No ha sido una vez. A lo menos en 10 ocasiones en los últimos meses la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, le ha hecho en privado a Michelle Bachelet la misma pregunta que ronda en la mente de muchos: ¿Será candidata presidencial por tercera vez?
La respuesta, señalan en el PS, ha sido siempre la misma. “Tajante”, “categórica”. En todas y cada una de esa decena de veces, la exmandataria ha dicho “no” a quien fuera su cercana colaboradora en la Fundación Dialoga.
Lo mismo ha transmitido a otras figuras del socialismo que tienen la confianza y cercanía suficiente para preguntárselo directamente.
No son muchos, reconocen en el PS, los que pueden y se atreven a eso. Aparte de la timonel socialista, “son tres o cuatro las personas que realmente hablan de política con ella y conocen sus planes futuros”, señala un dirigente socialista. Ana Lya Uriarte, la abogada socialista, actual asesora del subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, es otra -al igual que Vodanovic- de las figuras que participan de ese pequeño círculo en torno a Bachelet.
Y al igual que Vodanovic, la exjefa de gabinete de Bachelet durante su segundo gobierno y actual directora de la Fundación Horizonte Ciudadano -que vela por el legado de la expresidenta- ha sido también mensajera desde el bacheletismo hacia el PS para aplacar las dudas que surgen sobre el real interés de la exjefa de Estado por lanzarse en una tercera aventura presidencial.
Mensajes que han ido siempre en línea con lo que Bachelet ha comentado también en público en varias ocasiones: que ella “está en otra”.
“Nuestro país tiene muchos desafíos, pero yo ya no estoy en eso” (...). “Yo no voy a correr de nuevo”, dijo el 11 de julio pasado en París, en un foro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). O a la declaración que dio el 6 de enero pasado frente a la persistente pregunta que le hacen sobre una eventual tercera carrera presidencial: “Hacer el servicio militar por una tercera vez es un poquito mucho (...). La democracia no merece que la gente se repita”.
La última vez que se pronunció en torno al mismo tema fue el lunes pasado, en el ciclo Mujer y Política organizado por la Universidad Adolfo Ibáñez y La Tercera.
“Creo que a la democracia le hace bien tener rostros nuevos. No quiere decir que rostros jóvenes necesariamente, pero sí rostros nuevos. Yo creo que hay una incapacidad de la democracia si siguen repitiéndose los rostros todo el tiempo en la política”, dijo Bachelet, pocas horas después de que la encuesta Cadem dejara en claro que ella sigue siendo la principal figura presidencial de la centroizquierda, con un 11% de respaldo. Mucho más abajo, con apenas un 2% de menciones espontáneas, aparecían el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (FA), y la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo (PC). La ministra de Interior, Carolina Tohá (PPD), marcó un 1%.
Aunque las cifras son aún bajas, en el oficialismo recibieron los resultados de este y otros sondeos coincidentes como un paciente en estado de asfixia al que le entregan un balón de oxígeno nuevo.
Bachelet, según la Cadem del lunes, no sólo aparece empatando con el republicano José Antonio Kast, sino que al ser medida en una eventual segunda vuelta con la alcaldesa de Providencia y carta presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, quedaba a sólo cuatro puntos de diferencia. Y es ahí donde las declaraciones y expresiones de intención comienzan a chocar con la realidad.
“No es que no le creamos a la exmandataria. Le creemos que no quiere, le creemos cuando dice que no está haciendo nada para quererlo tampoco. El problema es que en política las cosas son variables, la realidad hace que terminen dándose situaciones que no se esperaban, y si llega un momento en que ella llega a la convicción de que tiene que tomar el desafío, ella lo va a tomar”, afirman miembros de la directiva del PS que piden reserva de sus nombres por temor a caer en desgracia ante la expresidenta por aparecer pauteándola o hablando por ella.
La fecha clave es fines de noviembre, aseguran por igual personeros del PS y del PPD. Después de la segunda vuelta para la elección de gobernadores, fijada para el 24 de noviembre próximo. En ese momento, además, los partidos tendrán claridad sobre cuánto pesa cada uno con los resultados en mano de la última elección de alcaldes, concejales y consejeros regionales que se realizará el 26 y 27 de octubre. Sólo entonces, aseguran las mismas fuentes, comenzará el cabildeo político sobre el cronograma para una definición presidencial.
