Cae un Tronco
Las entrelíneas de la hora negra de Raúl Torrealba, el exmonarca de Vitacura. Su casa allanada por la policía, sus cuentas corrientes bajo peritaje y la pesada frase “sobres con efectivo”. Qué ha sido de él, quiénes le son leales y quiénes le llevaron la contra.
-Me hicieron la misma que Penta.
Las versiones de la frase varían, pero todas van a lo mismo. Hay gente que se la oyó decir apenas estalló esto; a otros les llegó de terceros y a la mayoría de sus amistades -admitan o no haber conversado con él- es lo primero que les sale de la boca cuando tratan de dilucidar por qué su viejo y querido colaborador “de toda la vida” Domingo Prieto Urrejola destapó este escándalo que tiene en la mira a Raúl Fernando Torrealba del Pedregal (72, RN) apenas dos meses después de concluir su reinado de 24 años y siete meses en la comuna más rica de Chile.
El comidillo vitacurano narra que Prieto habría delatado al exalcalde a la Hugo Bravo, el extinto gerente de Penta que entregó a los dueños de holding, y que arrastró a políticos de la UDI. Lo hizo en parte picado, después de que Carlos Délano y Carlos Lavín -jefes suyos hace décadas- lo echaran de la firma.
La madeja de testimonios de este caso, en que la fiscalía investiga -a lo menos- las abultadas subvenciones a los programas “Vita” y organizaciones funcionales del municipio, y las denuncias de que el “Tronco” recibía sobres con $ 5 millones en efectivo, cuenta que Prieto actuó despechado. Su amigo lo había despedido de los cargos directivos en el tinglado de estas entidades y le había negado una millonaria indemnización.
La gente del exrugbista (así conoció a viejos partners, como Luis Mayol) relata que Prieto y él eran cercanos hace muchos años, que jugaban futbolito los domingos en el Club de Polo y que era uno de los de su anillo de máxima confianza; algunos siguen en el municipio que ahora dirige Camila Merino. Y que un suculento conflicto monetario explicaría que Domingo -según algunos-ventilara por las oficinas municipales que se cometían irregularidades.
De creer estas versiones, menos de dos semanas después de que Torrealba entregara el cargo, Prieto se vengó contándole titulares de la trama a Mauricio Irarrázabal, el nuevo director jurídico que trajo la administración Evópoli (partido al que en RN acusan de maquinar esto; ellos lo niegan).
Fue a su oficina a relatarle “irregularidades consistentes en la falsificación de su firma en documentos e instrumentos de carácter privado y público sobre diversas solicitudes y trámites ingresados en la Municipalidad de Vitacura”. Y otras “relacionadas con la administración de aportes y subvenciones otorgados por la municipalidad a las instituciones que representaba”, dice la querella criminal por los delitos de malversación de caudales públicos y fraude al Fisco que interpuso el municipio.
Esta, dicen los entendidos en el caso, no salió directamente de la decisión de Prieto; él entregó más generalidades que microdetalles. Pero bastó para que Irarrázabal presentara una denuncia ante la justicia y comenzara a largarse el hilo.
Lo peor vino después, cuando su sobrina nieta Antonia Larraín -muy amiga desde niña de una de las hijas del exalcalde y con 16 años de funcionaria en el municipio- se autodenunció. Contó que “apenas” asumió la Dirección de Desarrollo Comunitario (2018) “el imputado Torrealba le señaló que todos los meses ella recibiría del imputado Prieto un sobre con una suma aproximada de $ 5 millones”.
Eso dice la constancia de autorización judicial enviada por la Fiscalía al 4° del Juzgado de Garantía de Santiago, con la que la PDI allanó (lunes 23 de julio) el departamento de Torrealba en Santa María de Manquehue.
Larraín confesó -según la querella- que “hasta el cambio de administración municipal de julio manipuló mensualmente sobres” con esa suma en billetes, “que entregaba personalmente al alcalde”.
Del allanamiento los policías no pudieron llevarse ni el celular ni el computador de Torrealba; se dijo que no estaba, porque se había ido a su casa en el sur. Pero lo vieron en Santiago hace dos semanas y también esta; su gente dice que todo este tiempo estuvo en la capital y que recién se fue el jueves. Sigue sin contestar llamadas y cuentan que es muy posible que esté usando otro teléfono móvil.
“Tengo plena confianza en el trabajo que está realizando el Ministerio Público y aportaré todos los antecedentes e información de que disponga para de ese modo colaborar con el éxito de las pesquisas que se están realizando”, dijo en una declaración que envió el miércoles, en la que no negó las denuncias. Será lo último que diga en un buen tiempo, o al menos hasta que declare. Torrealba es defendido por el penalista Francisco Velozo -quien el viernes no tenía aún acceso a la carpeta investigativa- y es asesorado por Gonzalo Cordero en el frente comunicacional.
