No es primera vez que se adelanta a los tiempos. A Daniel Jadue (53 años, una hija) le ha ocurrido muchas veces y no siempre por voluntad propia. El asunto viene desde chico: con solo 15 años, Jadue salía del colegio para ingresar a la Universidad de Chile, a las carreras de Arquitectura y Sociología.
El 17 de julio pasado , en medio de una entrevista por streaming para el programa Conversando en casa, le volvió a ocurrir. “Estoy absolutamente disponible”, respondió ante la insistencia del periodista para que el alcalde de Recoleta definiera si tenía la voluntad de ser candidato presidencial. “Después de 40 años de abrir puertas en la misma dirección, la de la política y el servicio público, uno tiene que estar disponible a lo que el pueblo defina. Y será la ciudadanía la que definirá el lugar en el cual serviré yo a mi país en los próximos años”, aseguró a la luz de las encuestas, que lo colocan, desde el estallido social, como la principal figura de la oposición, casi en empate técnico con el alcalde UDI de Las Condes, Joaquín Lavín.
“El Partido Comunista, de hecho, hace más de seis meses, entendiendo lo que estaba pasando en el país, definió que en la próxima elección presidencial habrá un nombre de una o un comunista. Si la ciudadanía lo hace sentir con claridad, los militantes vamos a actuar en consecuencia”, dijo el edil de Recoleta en esa ocasión, sorprendiendo, incluso, a los dirigentes de su propio partido, el PC, los que no fueron advertidos de que respondería afirmativamente a una pregunta que sistemáticamente se había negado a responder.
Y aunque esas pocas frases están lejos de ser una proclamación formal, fueron suficientes para remecer a una fragmentada oposición que, por esos mismos días, retomaba los esfuerzos por dejar atrás la dispersión que los tiene hoy diluidos en cinco bloques políticos diferentes y que busca todavía a tientas avanzar hacia una unidad que le ha sido esquiva.
En las conversaciones que han llevado adelante presidentes y secretarios generales de todos los partidos opositores, las que habían adquirido un nuevo reimpulso tras la aprobación en el Congreso del retiro de hasta el 10% de las AFP, el tema presidencial ni siquiera se había puesto sobre la mesa. Todo lo contrario, se había soslayado para evitar más flancos de división.
Ni siquiera en los aliados del PC en el bloque Unidos por el Cambio -que incluye al PRO y a la Federación Regionalista Verde Social (FREVS)- recibieron con agrado la prematura expresión de voluntad de Jadue. El fin de semana previo a la entrevista del edil de Recoleta, el pleno del comité central del PC había “aprobado con entusiasmo”, según un dirigente comunista, una propuesta que llevó la comisión política del partido de “empezar a ver con mayor relevancia la candidatura presidencial de Daniel Jadue”. Esto, alentados por el respaldo ciudadano que tiene el edil en las encuestas, cifras que desde el retorno a la democracia no había obtenido ninguno de los suyos. Gladys Marín, dirigenta emblemática del PC, llegó a marcar el 7% de apoyo en su mejor momento en la carrera a La Moneda, mientras Jadue está en los últimos sondeos en el 12%.
La preocupación en el PRO y el FREVS es que se empezara a hablar de candidatos, cuando aún no han zanjado la forma en que se definirá al abanderado. El PC ha defendido la tesis de primarias sólo del bloque de Unidos por el Cambio y ha sido muy escéptico de que se puedan alcanzar acuerdos electorales con el Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría, algo que no comparten sus socios. Tanto la tienda que lidera marco Enríquez-Ominami y que preside Camilo Lagos, como el partido que dirige el diputado Jaime Mulet, son partidarios de abrir las primarias a todas las oposiciones.
En las últimas dos semanas, Jadue ha debido reconocer en varias ocasiones que es “inoportuno” poner el tema presidencial en estos momentos, cuando aún el país enfrenta la pandemia del coronavirus, y al mismo tiempo ha debido responder al coro de dirigentes que desde la DC, el PS y el PPD le salieron al paso, diciendo que “Chile no está preparado para un presidente comunista” o que “Chile merece más” que la disyuntiva de escoger entre Jadue y Lavín.
Minuto revolucionario
La última vez que se refirió a este tema fue el miércoles 5 de agosto. “Me dicen que en Chile la gente no vota por comunistas, pero son frases que se dicen repetitivamente, sin mucho sustento (...); hay una caricatura muy infantil, Yo prefiero pensar que en Chile el miedo ya no será el poder detrás del poder, y si lo sigue siendo, bueno, es responsabilidad de los chilenos, pero no nos pidan a nosotros que no hagamos nuestro trabajo. (...) Los que dicen que no podemos gobernar son los mismos que diseñaron el CAE, los que privatizaron las sanitarias, las carreteras, los que diseñaron el Transantiago, los que construyeron las casas Copeva y Bajos de Mena en Puente Alto. Estoy convencido y muy esperanzado en que las cosas están cambiando mucho más rápido, y que el minuto revolucionario en que nos encontramos está cambiando mucho más rápido de lo que muchos esperarían, de hecho, es primera vez en 108 años de historia que un comunista está primero en las encuestas de mención espontánea. Eso a mí me dice que hay un cambio cultural potentísimo”, dijo Jadue ese día en el programa de conversación Sin Maquillaje, que hace todos los miércoles en vivo, a las 19 horas, a través de Facebook Like junto al actor César Abu-eid, el mismo que algunos años hiciera el personaje del “Paisano” en el reality La Granja de Canal 13.
Ambos juegan de memoria. Por más de 15 años tuvieron un programa en Radio Nuevo Mundo, donde comentaban la situación política nacional e internacional. Eso, además de compartir el fervor por la causa palestina.