Las primarias legales para zanjar el candidato presidencial -cuya realización cuenta con una amplia base de apoyo en el oficialismo, pero aún no están aseguradas- se realizarían en junio. Por lo mismo, afirman en el sector, si alguien quiere disputar la carrera presidencial, su nombre debe estar sobre la mesa en enero de 2025.
Por ahora, afirma un dirigente del PPD, las directivas de los partidos del Socialismo Democrático prefieren comportarse como esas familias que, para evitar discusiones, optan simplemente por “hacerse los lesos”. “Si alguien coloca el tema de Bachelet y su posición en las encuestas, o dice que la ministra Tohá no despega en los sondeos, simplemente te tapan la boca. Ahora la prioridad son las municipales, ya vendrá el tiempo de discutir eso, te dicen... Puras cosas para quitarle el ‘poto’ a la jeringa”, asegura el mismo dirigente del PPD.
Mientras tanto, recalca un alto personero del PS cercano a la exmandataria, el “fantasma de una eventual nueva candidatura de Bachelet”, más que un tapón o un freno al crecimiento de nuevos liderazgos, señala, lo que ha logrado hacer es aglutinar al oficialismo con miras a las elecciones municipales. La propia Bachelet ha resaltado en varias ocasiones el rol que autoasumió para fortalecer la unidad del oficialismo.
Lo que no se ha dicho hasta ahora, con la misma claridad, es que la presencia permanente de Bachelet como eventual carta presidencial también le ha dado un respiro al gobierno de Gabriel Boric.
“Ella está actuando como una especie de dique, de muro de contención, para evitar que empiecen a salir nombres de posibles candidatos, porque eso no es bueno en estos momentos para el gobierno. No podemos olvidar que somos gobierno y como oficialismo no podemos estar a un año y medio del término del mandato del Presidente Boric, y cuando aún quedan muchas cosas por hacer, echar a correr a la gente. Eso sería, en palabras simples, que nosotros mismos demos por terminado el gobierno de Boric”, afirman desde la directiva del PS.
Hasta fines de noviembre, añaden en la mesa del PS, el partido trabaja sobre la base de “un plan A, un plan B y un plan C”.
El plan A es que Bachelet siga creciendo en las encuestas y termine convenciéndose de que es la mejor carta para competir. En ese escenario, aseguran los socialistas, el partido se cuadrará con ella y pedirán que sea la candidata del sector sin pasar por primarias. Una opción que ven posible, luego del respaldo que han manifestado distintas figuras del Frente Amplio y del PC a una eventual candidatura de Bachelet.
El plan B, si es que Bachelet a fines de noviembre certifica que no será candidata, estará enfocado en la realización de primarias amplias y “serias” de todo el oficialismo, y donde el PS llevaría una carta de sus filas. Eso sí, varios dirigentes socialistas han adelantado que Tohá, pese a su militancia PPD, podría ser considerada como propia.
En la directiva del PS admiten que en las últimas semanas Tohá se les ha acercado para decirles que ella quiere ser la candidata presidencial del PS-PPD. A su vez, en la directiva del PPD señalan que ha habido varias conversaciones, especialmente en el Congreso, entre las directivas y los miembros de las bancadas del Socialismo Democrático para hablar de Tohá.
El plan C, señalan en el PS, es el que menos les gusta. También descarta a Bachelet, pero, además, la carta presidencial sería ajena al Socialismo Democrático.
Aunque no lo dicen en público, en las filas del PS se sabe que los vicepresidentes Arturo Barrios y Allan Álvarez -timonel de la JS- estarían a favor de apoyar al gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, quien en caso de ganar la reelección con más de dos millones de votos podría convertirse en una carta interesante.
A la espera de noviembre y de la definición que tomará Bachelet, lentamente han comenzado a levantarse voces contrarias a una nueva aventura presidencial de la exmandataria.