La justicia levantó el secreto bancario de tres cuentas corrientes del “Tronco”, la PDI las pericia y pronto el Consejo de Defensa del Estado habrá de decidir si se querella o no en su contra; hasta el viernes el caso no les había llegado. Sobre Prieto y Larraín, Torrealba solía decir hace años en entrevistas que para él cuentan las amistades “férreas, con principios, basadas en la lealtad”.
Su gente enumera amigos. Ojo, que no son todos. El empresario Juan Eduardo Errázuriz, el arquitecto Gonzalo Mardones, el exembajador y exministro argentino Ginés González; el vicealmirante (R) de la Armada Cristián Millar, los RN Andrés Allamand y Rodrigo Ubilla. Entre los exalcaldes: Mario Olavarría, Manuel José Ossandón, Francisco de la Maza, el ministro Rodrigo Delgado y otros.
Los suyos y los otros
Algunas de sus amistades -bajo anonimato- no creen posible que nada de esto sea cierto; una que otra precisa que “no lo voy a negar ahora”. Un par duda en poner o no las manos en las brasas por él. Varios se describen golpeados y dolidos: no es lo mismo, explican, un titular que trate de resumir una compleja triangulación a “sobres con plata”.
También hay conclusiones. Él no estaría pasando por esto si hubiese cumplido la regla de oro de un alcalde saliente: cuidar su retaguardia, asegurar una sucesión leal y sin riesgos.
Por otro carril corren sus hombres de confianza, que han pasado o siguen en el aparato municipal, y quien conozca la estela que dejó el “Tronco” en Vitacura hace una lista que antes también integraba Prieto. Uno es el delegado presidencial Felipe Guevara (RN), que ya tomó el riesgo de creer en su inocencia, porque “si se demuestra lo contrario, me tragaré mis palabras”.
El nexo se remonta al menos a 1997, cuando Guevara -profesor de Historia- llegó a Vitacura unos meses después de que asumiera Torrealba. Estuvo casi 12 años, todos como director de Desarrollo Comunitario, más conocida en jerga municipal como Dideco (el mismo que ocupaba Antonia Larraín hasta antes de ser suspendida por Merino) y como director de Educación y Salud.
Expertos en Vitacura aseguran que Guevara fue uno de los creadores de la red de programas “Vita”, cuyo manejo financiero ha destapado este escándalo. “Hay muchas que se crearon en esa época”, reconoció el viernes. Otros aseveran que cuando llegó ya existían VitaMayor, VitaGrosso y el Consejo Local de Deportes, y que creó VitaIntegración, VitaClub y VitaCultura, entre otros.
Salió del municipio el 2008 para ir por la alcaldía de Lo Barnechea, la que conquistó luego de una brutal primaria en RN. Lo apoyó el “Tronco” contra el clan de los Ossandón, que estaba aliado con Carlos Larraín. Este quería que la hoy diputada Ximena -hermana de Manuel José, el senador, y de Roberto, histórico dirigente- se quedara con el trono luego de deshacerse de Marta Ehlers, entonces acusada de irregularidades con el plan regulador. Falló.
En esa otra comuna, donde reinó casi 11 años, Guevara creó entidades al estilo “Vita”. Lo Barnechea y Vitacura tienen más nexos vinculados a la figura de Torrealba.
En esta argolla de hierro también figura Aldo Sabat Pietracaprina (hermano de Pedro, exmonarca de Ñuñoa, y tío de Marcela, la senadora). “Llegué aquí el 6 de diciembre de 1996, con Miguel Muñoz, María Pino y Aldo Sabat. Había un equipo, ya funcionando, exitoso, comprometido. Nunca se hicieron cambios violentos, ni cambios de mandos; fue fácil, porque me entregaba el poder a mí, por varias oportunidades. Entonces no conozco mucho lo que va a pasar el 28 de junio”, dijo Torrealba en su última sesión de concejo (16 de junio de este año).
Sabat fue su brazo derecho como administrador municipal y habría seguido si no fuera porque el 2010 un Sebastián Piñera recién llegado a La Moneda se lo levantó al “Tronco” -dicen que no le gustó nada- y lo fichó como administrador de la Presidencia.
Llevaba cinco meses en eso cuando la Contraloría llegó a cobrarle una cuenta pendiente desde Vitacura. Resulta que los había multado a él y a Gustavo Bravo -secretario comunal de Planificación y Coordinación- con el 5% del sueldo, porque se habían reunido con representantes de la consultora Etcheberry a propósito de una licitación sobre asesorías comunicacionales y servicios web; la firma había ganado el concurso.
Torrealba los había sobreseído (2009). Pero la CGR les revocó la medida, y para entonces Sabat estaba en Palacio -en su día fue una micropolémica- y Bravo en la Subdere. Este hoy está de vuelta en Vitacura como director de Planificación desde julio de 2014; ha participado en sesiones de concejo con Merino a la cabeza.
