Irací Hassler: Los nuevos rostros de Santiago centro
Muertos en las calles, trabajadoras sexuales en las plazas y vendedores ambulantes en las veredas siempre habían sido posibilidades dentro del paisaje del casco histórico. Pero, bajo la administración de Irací Hassler, se convirtieron en protagonistas recurrentes. Aquí, tres escenas que grafican la crisis de seguridad dentro del corazón de la capital.
Parque Forestal.
Martes 29 de noviembre, a las 21.00.
Nunca tanta gente había sido asesinada en el casco histórico. Este año hubo 64 homicidios en la comuna, afirmándola como la más mortífera de Chile. En 2017, por ejemplo, eran poco más de 30. Y eso hace que cada vez que aparezca un cadáver, la posibilidad de intervención de un tercero se mire como una posibilidad concreta. Pasó esa noche en que transeúntes encontraron a un taxista colombiano, de unos 45 años, tendido en el suelo. Unos metros más allá había una botella con cianuro, y eso, claro, lo hacía ver evidentemente como un suicidio. Los investigadores del OS-9, además, supieron que desde el teléfono del taxista se habían enviado mensajes a sus familiares, despidiéndose. Ahí es cuando la historia se complica: dieron con mensajes en que el hombre también decía que dos tipos lo estaban obligando a tomar veneno. La investigación sigue en curso. Aún no se descarta que el taxista sea el homicidio 65 del año.
¿Qué llevó a Santiago a convertirse en la comuna más letal del país? Hasta ahora sólo hay tesis. Una es el crecimiento. Hace 20 años, el centro tenía 214 mil habitantes. Hoy, en el mismo espacio, se calculan 550 mil.
–Pero la población real-real deben ser 600 mil. Y eso, por supuesto, influye –explica el exencargado de seguridad de la Municipalidad de Santiago, Arturo Urrutia-. Más personas viviendo, más personas de población flotante, que deben ser más de dos millones diariamente.
Un oficial de Carabineros que trabajó en la zona, agrega como factor la llegada de nuevos vecinos:
–Hay muchas casas donde había mucho inmigrante colombiano, venezolano, haitiano. Eso ha provocado una sobrepoblación y eso está también asociado, sin culpar al extranjero de todo, pero está asociado a incivilidades. Y las incivilidades están asociados a homicidios y delitos.
Que los homicidios pasaran de los bordes de la capital hacia su centro histórico no sólo tiene un efecto en las cifras de criminalidad de la comuna. También, sostiene la investigadora de la UAH, Loreto Quiroz, tienen consecuencias en la sensación de miedo.
–Si los homicidios se están desplazando a Santiago Centro, la percepción de inseguridad se desplaza a más población. Porque antes, los que se veían expuestos, de acuerdo a datos de fiscalía y Carabineros, eran los sectores que vivían en la periferia o en ciertas periferias de Santiago. Pero ahora, vecinos que veían que estos crímenes pasaban lejos de su casa, los ven más de cerca. Incluso pueden toparse con policías en este tipo de procedimientos. Y eso hace que cambie la percepción sobre la inseguridad, porque lo ven más cercano.
Portal Fernández Concha.
Sábado 16 de diciembre, a las 18.00.
Hay dos tipos de personas que entran al edificio de Compañía 960. Están los que pasan sin registrarse, porque viven o trabajan ahí, o van al hostal o a la sala de exposiciones de arte del segundo piso. Y están los que, en la entrada, tienen que decir su nombre y su RUT al conserje, que es un venezolano flaco que anota todo con lápiz en un cuaderno. Hay algo distintivo de estos visitantes: son siempre hombres, entran con billeteras o billetes en mano, y nunca van solos. Atrás, o al lado, hay una mujer –generalmente joven, generalmente migrante y generalmente con mucho taco y poca ropa–, escoltándolos por la entrada, las escaleras mal tenidas y los pasillos que hieden a orina, hasta una pieza donde se encierran por media hora. La prostitución en la Plaza de Armas no es nueva, pero sí lo es la violencia que ha empezado a arrastrar. Un ejemplo visible se dio en junio del año pasado, cuando dos hombres de Cerro Navia le dispararon en la cabeza a un proxeneta ecuatoriano, que quedó en estado vegetal, a las 17.30 en el segundo piso.
–Al parecer –dice el fiscal de la causa, Felipe Olivari–, la niña que les prestó los servicios sexuales les robó cierta plata. Entonces bajaron a la Plaza de Armas, se devolvieron y le dispararon al proxeneta, que era el hermano de ella.
Ese es el mundo que ahuyenta a compradores o arrendatarios que vienen por alguno de los departamentos disponibles. Varios amplios, de techos altos, parquet pulido, baños remodelados y precios por debajo del mercado.
El problema no son las características, ni las fotos, dice una corredora de propiedades. El problema es lo que se encuentran cuando llegan a la recepción.
–Ahí –dice la vendedora– a todos los interesados se les acaba el amor.
Paseo Ahumada.
Martes 20 de diciembre, a las 16.30.
–¡Arranquen!
Este año las calles tuvieron un nuevo dueño.
–¡Vienen con todo!
Un grupo de comerciantes envuelve sus productos en paños y corren por Ahumada hacia la Plaza de Armas. Lo hacen porque vieron a una patrulla de Carabineros detenerse en calle Nueva York y asumen, probablemente, que venía otra edición de ese juego del gato y el ratón que se ha dado durante todo 2022 y que incluso tuvo episodios en que los mismos ambulantes agredieron a los policías. Todo partió en la pasada campaña municipal, cuando la entonces concejala comunista de Santiago Irací Hassler acusaba al alcalde RN Felipe Alessandri de criminalizar al comercio informal. Continuó cuando, ya como alcaldesa en ejercicio, Hassler anunció que daría más de mil permisos precarios para trabajar en las calles del centro. Y terminó cuando la anarquía y el dominio territorial de estos eran tales, que pacientes tenían miedo de entrar al consultorio de Salvador Sanfuentes, tapado de vendedores; se viralizaban imágenes de niños defendiendo a su madre con cuchillos y un llamado de la edil pidiéndole al gobierno una intervención profunda del casco histórico, donde, según cifras de Carabineros, entre 2021 y 2022 las violaciones han aumentado un 700% y los robos con violencia, un 126%.
Esos números sirvieron como argumentos para la bancada de diputados de RN, quienes el miércoles pasado presentaron un proyecto de resolución que alertaba sobre la gestión de Hassler. En el escrito manifestaban “su preocupación ante el crítico estado de inseguridad e insalubridad existente en la comuna de Santiago, así como en la deficiente provisión de servicios educativos en esta, solicitando a S.E. el Presidente de la República disponer de todas las medidas de colaboración con dicho municipio, habida consideración de la incapacidad con que la administración comunal está enfrentando tales problemáticas”.
La moción fue aprobada por 74 votos a favor, 44 en contra y 16 abstenciones.
La reacción de la alcaldesa vino al día siguiente. Y no fue conciliadora.
“Justo en la semana que Chile se ha enterado de que el exalcalde de Vitacura de RN (Raúl Torrealba) habría escondido hasta fajos de billetes en la pared de su casa, vemos cómo los parlamentarios de su propia bancada impulsan esto como un empate realmente bajo y sin sustento”.
Para cerrar, Hassler mandó un recado:
“Esperaría que los parlamentarios del partido que justamente tuvo la responsabilidad de conducir el gobierno nacional y el gobierno local en el periodo anterior, y que no supieron solucionar aquellos anhelos que tenía la ciudadanía, puedan ponerse mejor a colaborar”.
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