Prefiere evitar las etiquetas personales, pero ella no duda en reconocerse como “mattheísta” y “piñerista”. Exministra de la Mujer del segundo gobierno de Sebastián Piñera, cargo que dejó en medio de una fuerte controversia, Isabel Plá es cercana a la precandidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei. Y en medio del ambiente electoral que vive el país, quiere llamar la atención sobre un fenómeno que observa en su sector y que le parece preocupante: la poderosa atracción que ejercen los mandatarios de Estados Unidos, Argentina y El Salvador y su deriva autoritaria.
-Es al menos curioso el hecho de que figuras como Trump, Milei y Bukele, también Orbán en Hungría, sean ya no miradas con atractivo, sino prácticamente referentes de sectores en la derecha chilena, transversalmente, en circunstancias que son personajes que pisotean valores, ideas permanentes que ha sostenido la derecha en todo el mundo, aun cuando hayan tenido éxito para enfrentar problemas en su sociedad -dice.
Isabel Plá preside hoy la corporación Somos Mujeres Por Chile y es columnista de Radio 13. Por cierto, para ella “la mayor amenaza política en el mundo es la izquierda”, pero cree necesario poner atención a este fenómeno en la derecha.
-Donald Trump probablemente va a tener éxito en su política de frenar la migración ilegal que ahoga a muchas comunidades en Estados Unidos, a las patadas y en su estilo, y probablemente pueda tener éxito disminuyendo la intensidad de conflictos bélicos que están costando muchas vidas, mucha plata y muchos dolores de cabeza a Europa. Pero ¿qué es Donald Trump hoy? Donald Trump hoy día es el presidente de la democracia más poderosa del mundo, que se dice de derecha, pero está impulsando una política proteccionista contra la libertad de comercio, que es la que ha impulsado la prosperidad en los últimos 30 o 40 años. Para nosotros fueron 30 años de un país que se abrió al mundo y que trajo prosperidad.
Bukele es una figura que es mirada con admiración en su sector.
Bukele probablemente es el caso más exitoso en materia de seguridad, que es la herida de América Latina; mira lo que está pasando acá en Chile. Yo comprendo que la gente diga que Chile necesita un Bukele. Yo no lo creo, pero comprendo eso. Pero en el intertanto, se lleva a las instituciones por delante: fue elegido contra la Constitución, está haciendo todo lo posible por convertir a El Salvador, un país precioso, en un país de partido único; persigue a sus opositores. Y El Salvador está hoy en el número 106 en la escala de libertad económica de acuerdo al ranking de Heritage, que es un ranking que permanentemente difunde el Instituto Libertad y Desarrollo. Entonces, aquello por lo cual la derecha nace y se fortalece, que es darles prosperidad económica a las sociedades que pretende gobernar, es algo en lo que está fracasando rotundamente y ha iniciado su segundo gobierno.
¿Y qué pasa con Milei?
Milei ha tenido mucho éxito en domar, como dice él, la inflación. Tomó al país a fines de 2023, cuando Argentina era el primer o el segundo país con más inflación del mundo, con más de 60% de pobreza, y ha impulsado una política monetaria muy exitosa. Pero en el intertanto, Milei también pretende llevarse las instituciones por delante: acaba de nombrar hace dos semanas a tres jueces por decreto, usando un resquicio constitucional, y al inicio de su gobierno restringió el acceso a información pública y a ciertos temas que tienen que ver con la transparencia. ¿Y qué tienen en común todos ellos? Tienen una retórica que humilla, que se ríe de los más débiles, que pisotea la dignidad de las personas, y también se muestran incómodos con la democracia, con una república que tenga contrapesos del poder, que esté sometido al escrutinio público, no les gustan los medios de comunicación tradicionales, están permanentemente descalificando y utilizan las emociones del electorado. Creo que esto es importante plantearlo.
¿Por qué entonces sectores de la derecha siguen a estas figuras?
He conversado con algunas personas en privado. Hay gente que milita en esa derecha que no forma parte de Chile Vamos.
¿Se refiere a republicanos, libertarios?
