Claudio Orrego Larraín imaginó que sería un trámite rápido. La mañana del domingo 4 de agosto pasado llegó al centro cultural Jungla, en el barrio Matta Sur, para la sesión de fotos con los candidatos a alcaldes, concejales y cores del oficialismo interesados en aparecer en sus respectivas campañas junto al gobernador de la Región Metropolitana. Serían cinco fotografías las que se tomaría con cada uno, para que pudieran usarlas en redes sociales, papelería y gigantografías callejeras. Nada fuera de lo común. Sólo que la fila de personas en el patio del centro cultural sobrepasó por lejos los cálculos iniciales del equipo de Orrego.
En total, más de 800 candidatos DC, del Socialismo Democrático, del Frente Amplio e incluso del PC llegaron a tomarse fotos con Orrego. Un día no bastó. Tuvieron que programar una segunda sesión fotográfica, aprovechando el feriado del jueves 15 de agosto. Un hecho que llamó la atención en el mundo progresista y que dio algo de respiro a un sector ansioso por el surgimiento de nuevos liderazgos.
Tras la decisión de la dos veces exmandataria Michelle Bachelet de restarse de una tercera aventura presidencial, en el oficialismo tímidamente comenzaron a abrir las compuertas para la aparición de eventuales cartas presidenciales que ocupen ese vacío. Los nombres del gobernador metropolitano y de la actual ministra del Interior, Carolina Tohá, fueron de los primeros en aparecer en las conversaciones al interior de la centroizquierda como posibles relevos en una carrera presidencial que se prevé cuesta arriba para el oficialismo. No sólo porque los sondeos de opinión colocan a la principal carta de Chile Vamos -la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei- en primer lugar de las preferencias, sino que, además, en las últimas tres elecciones presidenciales la ciudadanía ha optado por la alternancia en el poder, votando por el candidato de oposición al gobierno de turno.
En el equipo de Orrego son conscientes de que el nombre del gobernador ya es promovido por algunos dirigentes del Socialismo Democrático como carta presidencial, y aunque en privado alientan la idea, saben que hay un paso previo ineludible para lograrlo: ganar la reelección en octubre con una alta votación. Esa es su prioridad ahora.
“Todos los pasos que otros estén dando para la próxima elección presidencial no nos quitan el sueño ni nos apartan del objetivo central, que es la reelección como gobernador de Santiago”, señala un asesor de Orrego.
Con el sufragio obligatorio, son cerca de ocho millones de votos los que están en juego en la Región Metropolitana. De acuerdo con las encuestas, se presume que el 26 y 27 de octubre próximo podrían ir a votar entre 6,5 y siete millones de personas. “Las mismas encuestas dicen que Orrego podría sacar entre el 37 y el 40% de los sufragios, con probabilidades de ganar en primera vuelta o quedar muy cerca de lograrlo”, asegura un dirigente socialista que apoya a Orrego.
Si esos pronósticos se cumplen, el exalcalde de Peñalolén y actual gobernador podría obtener por sobre los 2,5 millones de sufragios. Una cifra, señalan sus cercanos, que lo instalará sí o sí en el radar de los liderazgos presidenciables del oficialismo.
“Si a Orrego le va a bien en las elecciones de octubre, simplemente queda sin competencia interna para perfilarse como figura presidencial”, dicen dirigentes socialistas que ya trabajan en su campaña.
