A fines de la próxima semana, la expresidenta Michelle Bachelet viajará a Nueva York para participar este 15 de julio en las sesiones del Foro de Alto Nivel del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
Esta será la segunda vez en menos de tres meses que la exmandataria chilena asistirá a la sede de la ONU como invitada especial y algunos diplomáticos chilenos y extranjeros ya anticipan que su presencia en el distrito de Manhattan provocará cierto revuelo en el incipiente clima electoral que ya agita al mayor organismo multilateral. En enero de 2027, el actual secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, deja su cargo, lo que ya ha desatado conversaciones cruzadas para las eventuales candidaturas a su sucesión.
Algo de eso ya ocurrió a mediados de abril pasado, cuando Bachelet tuvo un fugaz regreso a la ONU. El 16 de ese mes, un salón plenario repleto de jóvenes aplaudió por largos minutos a la exmandataria chilena cuando tomó su lugar en el proscenio como una de las dos expositoras centrales del Foro de la Juventud, uno de los llamados “eventos paralelos” en la agenda de la ONU.
El foro fue organizado por el Consejo Económico y Social del organismo, entidad que es presidida actualmente por la embajadora de Chile ante la ONU, Paula Narváez. La exministra y militante socialista es cercana a Bachelet. Fue una de sus asesoras más estrechas durante su gestión en ONU Mujeres (2010-2013), la acompañó en la Fundación Dialoga y en La Moneda como jefa de gabinete (2014), y luego como vocera de gobierno durante el segundo mandato de Bachelet (2016-2018). Desde su rol como embajadora en la ONU, Narváez ha mantenido contacto permanente con la exjefa de Estado y ha tenido un rol muy activo en preservar los vínculos de la exalta comisionada de Derechos Humanos y exjefa de ONU Mujeres con el mayor organismo multilateral del planeta.
Sólo unos días antes de que Bachelet llegara a Nueva York, en abril pasado, PassBlue -uno de los principales medios especializados en la cobertura del trabajo de la ONU- dio a conocer los resultados de una encuesta informal, que hizo entre más de 2.200 suscriptores, funcionarios, diplomáticos y personas que laboran en ONG que giran en torno a la ONU. El sondeo preguntó sobre “quién debería ser la mujer que reemplace a Guterres” como secretario general de la ONU a partir del 1 de enero de 2027. Bachelet ganó con un 23,9 % de las menciones, muy por encima de las preferencias del resto de las figuras que fueron destacadas y entre las que se contaban la primera ministra de Barbados, Mia Mottley; la excanciller y escritora ecuatoriana María Fernanda Espinoza, expresidenta de la Asamblea General de la ONU; Ammina Mohamed, política y diplomática nigeriana que ocupó la vicesecretaría general de la ONU; y la exprimera ministra de Nueva Zelandia Jacinda Arden.
Sorprendentemente, Bachelet fue la única de las figuras mencionadas en la encuesta que escribió un mensaje al medio PassBlue para agradecer la divulgación de este sondeo. “Me siento muy honrada por el apoyo recibido y creo que es fundamental que las mujeres estén presentes en todos los espacios de toma de decisiones”, escribió Bachelet en un correo electrónico que les hizo llegar por intermedio de la embajada de Chile ante la ONU.
Conversaciones informales
Hace algunas semanas solamente, un embajador latinoamericano acreditado en Nueva York durante una conversación informal con Narváez le señaló que su gobierno veía con “muy buenos ojos” una candidatura de Bachelet a la ONU.
El mensaje llamó la atención, debido a que provenía del representante de un gobierno cuya orientación política es casi el anverso de Bachelet.
Gestos de ese tipo, admiten en Cancillería, se han vuelto cada vez más recurrentes en los últimos meses.
Fuentes diplomáticas chilenas señalan que las máximas autoridades de Cancillería han recibido comentarios similares de representantes de países de la región, pero también de Europa, Asia y Oceanía.
Las preguntas cada vez más recurrentes sobre el futuro de Bachelet están provocando una situación extraña para las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, las que más allá de agradecer y tomar nota de las señales que reciben, no pueden hacer mucho más por ahora, mientras no haya una definición de Bachelet de si competirá finalmente por el más codiciado cargo internacional. No pueden hablar de una campaña que aún no existe, pero tampoco pueden descartarla.
“Mientras la expresidenta no dé señales claras, no es posible para la Cancillería comenzar a dar pasos formales o, incluso, iniciar consultas para ver cuán real es su opción”, señalan fuentes del edificio Carrera.
Por lo mismo, tanto el canciller Alberto van Klaveren como la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente, como la embajadora de Chile ante la ONU, están conscientes de que deben moverse con cautela y que ellos no pueden ser quienes coloquen el tema en sus conversaciones con los representantes de otros países.
No obstante, en la Cancillería saben también que este “no tema” se hará cada vez más común en sus conversaciones informales a medida que se acerque enero del próximo año, fecha en la que ya se comenzarán a levantar públicamente las candidaturas.
