1. Nivel de participación e (i)legitimidad

Un plebiscito en pandemia podría influir en que un segmento de la población -especialmente los adultos mayores- decida no votar hoy por temor a contagiarse; y un plebiscito rodeado de hechos de violencia -como los ocurridos durante la conmemoración del pasado 18 de octubre- podría también desalentar la asistencia a los locales. Ambos elementos han sido parte de las principales preocupaciones tanto del oficialismo como de la oposición. Pero ha sido principalmente desde la centroderecha que han planteado que un bajo porcentaje de participación le restaría legitimidad a la consulta nacional. De hecho, en ese sector resienten que a la actual Constitución se le atribuyan problemas de legitimidad y que, en cambio, para el eventual nuevo texto no se haya sopesado lo suficiente qué pasaría si hay una alta abstención.

Las estimaciones de un adecuado nivel de votación han sido planteadas, desde el oficialismo, en torno al número de votantes que tuvo la última elección presidencial. En 2017, de un padrón de 14 millones 308 mil personas, votó un 46,6% (seis millones 674 mil personas), mientras que siete millones 633 mil no concurrieron a las urnas. Y en la segunda vuelta votaron poco más de siete millones, un 49% del padrón. Esas serán, en definitiva, las varas para medir si la participación en el plebiscito fue exitosa o no.

2. Liderazgos presidenciales

A pesar de que ya hay candidaturas presidenciales anunciadas, tras el plebiscito comenzará verdaderamente la carrera a La Moneda.

En el oficialismo, por ejemplo, la UDI deberá definir la fórmula para zanjar la disputa entre Joaquín Lavín y Evelyn Matthei, mientras que en RN deberán tratar de encontrar el liderazgo para enfrentar este desafío electoral. Ahí, por ejemplo, nombres que han sido puestos sobre la mesa, como Mario Desbordes, Manuel José Ossandón, Germán Codina, Francisco Chahuán o Andrés Allamand, podrán sacar partido o no a las apuestas que hicieron al apoyar el Apruebo y el Rechazo.

También el resultado del referéndum podría ser clave para las reales opciones de José Antonio Kast, quien se transformó en una de las principales figuras del Rechazo.

En la otra vereda parece que el camino es incluso más incierto. Tras los resultados, algunas figuras harán oficiales sus aspiraciones, como, por el ejemplo, el timonel PPD, Heraldo Muñoz, quien en las próximas horas debería anunciar su candidatura. En su partido -donde también Francisco Vidal hará oficial su postulación- deberán determinar en los próximos meses la fórmula para definir a su abanderado. En la DC se desplegarán sus hasta ahora dos cartas, Alberto Undurraga y Ximena Rincón, de cara a su primaria. Y en el PS buscarán que alguien como Carlos Montes, Isabel Allende, José Miguel Insulza o Álvaro Elizalde acepte el desafío.

A su vez, en el Frente Amplio esperan que Beatriz Sánchez dé a conocer pronto -ella informó que lo haría tras el plebiscito- su decisión sobre volver o no a competir en una presidencial.

Mientras que el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), seguirá su campaña por la reelección municipal con un ojo puesto en su posible otro desafío electoral: la presidencial.

Con todo, en la oposición también deberá comenzar el debate sobre las reales opciones de hacer una primaria de todo el arco de la centroizquierda.

3. Los efectos de un triunfo holgado o estrecho

Un triunfo del Rechazo sería una sorpresa inesperada. En el gobierno y en los partidos dan por descontado que el Apruebo se impondrá en el plebiscito. Y con amplio margen. ¿Cuánto? Las dudas están instaladas, justamente, en qué porcentaje obtendrá cada alternativa, y desde la derecha han buscado que la diferencia se reduzca lo más posible: 60/40 sería, para quienes se oponen a una nueva Constitución, un resultado ideal, aunque -admiten- difícil que se logre. Detrás de esta inquietud hay varios elementos, como la derrota que significará para las figuras del Rechazo y cómo eso repercute en el poderío interno en algunos partidos, especialmente en RN, pero lo más relevante es el efecto de un triunfo muy holgado del Apruebo en la elección de los integrantes de la convención.

Considerando que la mayoría de la centroderecha está por el Rechazo, que esa alternativa logre un bajo porcentaje podría hacer pensar que el oficialismo termine logrando un bajo número de constituyentes, aunque para la elección de los miembros del órgano constitucional también influirán otros elementos. Ahí juega el despliegue de campaña y la idea de que es necesario lograr una buena representación para que la centroizquierda no tenga un poder absoluto por sobre 2/3 de la instancia, que es el quórum exigido para instaurar los contenidos de la nueva Constitución.