Hay otros indicadores que los alientan a pensar que Orrego es visto en el oficialismo con una buena sombra en la cual cobijarse. El 9 de julio pasado, cuando llegó a las oficinas del Servel para inscribir su candidatura como independiente -tras reunir 26.240 firmas de respaldo- lo hizo acompañado de 36 alcaldes del Gran Santiago. “Ediles comunistas y frenteamplistas fueron a la inscripción de la candidatura de Orrego, algunos lo hicieron a contrapelo de la posición de sus partidos. Eso refleja que la gente lo ve como posible presidenciable, porque nadie quiere estar distanciado de un eventual candidato presidencial”, señalan dirigentes socialistas que desde hace varios años vienen trabajando con Orrego, quien conformó una suerte de “comité estratégico” con el que periódicamente analiza los escenarios políticos y los pasos a dar. Es un equipo transversal, que incluye a figuras de la DC, como el exsecretario general de ese partido y cercano colaborador de Bachelet II, Víctor Maldonado; el exencargado electoral del PPD René Jofré y dirigentes socialistas del lote de las Grandes Alamedas, como Andrés Santander -exsecretario general del PS durante la gestión de Álvaro Elizalde al mando del partido-, y del actual vicepresidente socialista Arturo Barrios, con quien lo une una relación de amistad de más de 40 años. Ambos estuvieron en el Colegio Saint George’s -Orrego iba un curso más arriba- y sus familias eran cercanas.
En el entorno de Orrego aseguran que el gobernador no es el mismo de hace 11 años, cuando en 2013 compitió contra Bachelet en las primarias presidenciales de la entonces Nueva Mayoría, con el respaldo de los sectores más conservadores de la DC y el lema “Creo en Dios y qué”. Entonces le fue mal. No sólo perdió ante una Bachelet en su mejor momento (obtuvo el 73% de los votos), también lo superó en votos el exministro de Hacienda Andrés Velasco, quien corría con el apoyo del mundo liberal de centro. En esa oportunidad, Orrego sólo aventajó al candidato del Partido Radical, el entonces senador José Antonio Gómez.
Orrego dejó de militar en la DC en 2022, en medio del cisma que fracturó a la colectividad, pero mientras la mayoría de sus excamaradas, especialmente los del lote de los “príncipes”, donde él participaba, se fueron a formar movimientos y partidos hacia la centroderecha -Amarillos, Demócratas, Comunidad en Movimiento, entre otros-, Orrego estableció su domicilio político en la centroizquierda y estrechó contactos con el mundo de la socialdemocracia. Hoy defiende el matrimonio igualitario, y en otros temas valóricos en los que antes tenía una mirada desde el socialcristianismo, ahora tiene posturas progresistas. Hace sólo unos meses, cuando arreciaban las críticas de la derecha en contra de la alcaldesa comunista Irací Hassler, Orrego no tuvo reparos en respaldar su gestión. Y desde la Gobernación Metropolitana ha mantenido una buena relación con los ediles de Chile Vamos.
Orrego ha buscado tender puentes lo más amplios posibles. El jueves pasado, por ejemplo, en el marco de la charla que dio el juez antimafia italiano Giovani Tartaglia -evento organizado por la Gobernación de Santiago y la Fundación Paz Ciudadana-, organizó un almuerzo de trabajo en el Palacio de la ex Intendencia de Santiago, al que invitó al ministro Elizalde; a los diputados Raúl Soto (PPD) y Alejandra Placencia (PC), a la alcaldesa de Peñalolén, Carolina Leitao (ex DC y cercana a Orrego), al exministro de Interior DC Jorge Burgos, entre otros. También invitó al ministro del Interior de Sebastián Piñera, Gonzalo Blumel, quien, sin embargo, no pudo asistir.
“Orrego ha aprendido mucho, a golpes duros, como cuando fue biministro de (Vivienda y Obras Públicas) de Lagos y no duró nada. Ese fue un costalazo de una envergadura tal que entendió lo importante que es la política. Que uno puede hacer una buena gestión, pero si la hace solo, si no conversa con los demás y no convocas a nadie, al final no construyes nada. Por eso, hoy Orrego es mucho más colectivo, es más proclive a escuchar opiniones diversas”, dicen miembros de su comité estratégico al explicar algunos de los atributos que ayudarían al gobernador a quedar en una posición expectante con miras a las presidenciales si sortea con éxito la elección de octubre. Más aún cuando todos prevén que el oficialismo podría sufrir derrotas significativas en comunas emblemáticas de la Región Metropolitana.