Aunque las elecciones serán a mediados del año 2026, diplomáticos que se han desempeñado en la ONU señalan que los procesos de renovación del secretario general de la ONU siempre son muy largos, tanto que los cabildeos y negociaciones pueden extenderse fácilmente por dos años, por lo que no es extraño que el tema ya se haya instalado.
La clave para elegir a un secretario general de la ONU está en asegurar que ninguna de las cinco potencias con asiento permanente en el Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) vete el nombre del candidato. Basta el reparo de uno de estos países para que la campaña deje de tener viabilidad.
Y aunque no se ha anticipado un veto hasta ahora, en círculos diplomáticos recuerdan la controversia entre el gobierno chino y Bachelet a fines de 2022, cuando la entonces alta comisionada de Derechos Humanos emitió un duro informe acusando al gigante asiático de cometer “graves violaciones a los derechos humanos” contra los uigures y otras comunidades musulmanas que habitan en ese país. La demora en entregar ese informe le valió, además, críticas desde Estados Unidos.
Este año se debe elegir, además, a cinco de los 10 países no permanentes en el Consejo de Seguridad, entidad que propone el nombre del nuevo secretario general de la ONU, para su ratificación por parte de la asamblea general, por lo que ese proceso también está apurando la definición de las candidaturas.
Eventuales contendoras
En los últimos meses , en los pasillos de la ONU ya están sonando con fuerza varios nombres, lo que ha puesto más presión al debate sobre la sucesión.
Entre ellos se mencionan figuras como la excanciller mexicana y exdirectora de la Cepal Alicia Bárcena, la de la excanciller ecuatoriana María Fernández Espinoza y el de la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla. También ha dejado entrever su interés el diplomático argentino Rafael Grossi, actual director del Organismo Internacional de Energía Atómica, y se ha hablado del expresidente colombiano José Manuel Santos, quien es premio Nobel de la Paz.
La tensión por apresurar una definición sobre la sucesión de Guterres al mando de la ONU también se ha visto acrecentada por el intenso lobby de ONG internacionales, las que han intensificado la campaña para que sea una mujer la que asuma por primera vez en 80 años el mando del organismo multilateral.
El 21 de marzo pasado, más de 80 organizaciones civiles que trabajan al alero de la ONU, en el marco de la campaña 1 for 8 billion, enviaron una carta a todas las representaciones diplomáticas acreditadas ante la ONU pidiendo a los gobiernos que presenten y patrocinen esta vez sólo candidatas mujeres al cargo de secretario general.
Intensa agenda internacional
Mientras tanto, Bachelet ha mantenido una intensa agenda internacional.
El 22 de enero viajó a España para asistir a las reuniones del Club de Madrid junto a otros exmandatarios. Tres días después, el 25 de enero, se trasladó a París para hablar en el foro organizado por la Unesco sobre el rol de la mujer en la lucha contra el cambio climático. El 8 de marzo estuvo de nuevo en París, en otro evento para relevar el rol de la mujer y donde compartió con la alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo.
El 18 de marzo, Bachelet viajó a Berlín para participar en un foro internacional sobre hidrógeno verde. Un mes después, entre el 11 y el 12 de abril, fue a Ciudad de Guatemala, para asistir al seminario de ONU Mujeres llamado “Desde y por nosotras”, para luego trasladarse a Canadá para dar una charla en la Universidad de Montreal; luego a Nueva Jersey, a una charla en la Universidad de Princeton sobre liderazgos femeninos; justo antes de ir a la ONU al Foro de la Juventud invitada por la embajadora Narváez.
La intensa agenda internacional de Bachelet también consigna su participación el 20 de mayo en la conferencia sobre hidrógeno verde en París, un viaje a Indonesia a la cumbre del agua en Bali. En junio pasado, voló nuevamente a París para estar presente en la Cumbre de la OCDE y luego ir a Estados Unidos para dar charlas en dos universidades.
En los próximos días, además de su retorno a la ONU al evento del Consejo Económico y Social, está planeando un viaje a Italia.
Y aunque la definición de la exmandataria sobre una eventual candidatura a la ONU no tiene fecha, varios diplomáticos chilenos concuerdan en que los plazos no pueden exceder de marzo del próximo año. No sólo por los tiempos de la elección en Nueva York, sino también por los de las elecciones presidenciales que se realizarán en Chile a fines de 2025.
En medio de la sequía de eventuales cartas a La Moneda de la centroizquierda, su nombre aún concita la simpatía de ese sector. La exmandataria ha descartado a lo menos en tres ocasiones su interés por una tercera aventura presidencial. Sin embargo, sigue marcando en las encuestas en torno al 9%-10% de las menciones espontáneas, muy por debajo -eso sí- de la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI), quien en los escenarios de segunda vuelta derrotaría esta vez a quien fuera dos veces presidenta de Chile.
Una derrota que la dejaría en muy mal pie para iniciar una campaña por la Secretaría General de la ONU.