La unidad de todas las fuerzas
El escenario más deseado, pero también el menos probable, es uno que contempla una coalición o alianza de todas las fuerzas de la oposición, desde la DC hasta el Frente Amplio. Una opción que, sin embargo, para muchos es irreal.
En términos electorales, según expone el exministro, Francisco Vidal (PPD), solo la unión de todas los sectores -o, al menos, la mayoría de ellos- aseguraría un triunfo frente a la derecha. Y, pese a que en general aspiran a esta realidad, en la centroizquierda advierten que como sector hay tres factores que no les permitirían alcanzar ese objetivo: la falta de un programa común, la ausencia de un liderazgo unificador y, además, la constante tensión entre la DC y el Frente Amplio.
“Si no nos ponemos de acuerdo en las ideas, va a ser una oposición de muy corto plazo”, sostiene el diputado de Convergencia Social, Gabriel Boric. En tanto, Vidal dice que : “No es el minuto de levantar cinco proyectos alternativos porque ninguno por sí mismo es viable, política y electoralmente. Solo es viable, para ganar, la unidad, puede que no sea de todos, pero cualquier otra alternativa estamos destinados a ser oposición por años”.
Su opinión, no obstante, deja abierta una puerta que en algunos sectores de la oposición ven como más cercana a la realidad. Así, algunas de las opciones que los dirigentes se atreven a deslizar incluyen, por un lado, una unidad entre el Frente Amplio y los partidos de la ex Nueva Mayoría o, en su defecto, lograr dicha alianza sin el Partido Comunista y sus compañeros de la Unidad por el Cambio.
“Hay un espacio para que el centro y la izquierda, con el fortalecimiento de la DC en el centro y un fortalecimiento del socialismo democrático, puedan articularse”, afirma el expresidente del PS Osvaldo Andrade.
Pese a esto, la posibilidad de pactar con los partidos de la ex Nueva Mayoría genera una tensión al interior del Frente Amplio, discusión que, admiten en ese bloque, van a tener que enfrentar bajo el riesgo de que pueda provocar una nueva división al interior de la coalición. Esto, debido a que en el FA existen distintas visiones respecto de la idea de iniciar un diálogo con miras a una eventual alianza con ese mundo, especialmente con los partidos que formaron parte de la Concertación.
Si bien al interior de los partidos de este exconglomerado tienen claridad de que los frenteamplistas podrían no ser proclives a pactar con ellos -a pesar del riesgo de un triunfo rotundo de Chile Vamos-, algunas colectividades insisten en que un eventual acuerdo debe contar con ese sector. “Esto tiene que ser un llamado sin exclusiones”, señala el presidente del PPD, Heraldo Muñoz, mientras que su par del PR, Carlos Maldonado, afirma que valora “mucho lo que representa el FA y me gustaría que la fórmula de futuro que construyamos sea con su participación”.
La misma opinión sostiene el líder del PS, Álvaro Elizalde: “Sin la unidad de las fuerzas progresistas, un proyecto de transformaciones que se haga cargo de las demandas sociales de los chilenos no será posible”.
Un centro moderado que confluye
¿Qué pasa si la resistencia del Frente Amplio y la izquierda terminan aislando a los sectores más moderados?
En la Democracia Cristiana sostienen que dado el contexto actual, esta alternativa no sería plausible. “Yo no veo un escenario posible de toda la oposición sin la DC, porque eso no tiene ninguna posibilidad de constituir una al- ternativa mayoritaria y, en segundo lugar, porque no veo ninguna intención de que efectivamente algo así ocurra. No veo espacio para eso”, sostiene el timonel de ese partido, Fuad Chahin, postura que en todo caso es compartida en gran parte de la centroizquierda donde son conscientes de que es prácticamente imposible ser mayoría sin la falange.
