El doble duelo del alcalde de Pucón
No ha sido una semana fácil para Carlos Barra: su esposa falleció de Covid, a un mes de su aniversario de 60 años de casados. Su comuna entró en cuarentena por primera vez en toda la pandemia, justo en los mejores meses del turismo, y él todavía tiene que recuperarse del virus. ¿Cómo sortea un alcalde todas estas adversidades?
Carlos Barra (79) advirtió que enero podría ser difícil. Lo hizo en diciembre, a 10 días del eclipse solar, cuando pedía que no llegaran tantos turistas a la comuna de Pucón. Su mensaje iba en la línea de evitar un brote de Covid en su zona, pero sobre todo, porque se estaban preparando para los mejores meses que iban a dar pie a la reactivación del turismo. “No podemos poner en riesgo el verano por dos o tres días de bastante gente”, dijo por esos días. Y luego añadió: “Cualquier aglomeración fuera de lo normal puede provocar un rebrote en el mes de enero, que sería fatal”.
Aunque el evento astrológico no terminó con un rebrote en la comuna, enero sí ha sido fatal para él.
Su esposa, Eliana Figueroa, falleció este miércoles, a los 78 años, por coronavirus, tras pasar más de tres semanas hospitalizada en la Clínica Alemana de Temuco. El alcalde también se contagió: primero fue un resfrío que le duró algunas semanas. Más tarde tuvo una recaída fuerte con una neumonía que lo dejó hospitalizado en la misma clínica que Figueroa, a un piso de distancia.
“Imagínate saber que estábamos los dos ahí: ella en un piso en donde yo no la podía visitar ni verla y con esta tremenda incertidumbre que significa tener esta enfermedad, que todos los días uno no sabe qué le van a decir los médicos”, recuerda Barra.
La pareja cumpliría 60 años de casados este 25 de febrero. La historia de ambos es larga y parece de película: Eliana Figueroa fue la primera y única pareja de Barra, cuando apenas tenían 13 y 14 años. “La conocí en un negocio que teníamos con mi familia, intercambiamos las miradas y fue un amor a primera vista. De ahí en adelante seguimos, nos escribimos muchas cartas lindas. Yo después me fui a estudiar a Temuco y ella se quedó viviendo en el campo. Todos esos años fui a visitarla en bicicleta”, recuerda Barra.
Ya a los 18 de ella y 19 de él, estaban casados. Aunque no fue fácil, cuenta, pues por ese tiempo la mayoría de edad era a los 21 años. Tuvo que convencer a sus suegros para que le dieran permiso. “Después de eso nos fuimos a vivir sin nada, con el puro amor y ahí entramos en una vida de ser comerciantes como era mi origen y empezamos a trabajar en negocios. Teníamos un camioncito, la carnicería, y después ya fuimos consolidando la situación económica. Ella me acompañaba permanentemente”.
Por eso es que para él el 25 de febrero era importante. Tenían planes para celebrar: “Ella coincidía en hacer algo sencillo, sin ninguna pituquería. Algo con muchos asados al palo, muchas cosas para servirse y pasarlo en el campo, bajo unos árboles lindos”.
Sólo que entonces Carlos Barra se encontró con la fatalidad de enero. La misma que había predicho un mes antes y que le arrebató a su esposa y, también, envió a su comuna a cuarentena por primera vez durante toda la pandemia. Y justo en medio del verano, la época que el alcalde tanto quería proteger.
Muchas visitas
La historia política de Carlos Barra no empezó en la municipalidad. Antes fue dirigente social y deportivo, además de bombero desde los 18 años hasta la fecha. Fue uno de los fundadores de la Cámara del Turismo de Pucón y hasta hoy sigue siendo dueño del restaurante El Fogón y del hotel El Montañés. Barra siempre tuvo un perfil dialogante. Prueba de ello es una anécdota que recuerda su amigo Hugo Segura, cuando en 1973 el Presidente Salvador Allende visitó Pucón. “En una reunión con el cuerpo de bomberos, los bandos estaban fuertemente enfrentados y no dejaban hablar al presidente. Hasta que Carlos levantó la voz y dijo: ‘Por favor, ¿qué es lo que nos pasa? Está bien que estemos divididos por principios ideológicos, pero aquí estamos con el Presidente de la República, señores, y no le vamos a permitir que no hable”.
En 1994 Barra, militante y uno de los fundadores de RN, fue electo alcalde de Pucón. Desde entonces, sólo dejó de serlo en un periodo: entre 2008 y el 2012. Por esos años no quiso presentarse como candidato, porque estaba cansado, según cuentan sus más cercanos. La pandemia lo encontró en un nuevo periodo a cargo de la municipalidad, con casi 80 años y, por tener esa edad, obligado a guardar cuarentena. Medida que, según su familia, tuvo que romper.
Emilio Ulloa cuenta que su abuelo se coordinaba para visitar a los vecinos de la comuna, especialmente los del sector rural. Nataly Barra, otra de sus nietas, recuerda que a su abuela Eliana no le asustaba que el edil saliera a trabajar. “No le tenía miedo a nada. Vivía con fe de que a ella y a su familia no les pasaría nada nunca. De hecho, pasó terremotos y erupciones volcánicas sin levantarse de su cama”.
