Columna de Paula Escobar: Chile Vamos: la hora de despertar
Si el bloque -integrado por la UDI, RN y Evópoli- no asume su responsabilidad, esto no caminará hacia una “buena y nueva” Constitución, sino hacia una elección polarizada, agria y tóxica el 17 de diciembre, en que se tendría que votar entre la Constitución del 80 (que el expresidente Lagos ya dijo que no le gusta, para que no insistan en que es “la Constitución de Lagos”), y una Constitución partisana de ultraderecha.
Ya se empezarán a votar las enmiendas presentadas en el Consejo Constitucional. Será la hora de la verdad, pues solo tienen hasta el 30 de septiembre para entregar su texto a la Comisión Experta.
El preámbulo de esta votación es malo y, para muchos, el proceso está al borde de descarrilar. No ha habido realmente diálogo con el oficialismo, y los consejeros del P. Republicano parecen haber optado por intentar agradar a sus bases duras y no a la mayoría de las y los chilenos. Eso ya es equivocado: es una stingada de otro signo. Pero, además, están haciendo lo que ellos creen que esas bases quieren.
Otro error: su arremetida de enmiendas partisanas no ha mejorado las alicaídas encuestas. Tras su “ofertón”, en que apretaron las teclas que creen que representan a sus votantes (menos impuestos, conservadurismo y pinochetismo), el Rechazo subió (y JAK bajó), según Cadem, Criteria y otras encuestas.
Su estrategia errada no ha parado allí: han tratado de instar al P. Comunista a que se baje, para negociar solo con el PS y tener un “enemigo” contra el cual movilizar apoyos…
Otro error político y táctico, pues solo han logrado lo contrario: unificar al oficialismo. En su posición minoritaria, lo único que pueden hacer para contrarrestar esta hegemonía circunstancial de las derechas es no fragmentarse. Ya lo dijo el jefe de bancada PS en el Consejo, Alejandro Koehler, en castellano claro: los notificó de que seguirá unido todo el oficialismo hasta el final.
El error más reciente de JAK es que haya dicho (en su programa de YouTube) que si no aprueban sus enmiendas, “no tendríamos ningún problema en decir” que se rechace el proyecto constitucional.
O sea, o me hacen caso en todo o tiro el mantel, total, tengo los votos.
¿Qué puede cambiar el curso de este desastre? ¿Qué puede impedir que se verifique, frente a nuestros ojos, el tercer fracaso constitucional chileno en estos años? ¿Que hayan cambiado los personajes y los modales, pero que el resultado sea el mismo?
Idealmente, que el P. Republicano reconsidere su errada estrategia. Pero, más importante, que Chile Vamos despierte. Que recuerde cuánto se arrepintió de haber mandado a un cajón el proyecto de la expresidenta Bachelet, y cuánto habló de abrirse a una Constitución que incluyera más adhesión que la de su propio sector. Algunos ya parecen contagiados en la ceguera de pensar que una Constitución negociada entre la derecha y la ultraderecha es viable.
Si Chile Vamos no asume su responsabilidad, esto no caminará hacia una “buena y nueva” Constitución, sino hacia una elección polarizada, agria y tóxica el 17 de diciembre, en que se tendría que votar entre la Constitución del 80 (que el expresidente Lagos ya dijo que no le gusta, para que no insistan en que es “la Constitución de Lagos”), y una Constitución partisana de ultraderecha. ¡Qué estabilidad podría salir de eso! Y nos condenaría a seguir en el pantano, en esta parálisis institucional, culpa en gran parte de un sistema que no incentiva la cooperación y el acuerdo, sino la estridencia y el discolaje. Un sistema que el anteproyecto mejora sustantivamente.
Chile Vamos debe sacar la voz y no seguir andando como en puntillas de pie. Sus expertos y expertas deben defender el anteproyecto y sus cimientos, ¡fue redactada por sus propios cuadros!
Y deben escuchar no solo al oficialismo, sino las voces de su propio sector que están pidiendo enmendar el rumbo. El exconvencional Hernán Larraín Matte, de Evópoli, les dijo: “La estrategia de republicanos en el Consejo es equivocada. De un texto para las mayorías a uno solo para republicanos”.
“La invitación es una y exigente: elevar la mirada y trabajar con un genuino sentido republicano para lograr un acuerdo constitucional que sea mayoritario y transversalmente apoyado en diciembre”, se lee en un documento firmado por Ignacio Briones y líderes UDI como Isabel Plá y Guillermo Ramírez, entre otros.
Deben escuchar a sus aliados para el Rechazo el 4S, Amarillos y Demócratas, que los emplazaron esta semana: “Hacemos un llamado a quienes hoy sustentan las mayorías en el Consejo Constitucional a promover el acuerdo con todos los sectores políticos, para que en diciembre seamos millones los que podamos concurrir a apoyar el nuevo texto constitucional que Chile requiere”.
Escuchen a los expresidentes, que fueron claros en su adhesión al anteproyecto de la Comisión Experta (que cuenta con un 76% de adhesión ciudadana, así como los 12 “bordes”, un 83%). El expresidente Ricardo Lagos, a quien tanto escucharon antes y que al parecer ahora no oyen mucho, fue claro en su rechazo a las enmiendas republicanas: no se los mandó a decir con nadie. Ese día, el consejero RN Edmundo Eluchans le dijo: presidente, no somos lo mismo (que republicanos).
Bueno, el momento de demostrar que no son “lo mismo” es ahora.
Aún queda tiempo.
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