Desmitificando al ñuñoísmo
De todas las comunas a nivel nacional, Ñuñoa es la segunda en la que Gabriel Boric obtuvo un mayor porcentaje de votos. Eso ha dado pie para que reflote una antigua concepción de cómo se cree que es el habitante ñuñoíno, pero también algo más: la de reforzar la idea de que ese lugar representa la cuna del Frente Amplio.
“Efectivamente, se hace una caricatura, pero yo creo que no representa la diversidad de la comuna. Ñuñoa sigue siendo una comuna de gran proporción de personas mayores, ellos representan un cuarto de la población. Aquí también hay problemas que resuenan en todo Chile y que no son para nada posmateriales, como el acceso a la vivienda o el hacinamiento. Esos son problemas súper concretos y no creo que sea necesario hacer una competencia sobre quién sufre más de verdad que otro”. (Emilia Ríos, alcaldesa de Ñuñoa, 33 años, militante RD).
La noche del 21 de noviembre, con una votación menor a la esperada, Gabriel Boric daba un discurso con miras a la segunda vuelta que disputará con José Antonio Kast. Mientras el candidato del Frente Amplio hablaba de compañeros y compañeras, territorios, y agradecía el apoyo de “la Bea” -refiriéndose a la expostulante presidencial Beatriz Sánchez-, en las redes sociales comenzaban a cobrarle una cuenta: “No todo el mundo sabe quién es la Bea”, “por qué no le hablas de tu polola, no de tu compañera”, “tenís que hablarle al país”, eran algunas de las interpelaciones que se leían en las redes. Esa misma noche apareció un concepto que agrupó todo lo que se le quería decir al frenteamplista: “Hay que desñuñoizar la campaña”.
El comando acusó el golpe rápido: aparecieron los colores de la bandera chilena en las imágenes de Boric, el propio candidato comenzó a hablar de chilenos y chilenas y cruzar con determinación el umbral de la estética y la mística nuñoína.
A los habitantes de Ñuñoa les molesta ese mote: una comuna de gente joven, progresista, ondera. Algo uniforme en los looks, en la forma de moverse, en la música que escuchan. Porque, claro, en Nuñoa viven más de 255 mil personas. Pero es cierto también que aquí el Frente Amplio pesa mucho, que en las protestas del estallido social pasó a tener un papel relevante, y el dato más fresco: que es la segunda comuna en la que el candidato de Apruebo Dignidad obtuvo el mayor porcentaje de votos (39,43%).
Manuel Vidal (52) tiene la película clara. Dueño de la fuente de soda Las Lanzas de Plaza Ñuñoa, dice que el ñuñoíno es un perfil de habitante muy claro. Eso sí, explica él, no es estático, ha ido evolucionando en el tiempo. Lo ha visto desde que tiene 10 años, cuando llegó junto a su familia a vivir a la comuna y más aún desde 1982, cuando comenzó a atender el local familiar. El habitante que existe hoy lo grafica con una escena que le quedó grabada durante el estallido social: “Esa gente que vino a Las Lanzas durante esos días, estaba sentada en la terraza tomándose su cerveza mientras atrás había una barricada que cortaba el tránsito. Las personas se ponían de pie, se sacaban selfies con la barricada de fondo y luego seguían en lo suyo. Era algo bien surrealista. Pero, en general, esa es la gracia del ñuñoíno: ‘Te respeto, me respetas, conversemos’”, describe Vidal.
El perfil geográfico
Ñuñoa tiene varias caras. Así lo cree el urbanista Iván Poduje, quien antes de realizar cualquier análisis político, dice que es necesario hacer un zoom a su composición geográfica. Sobre todo porque esta es de las pocas comunas de la Región Metropolitana en donde históricamente han convivido estratos socioeconómicos muy distintos entre sí.
Lo primero, es el surponiente y su componente histórico: “Ñuñoa tiene bordes industriales que es todo el límite con Santiago y Macul. Eso hace que se acojan proyectos obreros, por lo tanto, toda la parte sur de la comuna y particularmente al sur de la Av. Grecia, se transforma en un laboratorio donde se ensayan los principales proyectos habitacionales de los años 60 para sectores populares y para clase media”, explica Poduje. Pruebas son la Villa los Presidentes, la Villa Olímpica y la Villa Frei, emblemas de esa clase media sesentera en Chile. “Por esto podríamos decir que se le da esta marca de clase media a la comuna, pero que no es real, porque solamente es el sur”, añade.