Claro, la derecha que lideran José Antonio Kast y Johannes Kaiser. Y no tengo claro si lo que hace atractivos a estos personajes es la retórica, esa forma de conectar emocionalmente con la ciudadanía, con los electores -incluso más allá de su impronta, como les gusta decir a ellos, recia, una palabra que usan mucho-, o si están viendo en esos referentes una inspiración que tiene ya una deriva que no es retórica, sino que es de autoritarismo. Yo en esta fase veo mucho interés en lo retórico, en lo estridente para llamar la atención del electorado. La disputa que hay entre esos partidos y nuestros partidos es una disputa electoral, porque cuando mira las bases ideológicas, compartimos principios esenciales. Pero no sabemos hoy si el atractivo es solo retórico, de puesta en escena, o hay también una idea de inspirarse ya más políticamente. Una cosa es tener discursos que impacten muy fuertemente en la ciudadanía y otra es llegar, asumir un cargo y pretender llevarse las instituciones por delante e ir caminando rápidamente hacia el autoritarismo, que es lo que ocurrió en El Salvador, en Hungría, que es lo que están advirtiendo algunos sectores liberales en Argentina. Y es lo que están advirtiendo en Estados Unidos. Me ha gustado mucho leer, por ejemplo, columnas de Gerardo Varela respecto de la política económica de Trump en la última semana. Me pareció muy interesante lo que ha planteado David Gallagher (”La peligrosa tentación de los extremos”). O sea, estas no son advertencias que se hacen así al voleo.
¿Esa admiración la observa también en Chile Vamos?
Aquí hay una disputa electoral muy importante entre dos grandes bloques al interior de la derecha, que comparten visiones, sin perjuicio de las diferencias sustanciales, tanto en algunas ideas como en la forma. Pero lo que estamos conversando hoy día va más allá. O sea, ¿es Milei, es Trump, es Bukele un referente solo por el éxito que han tenido respecto de problemas que agobiaban a sus sociedades y su retórica recia, entre comillas, como les gusta decir a ellos, o son inspiración en su deriva más autoritaria? Y ahí, creo que probablemente el interior de la UDI, en las bases, también se mira con atractivo. Por eso es muy importante que los líderes siempre estén conversando, escuchando y también explicando. La República se tiene que abrazar con los contrapesos al poder, con transparencia y con todo aquello que incomoda a los gobernantes; el día que desaparezcan las cosas que incomodan a los gobernantes, entonces, sálvese quien pueda y ya sabemos en lo que termina.
¿Ve sectores en la derecha incómodos con la democracia?
No, no lo veo. Pero creo que lo honesto con la ciudadanía es ser muy explícito en ese sentido: sí, voy a respetar la República, la democracia no nos incomoda. Yo entiendo, por ejemplo, el hecho de que hoy día, en la encuesta CEP, la disponibilidad a entregar libertades a cambio de seguridad esté marcando un punto máximo en la historia, por lo menos en los últimos 30 años. Incluso yo, como ciudadana con mi familia, transitoriamente estaríamos dispuestos a ceder libertades a cambio de seguridad, porque es lo más importante para las personas, la sobrevivencia y la integridad personal y de tu familia. Lo que no comprendo y no comparto de ninguna manera es que nosotros le propongamos al país sociedades en donde permanentemente esas libertades van a estar restringidas. Nosotros nacimos con vocación de libertad.
Hoy día tenemos a una derecha en Chile que también desprecia esos 30 años, porque califica de ‘derechita cobarde’ a aquella derecha que hizo posible lo que ocurrió en esos 30 años y que los chilenos están pidiendo que se retome a gritos.
Isabel Plá subraya otro aspecto: la actitud de supuesta superioridad moral que reconoce en la derecha de Kast y Kaiser.
-¿Qué le criticamos nosotros a la izquierda, al Partido Comunista, al Frente Amplio? Cómo pisotearon el orgullo que sentía el país por los 30 años. Y esos 30 años fueron posibles gracias al entendimiento entre la Concertación y la derecha. Hoy día tenemos a una derecha en Chile que también desprecia esos 30 años, porque califica de “derechita cobarde” a aquella derecha que hizo posible lo que ocurrió en esos 30 años y que los chilenos están pidiendo que se retome a gritos. Si queremos retomar ese camino de prosperidad, de desarrollo, de seguridad, de libertad, eso se hace obligatoriamente con un entendimiento entre todos los sectores. ¿Qué decía el Presidente Gabriel Boric cuando era dirigente estudiantil y cuando era diputado? Ustedes se entregaron al neoliberalismo. ¿Qué le dice esa derecha a los partidos que han hecho la pega desde hace 35 años? Son la derechita cobarde. Y esos 30 años se lograron gracias a esta derechita que no fue cobarde, sino que fue muy valiente, porque se trataba de temas complejos, donde las cosas se tienen que hacer obligatoriamente con la votación de todos.