El mismo 11 de marzo de 2014 que se acabó Piñera, Parte I, Sabat entró a trabajar a honorarios a Lo Barnechea, ya en poder de Guevara. Entremedio fue concejal por Vitacura (2012-2016) y apenas terminó su período volvió a laborar para el “Tronco”. Ahí siguió hasta el 30 de junio de este año -dos días después de asumir Merino-, mes en que cobró como asesor de Torrealba por una pléyade de asuntos: proyectos viales, el presupuesto y recursos humanos.
En paralelo siguió en Lo Barnechea y en abril de 2018 pasó a su Corporación Cultural -entidad privada a la que el municipio aporta subvenciones-, de la que fue su director ejecutivo. En ese municipio aseguran que el hoy alcalde UDI Cristóbal Lira (su guerra con Guevara, a quien sucedió el 2019, da para otro texto) recortó su sueldo por excesivo. Sabat dejó esta comuna el 1 de julio; completó casi cuatro años y medio simultáneamente en ambas.
Otro miembro del anillo Vitacura es el abogado Andrés Ibarra Videla. Llegó el 97 y fue su director jurídico -subrogó a veces al alcalde- hasta 2014. Se quedó como asesor de distintas cosas hasta 2017, y luego pasó a director ejecutivo de la Corporación Cultural (2018-2019). En paralelo fue asesor en Lo Barnechea, que se sepa, entre el 2009 y 2011. En 2016 reaparece ahí como asesor externo. En junio de 2017 su empresa de asesorías es contratada por la Asociación de Municipalidades para Seguridad Ciudadana de la Zona Oriente (Amszo). Y al mes siguiente firma a nombre de la organización comunitaria Lo Barnechea Emprende un convenio de subvención con el alcalde.
Pero según dijo Guevara en este diario, en esa comuna Ibarra “ganó una licitación por Mercado Público. Nunca tuvo un trato directo, al contrario, se presentó a una licitación donde hubo otro oferente y su adjudicación lo acordó el Concejo Municipal”.
Su paso por VitaCultura suscitó reparos en el concejo anterior, donde Torrealba tuvo a cuatro disidentes en algunos temas: el RN Felipe Irarrázaval; el exUDI y hoy Republicano Cristián Araya (estuvo con Rodolfo Terrazas en las dos reelecciones en que alguien de derecha osó desafiar al alcalde); la independiente electa en cupo DC Luz Pacheco Matte y la independiente en cupo Evópoli Francisca Cruzat.
“Logramos sacar a los dos directores que antecedieron a Andrés Rodríguez. Pedimos que se hiciera una auditoría a la Corporación Cultural: Hernán Swart e Ibarra no eran capaces de presentarnos un presupuesto que reflejara con claridad el balance de ingresos y gastos”, cuenta ella.
Los cuatro (Araya renunció hace meses para postular a diputado) tenían su grupo de WhatsApp: Frente Vitacura. Entre febrero y abril de este año, Pacheco y Cruzat se opusieron varias veces a que se aumentara la subvención a VitaDeportes, una de las unidades -junto con VitaEmprende- a las que Merino le cortó esta semana las platas.
El caso fue retirado de la tabla del concejo al menos tres veces por reparos y falta de antecedentes: en la primera se pedía aumentar en $ 400.152.000; la segunda se sacó antes de la sesión, y en la tercera se volvió a retirar. “Me voy con un poquito de dolor en el alma en pensar que mi equipo de concejales, a los que les tengo tanta estima, tiene tan poca creencia en lo que les plantea la gestión”, dijo esa vez el alcalde. Al cuarto intento (con el monto rebajado a $ 327.462.000), Irarrázaval se abstuvo, Cruzat y Pacheco rechazaron. Pero eran minoría y se aprobó.
El círculo municipal de leales al “Tronco” lo cierra su exjefe de gabinete Galo Errázuriz; sigue en el aparato, pero en otro cargo. En otros escalafones de cercanía figuran el director de Administración y Finanzas José Bucarey (uno de los suspendidos por Merino) y la hoy concejala -y antes asesora- Macarena Bezanilla. Esto ha sido un mazazo para ellos.
En una de las primeras sesiones del nuevo concejo, Bezanilla y sus pares Verónica del Real, Maximiliano del Real y Matías Bascuñán apoyaron la idea del debutante concejal Felipe Ross (Republicano) de declarar a Torrealba hijo ilustre y homenajearlo con una estatua o monumento. Pero ese 7 de julio ignoraban lo que venía. Cuando a la semana siguiente se replanteó el punto, Merino les dio largas; Prieto ya estaba cantando.
“Entonces no sabíamos nada de las denuncias. Homenajearlo habría que dejarlo pendiente hasta que sepamos toda la verdad, cuando termine el proceso judicial”, dice Ross. “Hoy no creo. No porque quiera tildarlo de algo, sino porque hemos de esperar la resolución de este proceso investigativo antes de decidir quiénes sean o no hijos ilustres de Vitacura”, tercia Bezanilla.
Según su gente, Torrealba sabe que si hay juicio irá para largo, unos cuatro años. Unos dicen que está dolido con Merino porque no le avisó antes de apretar el botón. También con Prieto y Larraín, pero que igual los habría telefoneado. En vano.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.