Los límites con el nororiente, específicamente con Providencia y La Reina, son la otra cara: “Aquí está lo que, a mi juicio, es uno de los orígenes del progerío ñuñoíno, que es todo el Campus Oriente de la UC (en la vereda donde comienza Providencia) y su relación con la Plaza Ñuñoa”, comenta el urbanista. Esas ubicaciones, donde también entran los barrios El Aguilucho, Juan XXIII y -un poco más al sur- Eusebio Lillo y Suárez Mujica, son los lugares donde se ha dado un proceso de gentrificación importante en los últimos 10 años. “Esto es básicamente la llegada de sectores de mayores ingresos a las antiguas casas que estaban ahí”.
Para Óscar Contardo, periodista, escritor y agudo observador de lo que ha sido el auge de la nueva fuerza de izquierda, “Ñuñoa tiene símbolos que no existen en otro lugar”. Los proyectos habitacionales del sur son uno de ellos: “Tienen que ver con una idea de clase media que existió en Chile hasta el golpe y que se encarnó en unos ciertos valores que por distintas razones terminaron asimilándose a cierta forma de vida que hoy aparece encarnada en Ñuñoa y en Santiago. Esos valores son la educación, la relación con el ámbito de lo público, con las universidades”, dice él.
Los hitos geográficos que marcan esta forma de vida, para él, son varios: las instituciones ligadas a la Universidad de Chile, como el Liceo Experimental Manuel de Salas, la Facultad de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades Juan Gómez Millas y, más tarde, el Instituto Pedagógico hicieron que en esa comuna se gestara una identidad ligada a pensamientos de izquierda y a un mundo intelectual que se instaló a vivir ahí.
Pero existe otro factor más nuevo, que poco tiene que ver con lo que ocurre al norte y al sur: según datos de Inciti, una consultora experta en el mercado inmobiliario, con el cambio del plan regulador en 2007 y todas las modificaciones que vinieron después, la construcción masiva de edificios residenciales se disparó en varios sectores de la comuna, especialmente en Av. Irarrázaval, Ossa y Rodrigo de Araya. Eso hizo que en 10 años, de 44 edificios que había en venta, pasaran a ser 138. Que el precio de los departamentos aumentara en un 128% y el valor del metro cuadrado pasara de costar 42 UF a 84 UF. Según datos de TocToc.com, en una década se han vendido 30 mil departamentos, convirtiéndose actualmente en la comuna estrella en el mercado de edificios residenciales en la RM. La plusvalía del sector y el interés por vivir ahí trajo a un segmento distinto del que históricamente había existido en Ñuñoa: “Un habitante joven, de clase media alta que puede acceder a esta comuna del barrio alto, pero con precios menores que los que ofrecen los departamentos en las otras comunas”, explica Poduje.
Todo ese avance inmobiliario empezó a gestar un nuevo perfil del habitante de Ñuñoa: “Hoy, de un 40 a 45% de la gente que vive en Ñuñoa, arrienda. Casi el 45% de los hogares que llegan a los nuevos proyectos tienen menos de tres habitantes, casi 70% tiene menos de 45 años y un 50% de los ingresos familiares son de profesionales con estudios universitarios -16% de los cuales tienen maestrías-”, sostiene Marcelo Bauzá, cofundador de Inciti y académico del Instituto de Estudios Urbanos de la UC.
Manuel Vidal vio toda esta transición desde la caja de su restaurante y ha logrado identificar a esos nuevos comensales: “El que viene de la Florida, Puente Alto o de Maipú está contento con venir a Las Lanzas a comerse un completo. Pero el que viene de arriba para abajo, se le nota que echa de menos cosas de allá. A veces me preguntan, ‘oye, ¿y no tienes algo con tocino?, ¿o algo más vegano? ‘Pucha, no’, le digo yo”.