El 15 de enero pasado, el secretario general del PS, Camilo Escalona, dio el nombre del ministro de Hacienda, Mario Marcel, como su carta presidencial. En el PS, afirman, no sorprende la distancia que hay entre Escalona -a quien alguna vez se le llamó el factótum de Bachelet- y la exmandataria. Dicen, al respecto, que el histórico dirigente del ala más izquierdista del socialismo nunca ha perdonado a la exjefa de Estado el que no lo considerara en sus dos mandatos como un posible ministro.
Pero Escalona no es el único que ha tomado distancia. Los senadores Juan Luis Castro y José Miguel Insulza, y el diputado Marco Ilabaca también han dicho públicamente que “el mundo de centroizquierda necesita nuevos liderazgos que vayan poniéndose al servicio de esta causa”.
En el caso del timonel de la JS, las reticencias con Bachelet son más de fondo. “En sus dos mandatos, la formulación de una generación de recambio no pasó por la juventud socialista, pasó por el Frente Amplio y el PC y eso nos preocupa”, señalan en reserva dirigentes de la JS.
Desde el PPD, especialmente en los sectores liberales y socialdemócratas más duros, la disidencia a una nueva apuesta presidencial tiene que ver con lo mismo.
“Ella abraza a la gente del Frente Amplio sin exigirles una disculpa, al menos, por la forma en que escupieron lo que fueron los gobiernos de la Concertación y las administraciones de la propia Bachelet”. “Ella ha tratado de ser un factor de unidad, pero no ha quedado clara la unidad en torno a qué y para qué. Se la ha tratado de ver como un factótum de la unidad pedida por el Presidente Boric a todo el oficialismo, pero esa unidad no se decreta”, o “no hemos visto a Bachelet en torno a la construcción de un programa de corte socialdemócrata robusto”, son algunas de las frases que se escuchan decir en privado a personeros del PPD cuando se les consulta si apoyarían una eventual tercera candidatura presidencial de la exmandataria.
Desde que asumió Boric, Bachelet ha ido estrechando sus vínculos no sólo con el Presidente, sino también con ministros del Frente Amplio como Antonia Orellana, y alcaldes y parlamentarios de ese partido y comunistas. De hecho, el apoyo en las últimas semanas a ediles como Tomás Vodanovic (FA) e Irací Hassler (PC) levantaron acusaciones de intervencionismo desde la derecha.
En el Socialismo Democrático, además, varios sospechan del prematuro interés del FA y del PC por levantar la figura de Bachelet con miras a la contienda presidencial del 2025. “En el FA están inflando la candidatura de Bachelet no porque estén convencidos de que vaya a ganar, sino porque con ella no pagan costos, la derrota sería del Socialismo Democrático y ellos podrían cobijarse bajo la figura de Boric o del alcalde Vodanovic para la siguiente”, señalan dirigentes del PPD.
La preocupación en las filas del partido que dirige el senador Jaime Quintana, en todo caso, también es práctica.
El lunes, de manera informal, pues aún no quieren que éste sea tema oficial de las estructuras partidarias, la directiva del PPD discutió algunas propuestas que les permitan fortalecer la posición de Tohá en las encuestas. Algunos, como el secretario general de la tienda, José Toro, han sido partidarios abiertamente de que ella salga del gabinete para dedicarse de lleno a su campaña. La mayoría, sin embargo, prefiere que ella continúe al mando de Interior por unos meses más.
A principios de octubre, si todo marcha según los cálculos, Tohá podría lograr que el Congreso despache la ley que crea el Ministerio de Seguridad y dota de nuevas facultades a la cartera de Interior como coordinador político del gobierno. Si todo sale bien, se habrá anotado un tremendo legado, sostienen sus partidarios. Tres gobiernos anteriores lo intentaron y ninguno fue capaz, recalcan.
El nuevo ministerio sería aprobado muy poco antes, señalan en el PS y el PPD, de que a fines de noviembre, tras la segunda vuelta de gobernadores, la propia Bachelet acabe definitivamente con el “fantasma” de una eventual tercera candidatura presidencial.