Manifiesto de Mauricio Inostroza, diseñador y grafitero: “Lo de Moreira es descontextualizar para fines políticos”
Lo primero que le vi a esto fue que era ilegal. Para mí no existía la posibilidad de pedir permisos, porque entonces no era grafiti. Era una cuestión de esencia. La adrenalina de hacer algo clandestino era lo primero. Había un juego también con la velocidad, si no, te pillaban. Ahora, viéndolo con tiempo, encuentro bacán esa esencia, porque podría haber pedido permiso y seguro me lo hubiesen dado.
Desde niño me gustaba dibujar y escuchar rap. Me llamaban la atención los grafitis, ver sus rayas con nombres y a los personajes acompañándolos era genial, lo encontraba perfecto para mí. Cuando salí del Instituto Nacional estudié para ser diseñador gráfico. Hoy trabajo en una agencia, hago logotipos a empresas. Diseñé el logo de Movimiento Original, Makiza y Portavoz. A veces encuentro referencias, cosas que podría hacer en mis piezas de grafiti. Necesito pintar como válvula de escape. Si no, termina siendo muy monótono todo.
Fisek es mi nombre de grafitero. Con un amigo de infancia (Sean) que venía de Brooklyn, en Estados Unidos, nos juntábamos a dibujar en las noches e inventábamos nombres. Él ya tenía el suyo y yo también, pero en realidad el mío no me convencía. Un día a él se le ocurrió “Five Seconds”, por la rapidez para hacer un tag. Me preguntó si me gustaba y yo le dije: “Waaa, está bacán” y se lo robé. Lo escribí y me salió fácil de hacer.
Soy de la segunda generación del grafiti chileno. En la primera estaban Jimmy Fernández, de La Pozze Latina, y los Foncea (Pedro y Felo). Yo conocí más a los Makiza y a Tiro de Gracia, muchos grupos que igual ya a esta altura son medios old school. Entonces se bailaba break, se ponía música y nosotros llevábamos nuestras croqueras para mostrar lo que hacíamos, porque no había internet. Ahí tú llevabas tu álbum de fotos, te juntabas y te empezabas a preguntar quién es quién. Se generaba un hambre de conocer.
Cada año le vendo 10 fotos a la marca Colón. La inspiración siempre es la misma, mostrar cómo son los grafitis. Para mí es súper importante que los niños vean realmente cómo es y cómo pinto, con máscara, spray y rodillo. No quiero que vean el diseño en internet. La idea es que lo que vean sea lo más real posible.
Lo de Moreira es descontextualizar para fines políticos. Me llama la atención que gente de poder pueda encontrar algo negativo, tuitearlo y lograr un eco mediático tan heavy. Imagínate: si esto no fuera una gran empresa y los cuadernos fueran míos, me quedo sin pega. Lo que más rescato de esta polémica, que sinceramente no tiene fundamento, es que la gente me apoyó. Creo que (a los cuadernos) les ha ido súper bien. Ya no quedan, se han transformado en una especie de mito, como en un objeto de culto.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.