30 años: Dos historias cruzadas por la caída del Muro de Berlín
El 9 de noviembre de 1989, el corresponsal de la agencia italiana ANSA en la Alemania del Este le hizo una pregunta a un vocero de la RDA que descolocó a todos. Esto, porque el funcionario comunista respondió que a partir de ese mismo momento se podría cruzar el Muro. Riccardo Ehrman, el periodista y uno de los guardias que estaban de turno ese día, cuentan a La Tercera cómo fue esa histórica noche.
Fue casi sin querer. La tarde del 9 de noviembre de 1989, Gunter Schabowski –entonces portavoz del Comité Central del SED (Partido Socialista Unificado)-, anunció en una confusa conferencia de prensa que a partir de ese minuto los ciudadanos de la República Democrática Alemana (RDA) podrían ir al Oeste y que no sería necesario pasaporte ni visado; sólo se requeriría mostrar el carné de identidad o un documento similar. Desde hacía meses, miles de alemanes del Este protestaban para poder emigrar a Alemania Occidental y la situación era cada vez más crítica. Consciente de este hecho, Riccardo Ehrman, corresponsal en la RDA de la agencia italiana Ansa, preguntó al funcionario comunista cuándo entrarían en vigor las nuevas disposiciones. Schabowski respondió de forma clara y categórica: "Si mis informaciones son correctas, hasta donde llega mi conocimiento, inmediatamente".
"Como todas las conferencias de prensa del país comunista, la de ese día fue muy aburrida durante las primeras dos horas. Schabowski hablaba de todo lo que se podía mejorar y en un momento señaló: 'Puede ser que hayamos cometido unos errores, pero siempre intentamos mejorar'. Fue entonces cuando yo tomé la palabra y pregunté: 'Señor Schabowski usted habló de errores, ¿no cree que fue un error promulgar la ley de viajes de hace pocos días que no cambiaba absolutamente nada la situación que ya existía?'. Fue entonces que Schabowski dijo: 'Nosotros no cometimos errores, en todo caso yo tengo algo que decir'. Y sacó un papel de su bolsillo y lo empezó a leer. En el texto se señalaba que, desde ese momento, todos los ciudadanos de la RDA podían viajar donde quisieran sin necesidad de pasaporte o de visado. Fue una cosa increíble, porque hasta este momento en la República Democrática Alemana para viajar era necesario el pasaporte y obtenerlo era algo casi imposible. Uno tenía que pedirlo y después esperar semanas, a veces hasta meses para que después te dijeran que no. Incluso el pasaporte no era suficiente, necesitabas también una visa de ida y de vuelta. Eso también era extremadamente difícil de obtener. Entonces, en el momento en que él dijo que podían viajar sin visado, sin pasaporte, para mí fue clarísimo que había caído el Muro de Berlín", relata Ehrman, de 89 años, en conversación con La Tercera, desde su casa en Madrid.
"El muro había sido construido en 1961, justamente con el fin de bloquear a los ciudadanos de la Alemania Oriental para impedir que viajaran a Occidente. Entonces, desde el momento que eran libres de pasar, significaba para mí que era el fin del Muro", añade el excorresponsal.
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Ciudadanos de la Alemania Occidental observan a guardias del Este, en el Muro de Berlín. FOTO: AFP[/caption]
Ehrman dice que los periodistas presentes estaban incrédulos de lo que había anunciado Schabowski, pero el periodista italiano sabía que algo se estaba preparando. "Unos pocos días antes, el 30 de septiembre, la RDA había permitido salir del país, en modo excepcional, a los ciudadanos que se habían ido a Praga, a la embajada de Alemania Occidental. Eso fue el inicio de un cambio, pero los compañeros occidentales estaban acostumbrados a escuchar muchas palabras y que no se produjera ningún hecho". El corresponsal señala que en los días previos a la conferencia de prensa había protestas en las calles. Eso, luego que a las personas que estaban en Praga se les permitió ir a Occidente. Las protestas fueron reprimidas duramente.