Sin embargo, en la colectividad aseguran que si el sector se atomiza entre la Convergencia Progresista, por un lado, el Frente Amplio, por otro, y el Partido Comunista y sus aliados, por otro, eso pudiese terminar provocando que los democratacristianos giren a un centro más moderado. Por ejemplo, estrechando lazos con Ciudadanos, partido con el que ya tienen un preacuerdo para ir en pacto para las elecciones de concejales y trabajar juntos en la campaña del “apruebo” de cara al plebiscito de octubre.
En la DC, de hecho, aseguran que ven con buenos ojos y “muy posible” que el partido liderado por María Ignacia Gómez participe de primarias presidenciales con el resto de la oposición. Incluso, algunos democratacristianos ya han planteado que consideran al principal referente de Ciudadanos, Andrés Velasco, como una carta presidencial que interpreta bien al centro político.
¿Pero hay margen para que la DC se establezca en el centro sin la compañía de sus exsocios de la Concertación-Nueva Mayoría o incluso se acerque a sectores que hoy están en el oficialismo? Para el expresidente de la tienda, Ignacio Walker, ese es un camino necesario para el partido. “Hay que desterrar definitivamente la tesis de la ‘unidad de la oposición’. Eso es sinónimo de izquierdización y se convierte, por tanto, en un subsidio a la derecha en la medida que el voto de centro, independiente, moderado y de los sectores medios termina por emigrar a la derecha”.
Y agrega: “La prueba más evidente de esto último es que la izquierdización bajo el gobierno de la ex Nueva Mayoría significó la elección del candidato de la derecha con el 55% de los votos. ¿Es eso lo que queremos?”.
En ese sentido, el también exsenador advierte que una alianza “del laguismo a Evópoli” puede ser el camino.
Pese a eso, Chahin es enfático al señalar que “nuestra política de alianzas no es hacia la derecha. Eso está descartado. Sobre todo después de las posiciones que tomó Evópoli tras la crisis social del 18 de octubre, tiempo en que ha mostrado un dogmatismo económico que nada tiene que ver con la vocación de economía social de mercado que interpreta a la DC”.
Pactos Instrumentales
En visión de algunos dirigentes de la oposición, el escenario más probable es que los partidos de la centroizquierda no logren conformar una coalición. Así, estos deberán simplemente alcanzar acuerdos específicos para los diferentes desafíos electorales.
En ese sentido, una de las tesis que se repiten en el sector es la que ha promovido el timonel del PPD, Heraldo Muñoz, de una “geometría variable”. Es decir, que se avance sobre “lo que cada uno esté dispuesto” y que los partidos alcancen pactos instrumentales.
Así, una opción que podría darse es que colectividades como el PS y el PPD inscriban una lista conjunta para los concejales, pero en términos de alcaldes y de gobernadores regionales existan primarias de todo el sector o, en el caso de que esto no sea posible, las colectividades firmen pactos por omisión en algunos municipios o regiones.
En esta línea, algunos líderes como el presidente de la DC, Fuad Chahin, aseguran que lograr acuerdos electorales podría permitir forjar un camino hacía coaliciones más amplias. “Los acuerdos electorales cuando funcionan y dan buenos resultados permiten tener acuerdos políticos más sustantivos. La coalición por el “No” fue primero un acuerdo para ganar el plebiscito y después se transformó en la Concertación de Partidos por la Democracia”, dijo.
Por su parte, otra opción que se ha debatido es que los pactos electorales se concentren en las coaliciones preexistentes. Es decir, el Frente Amplio por un lado y los partidos de la ex Nueva Mayoría -incluyendo o excluyendo al Partido Comunista- por el otro. Esta alternativa generaría que los acercamientos entre esos sectores sólo se realicen para casos específicos.
En ese sentido, en el sector están conscientes de que este camino sería “insuficiente” para lograr el objetivo de una coalición de gobierno.
“Está todo abierto. Con sectores del Frente Amplio, como RD, en la medida que maduren y pierdan la percepción de que son Superman y pueden hacerlo solos, hay gente de mucha calidad. Creo que en la medida de que eso converja con los partidos cercanos al ex Concertación veo posible alianzas. El PC es más difícil de predecir”, sostiene el extimonel del PPD, Sergio Bitar.