Los meses de pandemia fueron terribles para sus abuelos, cuenta su nieta. Pese a que en su casa viven con una de sus hijas, su nieto y otro familiar, no estaban acostumbrados a recibir visitas. Pero a medida que pasaron los meses, se atrevieron a interactuar con otros. A Figueroa se le hacía difícil decirles que no a las visitas. De hecho, su nieta cree que es probable que en alguno de esos contactos se haya dado el contagio. El mismo edil lo reconoce: “A lo mejor venía mucha gente a mi casa”.
Sus detractores hoy se encuentran en el mundo del turismo, donde no están contentos con su gestión. Sobre todo porque su edad, sostienen, le ha jugado en contra: “El alcalde nunca salió a terreno, porque tenía que cuidarse”, dice el presidente de la Cámara de Turismo, Eugenio Benavente. Según él, ni el alcalde, ni el consejo municipal han estado a la altura estos meses. “Siempre ellos estaban a disposición de lo que dijera el Minsal y nunca se atrevieron a hacer alguna gestión distinta. Pucón hasta el día de hoy no tiene estrategia y la planificación es algo que echamos de menos”.
Por lo mismo, Carlos Barra había pensado en el verano de su comuna. Como todos los años, sabía que iba a ser masivo, pero habían considerado que, esta vez, tendría que ser con varias restricciones sanitarias. “Habíamos trabajado para que fuera un destino seguro para los veraneantes”, dice el edil subrogante, Rodrigo Ortiz. Eso hasta ahora.
Los últimos días
“Se me juntaron dos cosas, la convalecencia personal y la pena por la pérdida de mi señora”, dice Carlos Barra. El mismo alcalde no tiene certeza sobre cómo se contagiaron ambos, pero intuye que pudo haber sido entre el 2 y 3 de enero. Una vez diagnosticados, inicialmente se quedaron en casa. Pero más tarde Eliana Figueroa empeoró y el 8 de este mes hubo que trasladarla a la Clínica Alemana de Temuco. Además de sus patologías de base, había llegado con insuficiencia respiratoria.
Luego fue Carlos Barra quien cayó con una neumonía. Claudio Merino, médico jefe de la UCI de la clínica de Temuco, explica que lo recibió. Se acordaba la última vez que había interactuado con él: “Nos encontramos en una calle de Pucón, el alcalde estaba conversando con algunos funcionarios de la municipalidad. Fue un intercambio breve de palabras: conversamos sobre las elecciones de alcaldes y concejales que se venían y cómo eso podía afectar en los contagios”, señala Merino. Aunque recuerda algo más: que las últimas veces que se habían encontrado, el alcalde siempre bromeaba, preguntando si iba a haber “camitas”.
Fueron siete días los que alcanzó a estar hospitalizado junto a su esposa, a un piso de distancia. Pero aún así, sin poder verse, Merino cuenta que como su esposo estaba consciente y sin ventilación mecánica, no hubo día que no preguntara por su señora cada vez que le iban a hacer controles. Eso hasta que le dieron el alta el 23 de enero. Tres días después, se enteró de su fallecimiento. El mismo Merino lo llamó para avisarle. “Ya habíamos adelantado harto con él y con la familia respecto de qué era lo que podíamos esperar razonablemente. No fue una situación sorpresiva”, explica el médico.
La muerte de Eliana Figueroa conmocionó a todos en Pucón. Incluso, le hicieron un homenaje con flores y globos por la ruta hacia el cementerio. También Carlos Barra recibió llamados desde el Ejecutivo. El mismo Presidente Piñera lo llamó para darle sus condolencias. El Mandatario y el alcalde se conocen desde hace años: ambos iban a Caburgua y conversaban de temas como el desarrollo turístico de Pucón.
En medio de este luto, Barra tiene que hacer cuarentena hasta el 7 de febrero. Después piensa retomar sus labores. “Bajar los brazos, no. Levantándose temprano, haciendo las cosas a tiempo y trabajando con claridad y empeño, siempre se puede seguir”, asegura.
Sobre todo porque ahora tendrá que enfocarse en otro duelo: el cierre total de su comuna en pleno verano. “Los costos son inimaginables, porque la gente está endeudada. Acomodar sus negocios y volver a funcionar por tan poco tiempo va a traer mucha deuda, mucho compromiso”.
Aunque entiende la decisión, reconoce que la llegada de turistas este último mes fue demasiada: “Las playas de Pucón estaban con muchísima gente. El poco respeto de ponerse mascarilla y la irresponsabilidad hicieron que brotaran los contagios”. Por eso, con estos días de confinamiento espera que puedan disminuir los contagios y así abrir, al menos, la última quincena de febrero y todo marzo. Sin embargo, en la municipalidad hay molestia con las autoridades. Justamente porque no han brindado el suficiente apoyo que se requería para poder lograr compatibilizar turistas y pandemia. “Abrieron este permiso de vacaciones sin considerar realmente la cantidad de pasajeros que iban a venir”, comenta Rodrigo Ortiz
El alcalde pasa estos días de licencia en su casa, acompañado de su familia y leyendo. Y no son ni la irresponsabilidad de los turistas ni las órdenes sanitarias lo que más le duele en este momento. El no haberse despedido de su esposa es lo que más le ha afectado estos días. Recién pudo decir adiós con un permiso especial que sacó para ir a verla al cementerio. Aunque recuerda la última conversación que tuvieron antes de hospitalizarse: “Le dije que iba a estar siempre a su lado. Ella me respondió con una sonrisa. Todavía no puedo olvidarla”.
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