"Yo y un diplomático alemán occidental, que era el jefe de prensa de la legación de Bonn, corrimos a llamar por teléfono. Al momento de entrar a la cabina, le dije: '¿Tú crees que puede ser verdad? y me dijo que sin duda'. Él llamó al canciller Helmut Kohl, que en ese momento se encontraba de visita oficial en Polonia. Kohl interrumpió la visita en ese momento, volvió con su avión a Bonn, que era entonces su capital. Vino a Berlín solo unos dos días después, cuando ya estaba claro que el Muro había caído", cuenta.
Pero la apertura de los cruces no fue automática. Ehrman explica que un miembro muy alto del Politburó de la RDA intentó retrasarla, porque se había dado cuenta que la caída del Muro significaba el fin de la Alemania comunista, por lo que no notificó a la policía de frontera que tenía que abrir las puertas, sino que lo hicieron horas más tarde. "Yo no sabía que estaban transmitiendo la conferencia en directo. La gente se precipitó a la frontera para pasar a Occidente, pero como la policía no había recibido la orden, todo estaba cerrado. Había cientos de miles de personas que estaban en cola esperando poder pasar", recuerda.
"¡Abran las barreras!"
Tras la llamada por teléfono, Ehrman fue al puesto fronterizo más cercano al centro de prensa, que era la estación de ferrocarril de Wollankstraße, a ver lo que pasaba y se dio cuenta que todo estaba bloqueado. Sin embargo, quienes estaban esperando lo reconocieron. "¡Es él! ¡Es él! El hombre de la pregunta!", gritaron algunas personas en la fila, que lo tomaron en brazos y lo llevaron en andas. "Yo estaba aterrorizado porque no sabía qué estaban haciendo, aunque después me di cuenta que estaban celebrando", sostiene.
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Harald Jäger, oficial de la de la Stasi y guardia del Muro, en uniforme en una imagen de 1964.[/caption]
Poco antes, Harald Jäger, de 46 años, que estaba a cargo del puesto fronterizo en Bornholmer Strasse, veía la conferencia por televisión y pensó: "¿Qué le pasa? (haciendo referencia a Schabowski). Está leyendo algo que no tiene idea el impacto que provocará", recuerda en conversación con La Tercera. Diez minutos más tarde, este ex teniente coronel de la STASI (servicio de inteligencia de la RDA), cuenta que comenzaron a llegar cientos de personas al Muro para tratar de cruzar.
Jäger dice que llamó varias veces a sus superiores, preguntando qué debía hacer, pero nadie le dio respuestas claras. "¿Debo dejar que los ciudadanos se vayan o debo dispararles?", les preguntó a sus superiores. Pese a que tenían el mandato expreso de no disparar en ningún caso, incluso si las barreras eran sobrepasadas, Jäger pensaba que el caos podría provocar varios heridos en caso de que ocurriera un enfrentamiento. Finalmente, a las 23:30 de esa noche histórica, fue el primero en dar la orden: "¡Abran las barreras!".
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El ex corresponsal de la agencia italiana Ansa, Riccardo Ehrman.[/caption]
"La cantidad de personas que llegó al Muro hizo evidente que había que abrir la frontera. Mis jefes me habían ordenado que no la abriera. Pero yo lo hice de todas formas. Ese día no pensé en las consecuencias, sino en que no teníamos nada que perder. Eso fue más importante para mí que pensar en las consecuencias", rememora. Se estima que unos 20.000 berlineses del Este pasaron al otro lado esa noche, ya sea a pie o en automóvil, tanto por Bornholmer Strasse como por el puente que se inicia allí mismo. "Cuando abrí las puertas no tenía certeza de que el Muro caería", dice. "Al comienzo el ambiente era de expectación, de espera, aunque la alegría vino después, cuando se abrieron las puertas. Entonces fue una alegría inmensa. La verdad es que estaban todos fuera de sí", complementa Ehrman.
"Para nosotros fue fundamental la caída del Muro porque nos permitió volver a unificarnos", concluye el exguardia.
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Foto del Muro en la parte Oeste, fechada en abril de 1984. FOTO: AFP[/caption]
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