“Había indicios muy claros de que podía pasar lo que finalmente terminó pasando. Sin embargo, yo tenía la íntima convicción de que iba a ser respetado”, dice el autor del museo que fue incendiado hace tres semanas. Asegura, además, que el grafiti es un arte efímero, y que las intervenciones y borrones son legítimos, y reconoce el peso de la segregación urbana en el estallido.
26 feb 2020 01:59 PM