Por lo mismo, en la centroizquierda ya hay algunas figuras, como la alcaldesa Leitao y el exministro socialista Ricardo Solari -quien, según dicen en el Socialismo Democrático, apoya la opción de Carolina Tohá- que están planteando la necesidad de que ambos suscriban lo antes posible un acuerdo de fair play. En otras palabras, que Orrego y Tohá en este periodo, en que recién se están empezando a desplegar como posibles cartas presidenciales, en vez de buscar neutralizarse, se potencien mutuamente.
Hasta ahora, Orrego y Tohá no han hablado directamente la idea, pero en sus entornos dicen que son conscientes de que si no lo hacen podrían obstaculizar el “florecimiento” de sus propios liderazgos y obligar a la centroizquierda a aferrarse nuevamente a Bachelet como tabla de salvación.
El domingo 18 de agosto Tohá dio una fuerte señal en esa dirección. La jefa del gabinete del Presidente Boric respaldó la realización de primarias amplias para definir la figura presidencial del oficialismo y abogó porque el Socialismo Democrático -bloque que integran el PS, PPD, Partido Liberal y el Partido Radical- lleven un solo candidato. “Es fundamental que el Socialismo Democrático presente una alternativa conjunta a ese proceso”, dijo a El Mercurio.
Aunque evitó anunciar su interés en la carrera presidencial, no la descartó. “No se puede descartar ninguna alternativa, pero esas evaluaciones tendrán que hacerse en su momento, no ahora”, remarcó.
Hace meses que desde el PS venían pidiéndole sincerar si estaba interesada en una candidatura presidencial. Es más, dicen fuentes del PS, ya en mayo pasado la timonel socialista, Paulina Vodanovic, le preguntó directamente sus intenciones. Y en los últimos meses la han urgido a mostrar sin ambigüedades su ambición política, pues de otro modo el partido se vería obligado a buscar una carta propia que sirva de paraguas a la lista parlamentaria socialista. Ella, por su parte, les ha dicho en privado que le gustaría ser la candidata del PS-PPD.
El diseño original de Tohá, afirman cercanos a la ministra, era continuar a cargo de la cartera de Interior hasta marzo o abril del próximo año. Eso le daba tiempo para sacar adelante la agenda de seguridad y obtener resultados positivos que exhibir en esa materia. “Para Carolina es crucial bajar las cifras de algunos delitos de alta connotación pública, especialmente la tasa de homicidios”, reconocen dirigentes del PPD cercanos a la ministra. En esos mismos círculos veían la posibilidad de que Tohá asumiera por algunos meses como biministra de Interior y Seguridad, si es que el Congreso aprueba en octubre próximo la creación del nuevo Ministerio de Seguridad Pública.
Para otros cercanos a Tohá la crisis de seguridad puede ser precisamente uno de los principales obstáculos para el crecimiento de su liderazgo presidencial.
Hace algunos meses, varias figuras del PPD, entre ellos Sergio Bitar, Natalia Piergentili y José Toro, plantearon en privado que Tohá saliera de La Moneda. La idea, señalan fuentes del PPD, molestó mucho a Tohá, quien pidió no insistir en eso. Sin embargo, en el partido liderado por el senador Jaime Quintana pocos creen que pueda mantenerse en Interior hasta 2025.
Muchos hablan de que el tema presidencial en el oficialismo se desatará con fuerza después de las elecciones municipales. Si Tohá está en la carrera, la presión para que salga del gabinete será muy fuerte, señalan las mismas fuentes.
Mientras tanto, desde la directiva del PPD le han pedido a Tohá que asuma un rol más activo en la campaña municipal.
“Entendemos que por su rol como ministra de Interior ella debe ser muy cuidadosa. No va a hacer un set de fotos con candidatos, pero se le ha pedido que en sus salidas a terreno esté atenta a las solicitudes de los candidatos a alcaldes y concejales”, admite un miembro de la directiva del PPD.
Entre los partidarios de la ministra están conscientes de que si pretende convertirse en la carta presidencial de la centroizquierda, no basta con mostrar experiencia política, moderación y capacidad de gestión. También deberá construir equipos y redes políticas más amplios.