En las guerras no suele haber buenos ni malos, piensa David Rieff. El ensayista americano fue corresponsal en Bosnia y Kosovo, así como en Ruanda y Liberia en los ‘90. Más tarde estuvo en Irak y Afganistán. Después de pasar 20 años en conflictos, decidió volver al frente: acaba de regresar desde Kiev. Y, aunque no cree en blancos y negros, retorna con la certeza de que la causa ucraniana es justa.
-Estoy a unas semanas de cumplir 70 años, y no había pensado regresar a los campos de batalla a ponerme en primera línea. Decidí regresar porque creo que es una guerra moralmente sin ambigüedades. Creo que la causa ucraniana es justa. No digo que son ángeles, ni que el gobierno de Zelenski es admirable, no. Pero son las víctimas de una guerra sin justificación alguna. Nada justifica lo que han hecho los rusos.
Conocido por sus tesis controversiales en torno al rol de la memoria en la sociedad, como Elogio del olvido, Rieff es autor también de libros que exploran en los efectos humanitarios de la guerra y en los movimientos de derechos humanos, entre ellos Matadero Bosnia: el fracaso de Occidente y Una cama por una noche. “Yo pensaba que me había jubilado de la guerra. Es absurdo para un viejo como yo. Pero bueno, acabo de hacerlo”, dice ahora en Santiago, donde presentó Obra imprescindible, la antología que preparó sobre los escritos de Susan Sontag, su madre.
De Kiev a Nueva York y Santiago: hace poco más de una semana, Rieff se encontraba en ciudades asediadas por los bombardeos rusos. En cualquier caso, los ataques se concentran en el este; en el resto del país eventualmente parece que no hay guerra.
-Nadie sabe quién va a ganar. Y esto es muy diferente, por ejemplo, de Irak, donde todos sabían que los americanos iban a ganar. Perdieron la paz, pero en términos militares, obviamente, iban a ganar. Ahora no sabemos. En este momento hay un contraataque ucraniano, pero ¿quién sabe? De otro lado, en Kiev y en Odessa no hay mucha guerra. Para ir a la primera línea tienes que salir de Odessa y hacer más o menos 100 kilómetros hasta Nikolaiev, la última ciudad controlada por los ucranianos. Después pasas uno 25 kilómetros, y en ese momento estás en la guerra. Pero en Odessa y en Kiev no tienes la impresión de la guerra. La excepción es Járkov, donde tienes bombardeos cada noche y hay mucha destrucción. Todos aman Odessa, pero es mucho menos ucraniana, es una ciudad internacional. Járkov fue la capital antes de Stalin. Es una ciudad modernista, artística, y ellos tratan de resucitar la tradición. Pero reciben misiles desde el otro lado de la frontera, desde Rusia.
¿Cómo percibió el estado de ánimo entre los ucranianos?
Están al mismo tiempo muy traumatizados pero quieren luchar. Hay personas que antes de la guerra eran opositores al gobierno y ahora no hasta que termine la guerra. Y hay otras actitudes solidarias. Estuve con un grupo LGTB y ellos defendían a la milicia; decían que antes de la guerra obviamente eran enemigos, pero había que congelar todo eso hasta que termine. Y entonces tienes un miliciano de la derecha dura ucraniana, y no hay derechas mucho más duras que la ucraniana, con una persona trans hablando de la misma manera de la guerra. Es lo que pasó en Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, con Churchill. Y creo que la misma cosa ocurre con Zelenski, quien se ha mostrado como un gran señor de guerra. Churchill fue soldado, se entiende que hubiera podido tomar este rol. Pero Zelenski era un actor de televisión sin formación militar. Ha sido sorpresivo.
¿Cómo ha visto su liderazgo?
Creo que es muy importante, simbólicamente, que él haya decidido quedarse en un momento donde la opinión general fue que los rusos iban a tomar la ciudad y él iba a morir a manos de grupos de comandos enviados para matarlo. Bueno, lo han intentado. ¿Qué va a ocurrir? En este momento los ucranianos logran todavía mantenerse. Y no creo que Putin tenga muchas opciones, salvo seguir con la guerra.
En un minuto se pensó que iba a ser una guerra breve. Ese era el plan de Putin, ¿por qué falló?
Es el problema para Putin, porque no había plan B. Porque subestimó la resistencia ucraniana, subestimó sobre todo el patriotismo ucraniano. Creo que Putin estaba convencido por su propia propaganda, es decir, la versión rusa es que no hay Ucrania, que Ucrania es Rusia. Y hay que decir que en el este y en Crimea hay una población de origen ruso hablante y se consideran rusos. Esa es la realidad en el Donbas. Pero en el resto del país, Putin pensó que iba a ganar rápidamente, dar un golpe de Estado y poner en el poder un político pro ruso. Y también el ejército ruso parece menos fuerte de lo que se pensaba. Todos hemos pensado que los rusos son un ejército experimentado, han luchado en Chechenia en 2001, en Georgia en 2008, en Donbas y Crimea; es un ejército bien formado, bien equipado. Pero parece que hay problemas internos con el ejército ruso. Vamos a ver, en las guerras hay una evolución. Es posible que en seis meses el ejército ruso tenga más éxito. No sé. Está también hoy el asunto de los de las armas americanas y de la OTAN, que se han mostrado superiores a las armas rusas.
¿Putin no tiene otra opción más que ganar la guerra?