Desde republicanos también han criticado mucho a Chile Vamos por su actuación en el Congreso. Han sido muy duros en ese sentido.
Claro, por ejemplo, con la reforma de pensiones, o sea, problemas muy complejos no pueden responderse con consignas y con eslóganes. Ahora, si hay sectores políticos a los que les resulta más fácil cuando están en la oposición quedarse sentados esperando el turno para ser gobierno y para eso fustigan el electorado que tienen más cercano, que son los partidos de Chile Vamos, están en su derecho legítimo, pero en lo que no están en su derecho es descalificar moralmente a partidos políticos que llevan años luchando por un país mejor y que tuvieron la disponibilidad a sentarse con todos sus equipos de especialistas durante siete meses en una mesa y confrontar lo que era una muy mala reforma de pensiones que proponía la ministra Jara. Es fácil decir no, yo no participo de esto, no soy derechita cobarde, me salgo. Es más difícil presentarse durante meses, intercambiarse documentos, exigirle cosas al gobierno y finalmente sacar adelante una reforma que es razonable.
¿No advierte rasgos autoritarios en esa derecha?
Son partidos que han competido electoralmente, han ganado elecciones, participan en el Congreso, o sea, forman parte del sistema institucional llamado República de Chile. No voy a caer en el juego de la izquierda de calificarlos como extrema derecha. Sí veo elementos de populismo, mucha simpatía por mirar al techo con lo que sabemos que son noticias falsas y una retórica que se parece al autoritarismo, y eso engancha mucho en una sociedad que está ahogada con la inseguridad y que pide a gritos autoridad. Mi pregunta es cuando se celebra a Trump, Milei o Bukele, ¿es porque les gustan los discursos y los gritoneos en la televisión o porque están mirando en esas trayectorias políticas una inspiración claramente de deriva autoritaria?
En este escenario, ¿cómo ve a Evelyn Matthei?
No he tenido oportunidad de conversar en privado con ella, pero sí con la gente con la que estamos trabajando. Ella ha reconocido el éxito económico, monetario, que está teniendo Milei; ella conoce a José Luis Daza, que es uno de los cerebros que están colaborando en esa materia. Evelyn ha reconocido que Bukele ha tenido éxito en la política de seguridad y, de hecho, está planteando cosas parecidas. Y no la he escuchado plantearse respecto de Trump, pero me imagino que está viendo con mucha preocupación particularmente la política arancelaria que nos pegaría muy fuerte. Sin embargo, eso es muy distinto a tomarlo como un referente político. Yo creo que los referentes de Evelyn son otros: en lo político puede ser Isabel Díaz de Ayuso; en lo económico y guardando las diferencias de los tiempos que se van a vivir, es Margaret Thatcher. Hay una diferencia que es sustancial entre ser capaz de reconocer los éxitos que se están teniendo en algunos gobiernos a adherir a esas personalidades. Estos son personajes que, en paralelo, están socavando los pilares institucionales de una democracia, pisotean los valores de la derecha, y desde ahí cuesta mucho volver.
En una eventual segunda vuelta, ¿estos temas tendrían que estar sobre la mesa?
Creo que hay tres semanas entre primera y segunda vuelta. Yo creo que Chile está tan agobiado por inseguridad y está viendo cómo el crimen organizado está en la calle, y está tan agobiado por una economía mediocre, que estos temas copan hoy día las decisiones electorales de la inmensa mayoría de los chilenos. Y por eso creo que quienes tenemos la posibilidad de observar y de comentar la política, y también hemos ejercido la política, tenemos una obligación de mantener este tema siempre en el debate. Países que pierden el norte en ese sentido tienen muy difícil volver de ahí. Y también porque es muy importante decirle al país que tener una visión de centroderecha y de derecha significa vocación por la libertad, estado de derecho, libertad individual, libertades económicas, total respeto por la libertad de expresión y reconocer siempre, no olvidar ningún día, que la persona humana tiene una dignidad por el hecho de ser persona.