De hecho, el acercamiento de Jadue al marxismo no vino de la mano del Partido Comunista chileno, al que entró a militar recién en 1993. Mucho antes, en 1978, con apenas 11 años de edad, este nieto de inmigrantes cristianos que llegaron a Recoleta desde Bait Jala, una localidad muy próxima a Belén, ya estaba trabajando en la Unión General de Estudiantes Palestinos (Ugep), en las oficinas de informaciones y de comunicaciones. Fue en la Ugep, cuya representación en Chile llegó a presidir en dos oportunidades, que se vinculó al Frente Popular para la Liberación de Palestina, una orgánica panarábica, marxista-leninista y laica, fundada por Georges Habash en 1967 y que llegó a constituirse en la segunda fuerza política y militar de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) después de Fatah, el partido de Jasser Arafat.
En los 80, bajo la dictadura de Pinochet, Daniel Jadue usaba la chapa política de “Faruk”, nombre árabe que significa “el que distingue el bien del mal”. Pero más tarde, sus amigos comunistas preferían apodarlo MOP, por “movimiento opositor permanente”, dada su costumbre de disentir de la cúpula del partido.
En la izquierda aún recuerdan su salida del comité central del PC a comienzos del 2000 por sus críticas a la conducción de Gladys Marín, o las pugnas con la dirección de Guillermo Teillier para que se modernizaran las estructuras y se dejara atrás el leninismo en la toma de decisiones. También el fuerte reclamo que hizo en 2009 la directiva del PC al comando presidencial de Jorge Arrate, por haber incluido a Daniel Jadue en el equipo de trabajo del abanderado del pacto Juntos Podemos, pese a no tener el respaldo de la dirigencia comunista.
Las relaciones con la mesa del PC se han afianzado en los últimos años, especialmente con Lautaro Carmona, quien desde el secretariado está a cargo de la revisión del trabajo de los parlamentarios, alcaldes y concejales comunistas. Además, Jadue ha sido un militante activo y miembro del comité central del PC en los dos últimos periodos.
Sin embargo, no es un secreto dentro de las filas del partido que los más cercanos a Jadue están en la camada de dirigentes más jóvenes, entre ellos los diputados Karol Cariola, Camila Vallejo y Hugo Gutiérrez. Además de los integrantes del comité central del PC, Soledad Concha y César Quiroz, a quienes se llevó a trabajar a la Municipalidad de Recoleta, como jefa de gabinete y asesor, respectivamente.
Ruido en las negociaciones
La irrupción de Jadue en las encuestas comenzó a darse con mayor fuerza tras el estallido social. En la centroizquierda admiten que el alcalde de Recoleta ha sido quien mejor capitalizó el descontento social contra el gobierno de Sebastián Piñera. Y hace sólo unos meses, a mediados de junio, siguió en esa senda, al presentar una querella en contra del Mandatario, del exministro Jaime Mañalich y de los subsecretarios de la cartera de Salud por cuesidelito de homicidio y denegación de auxilio a raiz de los muertos por la pandemia en Recoleta, líbelo que fue declarado admisible por los tribunales.
Para el Frente Amplio y su principal figura, Beatriz Sánchez, ha sido el camino inverso. Hoy, las encuestas le dan un apoyo de 6% a la periodista, la mitad de respaldo del alcalde de Recoleta.
El problema para el FA es aún más complejo. Tras la firma del acuerdo del 15 de noviembre, y las votaciones a favor en el proyecto de ley antibarricadas, el FA perdió una base electoral significativa, con la salida del PH, los ecologistas y de grupos importantes de militantes de Convergencia y de otras fuerzas, las que se agruparon bajo el nombre de Chile Digno al bloque con el PC y el PRO con miras al plebiscito constituyente. Según cálculos que circulan en la centroizquierda, el FA es en estos momentos el bloque político de oposición más pequeño.
Si se consideran los 3.272.000 votos que obtuvieron en total todas las fuerzas de oposición en las pasadas parlamentarias, Convergencia Progresista suma (PS-PPD y PR) el 36% de ese electorado. Chile Digno (PC-PRO-FRSEV-PH y otros descolgados del FA) el 31%, la DC el 19% y el Frente Amplio sólo el 15%.
Esta situación ha enredado aún más las conversaciones reservadas para avanzar en acuerdos electorales frente a los desafíos que se vienen, que no son pocos. Casi 16 elecciones en un año y medio, sumando primaria y segundas vueltas.
Hasta ahora, el FA sigue dividido entre quienes están a favor de un entendimiento con los partidos de la exNueva Mayoría, los que pretenden mantener una identidad propia y los que están a favor de un acercamiento sólo con la izquierda. Por lo mismo, desde el FA han pedido a los otros bloques limitar por ahora las conversaciones en pos de la unidad sólo al plebiscito constituyente.
En la centroizquierda concuerdan en que desde la aprobación del retiro del 10% de los fondos de las AFP, donde la unidad demostró que era posible, “hay un mejor ambiente en todos los bloques”. Tanto en Convergencia como en Chile Digno están confiados en que las conversaciones que se están realizando en reserva en estos días llegarán a lo menos a una coordinación de los cuatro comandos de campaña en favor del “apruebo” para la Nueva Constitución. El foco de los esfuerzos ha estado orientado a consensuar el trabajo de los apoderados y en asegurar una participación masiva el 25 de octubre.
Pero no es lo único que se está conversando. En el último mes se han propiciado varios encuentros por Zoom de carácter institucional, entre los representantes de los partidos de Convergencia Progresista y de Unidad por el Cambio para sondear las expectativas de cada cual frente a las elecciones municipales, de alcaldes, concejales, gobernadores y constituyentes. Eran sólo los primeros pasos. Apresurarse no está en el imaginario de ningún dirigente de la oposición. Al menos eso era lo que suponían.