¿Qué puede hacer? ¿Qué puede decir al pueblo ruso? Para un dictador la derrota militar es fatal. Como en Argentina en la época de Malvinas. No admiro a Margaret Thatcher, pero hay que decir que la victoria británica aseguró la caída de la dictadura argentina. Y Putin sabe perfectamente que no puede perder. Los rusos ya han perdido muchas personas. ¿Qué va a decir? ¿Me equivoqué, los ucranianos ganaron, la OTAN nos ha derrotado? Eso sería el fin de su régimen. Entonces tiene que ganar o que haya un golpe de Estado en su contra de la elite rusa.
¿Qué viabilidad tienen las negociaciones de paz?
Hay muchas personas que creen que los americanos o Bruselas tendrían que imponer una paz, es decir, que los ucranianos acepten más o menos perder el Donbas, Crimea. Pero en este momento no creo que estas voces van a influir. También hay que subrayar la importancia de Polonia en esta historia. Las armas vienen desde Polonia cada noche: aviones en la frontera y transporte por las carreteras. Y no creo que vaya a parar, porque los polacos piensan sinceramente que si pierde Ucrania, ellos son los próximos. Y en el caso de los americanos, creo que la ira de la administración de Biden hacia Putin es algo feroz, porque ellos piensan, los demócratas, los Clinton, que Putin robó la victoria a Hillary en 2016 y que Trump nunca hubiera ganado sin el apoyo de Putin en las redes, con dinero, etc. Y no importa que sea la verdad o no. Yo creo que Trump hubiera ganado igual. Lo que importa es lo que piensa Biden y no van a dejar a Putin fácilmente. Además, el ejército ucraniano está muy bien formado y tienen más o menos armas ilimitadas desde la OTAN e incluso de países que no hablan de su ayuda como Finlandia, pero que están muy involucrados.
¿Cuál es el nivel de compromiso del gobierno de Biden?
Tienen una idea de que no hay que dejar ganar a Putin y van a dar a los ucranianos la ayuda material y financiera para que al menos no dejen a los rusos avanzar más. Hay personas en Washington que piensan incluso que los ucranianos podrían al menos reconquistar una parte de los territorios. No creo sí que muchas personas piensen en una victoria ucraniana en Crimea.
¿Políticamente es posible que Estados Unidos se involucre más?
El Presidente de Estados Unidos, en términos de política internacional, es un rey. Puede hacer mucho sin el acuerdo del Congreso. Y todavía la causa ucraniana tiene un consenso bastante grande. Hay críticas de la derecha trumpista y de la izquierda, pero no creo que eso vaya a cambiar. Lo mismo en Francia. Los británicos también tienen un consenso. Los británicos se ocupan del entrenamiento de los soldados ucranianos; cada mes hay 10 mil soldados ucranianos en Gran Bretaña que se están formando con los ejércitos de la OTAN. Hay soldados canadienses, de Noruega, Finlandia, Polonia. Porque la batalla ha sido tan salvaje que los ucranianos han perdido una gran parte de sus soldados mejor formados. Y los rusos tienen el mismo problema.
Se ha temido que la guerra de alguna manera ponga en riesgo la democracia, que ya está en crisis en muchos países. También algunos piensan que puede tener un efecto contrario. ¿Cuál es su impresión?
Bueno, la tendencia autoritaria viene de la falta de éxito económico. Las clases medias, en casi todo el mundo, están en una crisis. Y cuando hay crisis, los populismos, los regímenes autoritarios, tienen más credibilidad. El ejemplo chino de la economía parece exitoso, parece lograr rescatar cientos de millones de personas de la pobreza. Esto, creo, es el argumento para el nuevo mundo autoritario.
¿Cuánta influencia puede tener el modelo chino?
China será el otro gran poder en el mundo en los próximos años. Pero hablando de los Estados Unidos, creo que los Estados Unidos en este momento tiene muchas dificultades culturalmente, económicamente, pero el imperio no tiene problemas. Hay que distinguir entre los Estados Unidos y el imperio americano. El imperio americano está en bastante buen estado. Es una fantasía de la izquierda aquí en América Latina y otros lugares que China va a ganar y va a imponerse, porque los chinos no quieren reemplazar el dólar por el renminbi. El precio es demasiado alto, no van a poder controlar el valor del renminbi como los Estados Unidos no pueden controlar el valor del dólar. El Partido Comunista quiere controlar el valor de ese dinero y por eso no pueden oponerse de manera seria a la dominación del dólar. Y por eso yo creo que hay que distinguir entre la crisis estadounidense, cultural, política y el imperio que ha demostrado su fuerza, por ejemplo, en Ucrania. Además, la OTAN estaba muriendo y gracias a Putin está con una fuerza mucho más poderosa, con la inclusión de Finlandia y Suecia. Poco importa cómo termina la guerra; incluso con una victoria en Ucrania, Rusia va a salir menos fuerte de esta guerra y la OTAN va a estar fortalecida. Yo creo también que China saldría más fuerte, porque finalmente si ellos deciden no comprar petróleo ruso, como dicen los italianos, finito la comedia.
Le tocó enfrentar bombardeos en Ucrania, ¿no teme ser alcanzado por una bomba?
La persona que ha pasado una parte de su vida en zonas de guerra sabe que tiene que estar preparado para aceptar la posibilidad de morir o ser herido. Sería completamente irresponsable involucrarse sin conciencia del riesgo. Desde luego no quiero que me maten, pero obviamente sé que es parte de la apuesta.