El perfil político
No es novedad entonces que así como el residente de Ñuñoa ha ido evolucionando, la tendencia política electoral también lo haga. Para Matías Bargsted, investigador del COES y académico del Instituto de Sociología UC, “Ñuñoa es una comuna de alta participación, se podría hipotetizar que tiene como enraizada a nivel cultural disposiciones cívicas bastante definidas en su población”. De hecho, para la última elección, el porcentaje de participación alcanzó a ser un 62% en comparación con el 47% de la población nacional.
En cuanto a preferencias políticas, Bargsted explica que Ñuñoa es un caso distinto si es que se le compara con las otras seis comunas de mayor ingreso en la RM. “En el 2013, para la primera vuelta presidencial de Bachelet, ella obtuvo un 32% en Ñuñoa, mientras que el promedio de las comunas de altos ingresos fue un 23%. Este año, el 39% de lo ñuñoínos votaron por Gabriel Boric, versus un 24% del promedio de las comunas de alto ingreso. Si se compara esta elección con la del 2013, uno puede ver una creciente intensificación del voto por candidatos más de izquierda”.
Pero eso, advierte el sociólogo, no significa que el electorado de derecha no sea importante: “Ñuñoa tiene ciertamente este lado de un electorado progresista que está cargando más hacia Apruebo Dignidad que hacia la ex Concertación, pero siempre desde la luz de que es una comuna de altos recursos. Ahí está la anomalía, porque no es que no haya personas de derecha: Sichel y Kast igual suman un 43% de los votos. Este electorado de derecha está, pero su comportamiento se aleja bastante del que tienen otras comunas de altos ingresos”.
Hay algo que explica la tendencia hacia la izquierda de los habitantes ñuñoínos, y es que para María Luisa Méndez, socióloga y directora del COES, en Ñuñoa confluyen varias visiones: “La de gente de izquierda más histórica, pero desencantada de lo que fue la Concertación, la de personas que quisieron recuperar la política desde lo local -a propósito de la tensión inmobiliaria que existe en el sector- y gente más joven que empezó a desarrollar actividad política fuera de los partidos y en torno a las universidades”.
Vidal está consciente de ese fenómeno y lo escucha directamente de las conversaciones en sus mesas. Incluso, él mismo renunció hace ocho años a su militancia en la DC y es parte de los desencantados de esa centroizquierda. “Yo reconozco y felicito los 30 años que tuvimos, no los reniego para nada, pero sí creo que hay que hacer modificaciones. Quien tomó el bastión es esta nueva gente que, claro, se ha gestado fundamentalmente en Ñuñoa. Esta es su cuna”, dice Vidal.
La alcaldesa Emilia Ríos, que en 2016 fue electa concejala en la comuna, recuerda que parte de los inicios del Frente Amplio se dieron aquí: “La gracia que tenía esta comuna era que estaba todo el espectro de la izquierda presente realizando algún tipo de trabajo político local, cosa que no pasa en otras comunas. Entonces, se dio esa cosa como de que estábamos todos trabajando y pudimos articular una fuerza”.
Más allá de la política, los expertos coinciden en que en Ñuñoa se da un estilo de vida distinto al de otras comunas con altos ingresos: “Vitacura y Las Condes privilegian lo individual, el uso del auto, las autopistas exprés, el mall y los restaurantes de Nueva Costanera. En Ñuñoa todo es bicicleta, transporte público, el café o bar de la esquina y aproximarse al otro. A pesar de que los niveles de educación e ingresos puedan ser similares a los de ciertos barrios del sector oriente, los habitantes de Ñuñoa sienten de forma diferente la ciudad”, dice Marcelo Bauzá.
Eso hace que, a veces, se genere un discurso que a ojos de Óscar Contardo puede ser molesto para el resto: “No siempre hay una clara noción de que esas personas son miradas como privilegiados por una gran mayoría de la población. Porque eso no es la periferia. Las personas que hoy viven en Villa Frei no son iguales a las personas que actualmente viven en viviendas sociales de otras comunas”.
Para Manuel Vidal esa es la explicación de la caricatura en redes sociales: “Ese ñuñoísta que en vez de conversar una idea lo pontifica. Y a nadie le gustan los pontífices. Eso a la gente no le gusta y da para meme. Y eso es Ñuñoa hoy día, un meme”.
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