Lo tenían todo. El cantante carismático y perfecto para afiches de adolescentes angustiados, aliado con un guitarrista creador de un sonido grandilocuente, delicado y abrasivo. Conocían el truco de las declaraciones incendiarias, cosecharon ventas fulminantes que no se veían en años, y sumaron apariciones reiteradas en televisión y portadas de revistas. Captaron la atención de estrellas como Morrissey en medio de un halo de ambigüedad y carga erótica en la imagen y las letras. Suede encendió la mecha del britpop. En la primavera boreal de 1993 era lo mejor que la escena británica podía ofrecer y este concierto encapsula ese peak artístico y escénico. Nunca volverían a ser los mismos.
Marcelo Contreras
18 mar 2020 08:08 AM