4. El impacto en la economía

No hay una sola lectura sobre el impacto que tendrán los resultados del plebiscito en la economía del país.

Por un lado, hay quienes sostienen -entre ellos, varios empresarios- que un triunfo del Apruebo puede aplacar, por ejemplo, las manifestaciones sociales, que -junto a la pandemia- han tenido un impacto negativo en el devenir económico del país. Y que el propio hecho ya de tener un resultado en el plebiscito aplacará la incertidumbre de los mercados.

Por otro lado, hay quienes sostienen que un triunfo del Apruebo puede terminar generando aún más incertidumbre, puesto que, por ejemplo, no se sabrá el impacto que pueden tener los nuevos contenidos de la Carta Magna en el modelo económico. De hecho, el porcentaje que obtenga el Rechazo -de ganar el Apruebo- para muchos es clave, en el sentido de poder de alguna manera “vetar” los cambios profundos a la actual Constitución. ¿Podrá haber una aceleración de la fuga de capitales? ¿Habrá un desplome de la inversión privada y, como consecuencia, un fuerte aumento del gasto público que resultará en pérdida del grado de inversión para la economía chilena? Son algunos de los puntos que están sobre la mesa y que preocupan a economistas, empresarios y al gobierno,

5. Cómo evolucionará la violencia

Más allá de los desmanes que se produjeron en el país a partir del 18 de octubre de 2019, que se reflotaron -aunque en menor medida- en la conmemoración del estallido social la semana pasada, la inquietud que se ha instalado en los distintos sectores políticos es si ese escenario se repetirá durante el trabajo de la eventual convención. Esto, en caso de imponerse el Apruebo en la consulta nacional.

La preocupación que varios dirigentes manifiestan en privado es cómo se podría desarrollar el proceso constituyente en un marco de violencia en las calles.

Si se volvieran a generar hechos de violencia en las calles se abren dos desafíos: por un lado, lograr que los integrantes de la convención puedan trabajar ajenos a presiones externas y en un clima adecuado; y, por otro lado, asegurar las medidas de seguridad para el lugar en el que funcione dicha instancia.

6. Neutralidad del gobierno y el nuevo margen para ministros

Piñera no reveló nunca -al menos hasta ahora- su preferencia. Y reiteró a sus ministros la orden de prescindencia, aunque un poco a destiempo: varios ya habían dado a conocer si estaban por el Apruebo o por el Rechazo, sobre todo quienes se integraron en el último cambio de gabinete y habían sido rostros de una y otra opción, como Andrés Allamand (Rechazo) y Mario Desbordes (Apruebo). La orden, entonces, fue que se podía manifestar una opción, pero sin entrar a argumentar y a defender públicamente una u otra alternativa. La idea era cuidar las formas, evitar una disputa al interior del gabinete y dar señales de neutralidad. Y esa neutralidad ha venido, principalmente, de Piñera, quien ha buscado ser una especie de garante del proceso y ha intentado -repetidamente- poner el acento en la discusión sobre los contenidos para una Constitución. Pero ahora, una vez que se conozca el resultado esta noche, la duda es cómo perdurará esa neutralidad. Si bien el propio Mandatario ha llamado a discutir sobre los contenidos, más que el Apruebo/Rechazo, la interrogante será qué margen le da a su gabinete para desplegarse en torno a ese debate.

¿Podrán los ministros vociferar con fuerza sus ideas para una Constitución? ¿Se les permitirá entrar en una disputa sobre contenidos esenciales o sobre qué derechos sociales debieran estar y cuáles no? El límite siempre puede ser difuso y provocar una pugna en el gabinete, ya no por el Apruebo o Rechazo, sino que por la Constitución que se quiere.

7. Qué pasará con la división en la derecha

Similar a la del gabinete, aunque no equivalente en cuanto a porcentajes, es la división con la que llega Chile Vamos al plebiscito. Una mayoría del sector se ha inclinado por el Rechazo (la UDI, parte de Evópoli y más de la mitad de RN), pero el otro bando (los otros sectores de Evópoli y de RN) han defendido el Apruebo y han propiciado un cuadro de permanente confrontación de posturas al interior de la centroderecha. Esa disputa, sin embargo, se ha ido disipando en los últimos días, a medida que se acerca la consulta nacional. En las semanas previas, había quedado en evidencia la tensión que este proceso ha generado en el oficialismo, particularmente en RN o, más bien, en RN bajo la conducción del ahora ministro Mario Desbordes, quien optó por una línea distinta a la de las restantes figuras tradicionales de su partido, como Carlos Larraín o Andrés Allamand.

