilló a los pequeños. El sarcasmo, la música y las referencias a la cultura pop atrajeron también a jóvenes y adultos. Desde ahí, la TV infantil nunca más siguió el modelo de la mera diversión lúdica tipo Cachureos, sino que planteó productos cada vez más elaborados (Pulentos, Diego y Glot). "La tele es complicada, pero es algo que nos interesa que vuelva a suceder", promete Alvaro Díaz, uno de sus mentores.

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