El nerviosismo por el impacto de la inminente visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, pesaba sobre las acciones y hacía que los inversionistas se apresuraran a comprar bonos del Tesoro estadounidense.
Según medios estadounidenses, la presidenta de la Cámara de Representantes, segunda personalidad en la línea de sucesión presidencial, incluiría una visita a Taipei en su actual gira a Asia. Desde Beijing aseguran que “no se quedarán de brazos cruzados” si es que Washington planea interferir en su política de “una sola China”.
La líder de la Cámara de Representantes encabeza una delegación del Congreso de EE.UU. a la región del Indo-Pacífico, que incluye visitas a Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón.
La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes a la isla autónoma probablemente hundiría el acercamiento tentativo entre EE.UU. y China.
El eventual viaje de Nancy Pelosi se da en un momento en que China ha intensificado lo que EE.UU. y sus aliados en el Pacífico describen como arriesgadas confrontaciones uno a uno con otras Fuerzas Armadas para hacer valer sus amplios reclamos territoriales
Consultado por los periodistas sobre posibles avances en el tema Taiwán durante su cumbre virtual el lunes con su homólogo chino Xi Jinping, el mandatario estadounidense respondió afirmativamente. “Sí. Dejamos muy claro que apoyamos la Ley de Taiwán y eso es todo. No vamos a cambiar nuestra política en absoluto”, afirmó. “No estamos alentando la independencia. Los alentamos a hacer exactamente lo que exige la Ley de Taiwán. Eso es lo que estamos haciendo. Dejemos que ellos decidan”, agregó.
La decisión elogia el "gran coraje político" del presidente chino y lo protege contra los críticos, mientras maniobra para extender su gobierno.
Los comentarios del mandatario van a contramano de la antigua política estadounidense de “ambigüedad estratégica”, por la cual Washington ayuda a Taiwán a construir sus defensas pero sin comprometerse a salir en respaldo de la isla. Biden dijo que Estados Unidos asumió el “sagrado compromiso” de defender a los aliados de la OTAN en Canadá y Europa y “es lo mismo con Japón, lo mismo con Corea del Sur, lo mismo con Taiwán”.
Pese a la tensión por las incursiones aéreas chinas sobre la isla, los expertos descartan un conflicto inminente. Pero advierten sobre el eventual rol de Washington.
El siniestro, que también dejó 41 heridos, se declaró este jueves en un edificio de 13 plantas y arrasó varias de ellas antes de que los bomberos pudieran controlarlo. La policía afirmó que el inmueble tiene 40 años y en él vivía gente con ingresos bajos, en torno a unas 100 personas, según los sobrevivientes. Las autoridades no han descartado la posibilidad de que el origen del incendio haya sido intencional.
En medio de vuelos récords de aviones chinos cerca de la zona de defensa aérea de la isla, la Presidenta de Taiwán dijo que si su democracia se ve amenazada, “hará todo lo posible para defenderse”. En respuesta, Beijing advirtió que “no hay fuerza en el mundo que sea más fuerte que la voluntad de China de luchar contra la secesión y lograr la reunificación”.
La primera incursión de 52 aeronaves incluyó 34 cazas J-16 y 12 bombarderos H-6, según el ministerio de Defensa Nacional de Taiwán. Más tarde, otros cuatro J-16 chinos volaron hacia la parte suroccidental de la zona de identificación de defensa aérea de la isla, un área de protección fuera del espacio aéreo del país. “Nos preocupa mucho que China vaya a iniciar una guerra contra Taiwán en algún momento, incluso si la amenaza no es inminente en este momento”, dijo el ministro del Exterior taiwanés, Joseph Wu, en una entrevista con la cadena australiana Broadcasting Corp.
Taiwán lleva años haciendo presión para incorporarse al tratado y este jueves anunció que se había postulado oficialmente.
