"En la monótona uniformidad de la globalización, vivimos paradójicamente cautivados por la figura del rebelde. Las pantallas hacen desfilar ante nuestros ojos un santoral de iconos subversivos, pero incluso ese culto al inconformismo tiene una dimensión gregaria: políticos cuidadosamente díscolos para conseguir votos, mensajes publicitarios que transforman la revolución en un cliché para hacer caja, escándalos prefabricados para ganar audiencia, camisetas estampadas en serie con frases desafiantes y recetas de transgresión envasada".
Irene Vallejo
3 feb 2024 08:31 PM