Será ese partido el símbolo de cómo una disputa de posiciones internas -por el plebiscito, pero también por la conducción y el rumbo de esa colectividad- puede o no encauzarse hacia una reagrupación unitaria; esta vez, pensando en los próximos desafíos electorales, incluyendo, por supuesto, los comicios para definir a los integrantes de la convención.

8. Carro de la victoria y cómo convivir con un proceso en elecciones

Que fue este gobierno el que contribuyó a la posibilidad de tener una Constitución elaborada en democracia y con participación ciudadana. Ese es uno de los mensajes que han transmitido al interior del Ejecutivo y Chile Vamos desde hace varias semanas, como una manera de anticiparse a lo que era visto como un resultado casi inevitable: el triunfo del Apruebo. Así, se ha intentado instalar la idea de que -pese a que la mayoría del oficialismo era partidario del Rechazo- fue esta administración la que colaboró a este histórico proceso.

La necesidad de estar en el “carro de la victoria” es imperiosa para este gobierno, no sólo para evitar una imagen de derrota -que será alimentada especialmente si el Apruebo obtiene un porcentaje muy alto-, sino que también porque al Ejecutivo le tocará convivir con el proceso constituyente durante varios meses y con varas elecciones en el horizonte: entre otras, la presidencial y la parlamentaria de 2021. Esto, considerando que la elección de constituyentes -en caso de ganar el Apruebo- será en abril y que el trabajo de la convención comenzaría a mediados de 2021, prologándose por al menos nueve meses, con la posibilidad de prorrogarlos hasta 12 meses. En cualquier escenario, los comicios presidenciales y parlamentarios -además de las primarias para esas elecciones- estarán cruzados por el debate constitucional, lo que inevitablemente será parte de los ejes de las campañas. La primera señal del gobierno en este contexto se conocerá mañana, en el encuentro oficialista del día después que congregará a Piñera, ministros y dirigentes de Chile Vamos.

9. Mixta o convención constitucional

Si bien la mayoría de los sondeos da como triunfador a la opción Apruebo para el plebiscito de hoy, cuando se pregunta sobre la otra papeleta -convención constitucional o convención mixta constitucional- los resultados se estrechan.

De esta manera, la elección de hoy despejará esa incertidumbre. No obstante, se iniciará un nuevo debate.

Cualquiera de los dos mecanismos sea el que triunfe, hay una serie de dudas que aún se deben resolver sobre el funcionamiento de las mismas.

En el caso de la convención constitucional aún ni siquiera está resuelto en qué lugar físico funcionará, ni la fórmula de trabajo de los convencionales.

En el caso de la mixta las dudas son aún mayores. Por ejemplo, cuál será la fórmula que cada partido establecerá para elegir a los parlamentarios que los representarán en la convención. En todo caso, este mecanismo no garantiza matemáticamente la paridad de género, uno de los principales argumentos que se ha presentado desde la vereda contraria.

10. Test a la unidad de la oposición

Tras el fracaso en las negociaciones para lograr primarias municipales y de gobernadores regionales, en la oposición buscaron poner el foco en el plebiscito.

En el propio sector sostienen que el resultado del referéndum será clave para sus aspiraciones de lograr unidad de cara a las siguientes elecciones y al desafío de volver a llegar a La Moneda.

Pese a que ni siquiera lograron conformar un comando de unidad para la campaña del plebiscito, en la centroizquierda esperan que un triunfo amplio del Apruebo y de la convención constitucional pueda darles el impulso para lograr revertir la actual fragmentación en la que se encuentran.

Sin embargo, el camino no es nada de fácil. Hoy, con al menos tres sectores definidos -Unidad Constituyente, Frente Amplio y Partido Comunista-, deberán ponerse de acuerdo en pactos por omisiones en las municipales, en la fórmula para enfrentar la supuesta elección de convencionales y la madre de todas las batallas: cómo resolver el puzzle presidencial.

Asimismo, se les acortan los plazos para enfrentar otro desafío igual de complejo: ver si es posible lograr acuerdos programáticos y de contenidos.