Nació con cataratas congénitas, enfermedad que, después de dos cirugías, a los ocho meses y a los cuatro años, la dejó con solo un diez por ciento de visión. A pesar de su discapacidad entró a estudiar Derecho a los 33 años y en paralelo, en 2015, ingresó a trabajar en la central telefónica de la Cámara Alta mediante un concurso público. La oportunidad de estar cerca de quienes hacían las leyes la llenaba de ilusión, pero lo que prometía ser una gran experiencia se transformó en una pesadilla. Dentro de los pasillos del Congreso conoció por primera vez la discriminación. Aquí repasa cómo fue esa experiencia de la que logró sacar fuerzas para defenderse y demandar al Senado.
Patricia Morales / Fotos Sergio López
26 abr 2019 04:27 PM