El autor de Los versos satánicos, de 75 años, continúa conectado a un respirador mecánico, y es probable que pierda el ojo herido en el ataque.
13 ago 2022 11:40 AM
El autor de Los versos satánicos, de 75 años, continúa conectado a un respirador mecánico, y es probable que pierda el ojo herido en el ataque.
El ataque con arma blanca que el escritor sufrió ayer en Nueva York revivió la amenaza que pesa sobre su cabeza. El autor de la novela “Los versos satánicos” había sido condenado a muerte por el ayatola Jomeini en 1989, luego que muchos líderes musulmanes consideraran su obra “blasfema”. Por este motivo, vivió escondido durante años.
Según detalló su agente literario, el autor "probablemente perderá un ojo; los nervios de su brazo fueron cortados; y su hígado fue apuñalado y dañado". Más temprano, la policía de Nueva York confirmó la identidad del agresor.
Un hombre irrumpió en el escenario de la Institución Chautauqua y -según confirmó posteriormente la policía- apuñaló a Rushdie en el cuello y abdomen. El autor cayó al suelo y el agresor, identificado como Hadi Matar, de 24 años fue inmovilizado. El escritor fue trasladado en helicóptero a un hospital donde fue sometido a una cirugía.
Radicado en Nueva York, el autor angloindio habla de su más reciente novela, Quijote. En ella traslada el clásico de Cervantes a Estados Unidos, atrapado por el poder hipnótico de los reality shows y atravesado de tensiones sociales y raciales. El próximo viernes Rushdie participará en el Festival Puerto de Ideas Valparaíso digital.
Radicado en Nueva York hace 20 años, el escritor angloindio habla sobre su más reciente novela, Quijote. En ella traslada el clásico de Cervantes al Estados Unidos de hoy, anestesiado por los reality shows y atravesado de conflictos sociales y raciales. Rushdie es uno de los invitados estelares del próximo Festival Puerto de Ideas Valparaíso digital, que comienza la próxima semana.
Alrededor de 1.800 autores se unieron en el colectivo donde también participan Margaret Atwood y Russell Banks, entre otros. A través de redes sociales buscan incentivar a que el votante estadounidense impida la reelección del actual presidente el próximo martes 3 de noviembre.
El escritor español dio su apoyo a la misiva firmada por más de 150 intelectuales, y publicada por la revista Harper’s, contra la censura en el mundo progresista. La publicación provocó una encendida polémica en Twitter y dos autoras que la suscribieron decidieron retractarse.
Más de 150 intelectuales firmaron misiva que condena la censura impulsada por ciertos grupos progresistas.
La misiva que apareció ayer en la revista estadounidense Harper’s lleva los nombres de los escritores Salman Rushdie, Margaret Atwood, Martin Amis y la feminista Gloria Steinem, entre otros. Ellos acusan el surgimiento de actitudes censoras en el progresismo, en medio del debate político y social causado tras el asesinado del afroamericano George Floyd.
Radicado en Nueva York, el escritor anglo indio se recuperó de la enfermedad que contrajo en marzo. Desde Manhattan presenta la traducción de Quijote, su más reciente novela.
Radicado en Nueva York hace 20 años, el escritor anglo indio se contagió de coronavirus a mediados de marzo. Ya recuperado, promociona la edición española de su novela Quijote, que traslada la historia de Cervantes a Estados Unidos del siglo XXI, y afirma: “Pasará mucho tiempo antes de que vuelva a escribir ficción”.
Desde hace mucho tiempo ha operado la censura, como una restricción a la circulación de la información y las ideas. Su objeto de control ha sido el mayor difusor de ambas: el libro, prohibiéndolo, a veces quemándolo. Ha existido en la Antigüedad y en la actualidad, desde Alemania o Francia a la India, China o Chile.
A partir de su última novela, donde repasa el mito del Quijote, el autor británico discute su relación con las letras hispanas, su adhesión al "Boom", su poco entusiasmo por Bolaño y su accidentada visita a Chile en 1995.
Recién publicada en Estados Unidos y el Reino Unido, Quichotte es un remake de Don Quijote en la era Trump. Escrita en clave satírica y cruzada de referencias pop, la obra no convence a la crítica: "Rushdie se hinchó con la cultura basura que pretendía criticar", dice The Guardian.