El sueño de todo spinetteano se cumplió el 4 de diciembre de 2009. Eterno reacio a la idea de mirar atrás, esta vez un mal pasar económico, la coincidencia de algunas fechas y la férrea insistencia de un amigo que buscaba ayudarlo, propiciaron la excepción: un concierto delirante que se grabó para siempre en el corazón del rock argentino. 52 canciones, más de cinco horas sobre el escenario, un desfile irrepetible de músicos y el repaso de una obra brillante: las bandas eternas de Luis Alberto Spinetta. También, su último regalo antes de partir.
Eduardo Ortega
8 feb 2020 01:00 PM