Alfredo Alonso, productor del Festival de Viña: “Los músicos me decían que no se imaginan el Monstruo con 50% de aforo y la Quinta vacía”
En los últimos días, el director de una de las productoras de eventos más reconocidas del país reabrió el Movistar Arena con dos shows de Illapu y participó de un foro en Miami organizado por Billboard donde se analizó la industria en vivo en la era Covid. En diálogo con La Tercera PM, Alonso explica por qué ve una luz de esperanza para su gremio con los nuevos cambios al plan Paso a paso, analiza la decisión de suspender Viña por segundo año y adelanta cómo se manejará la abultada cartelera de recitales que viene. "El 2022 vendrá muy cargado, los músicos tienen que salir a tocar", asegura.
El fin de semana pasado, con dos conciertos consecutivos, Illapu celebró sus 50 años de carrera y reabrió los espectáculos masivos en el Movistar Arena. Un hito que agotó entradas y congregó a cerca de 2.900 personas en cada función -el aforo permitido hasta entonces- a cargo de la productora local Bizarro.
Mientras esto ocurría, Alfredo Alonso, músico y Director de Entretenimiento de Bizarro Live Entertaiment, finalizaba en Miami su participación en la Billboard Music Latin Week, un evento de una semana que se desarrolló en paralelo a la entrega de los premios Billboard y que reunió a artistas, mánagers y productores de conciertos el todo continente. Allí, Alonso y Daniel Merino (Gerente de Entretenimiento de Bizarro), los únicos promotores chilenos invitados al encuentro, la misma dupla detrás de la realización artística del Festival de Viña y de buena parte de los recitales que se realizan cada año en el país, compartieron su experiencia y escucharon los desafíos de una industria que tras casi dos años perdidos comienza a ver la luz al final del túnel.
“El panel en el que participé era justamente sobre el touring. Y estando allá Argentina anunció que se abren nuevos aforos para 100%, sin mascarilla, Chile anteayer anunció el nuevo plan paso a paso con aforos más amplios. Hablamos también con gente de Inglaterra, que dice que hay que seguir abriendo pero manteniendo la mascarilla. Se habló también del caso de Estados Unidos, que está aprendiendo a vivir con la pandemia, porque vamos a seguir con esta pandemia para siempre”, asegura el productor desde su cuarentena preventiva tras el viaje, a modo de resumen de su paso por un conversatorio donde diversos protagonistas de la industria analizaron el panorama de las giras musicales en la era Covid.
“El foco principal de todos los paneles fue la importancia de que la gente se vacune. Si queremos volver a una normalidad necesitamos que la gente se vacune, porque al final da lo mismo si hay 800 o mil casos si hay cero muertos, porque lo que logra la vacuna es que los casos no pasen a condiciones críticas. Si esperamos que haya cero casos para mover un dedo, eso no va pasar, así como nunca hay cero casos de influenza ni de diversos otros virus. Lo importante es que este virus no te lleve a un respirador ni a una cama crítica”, comenta el creador de Bizarro, empresa que actualmente forma parte del grupo BE Live Entertaiment Group -que controla también el Movistar Arena- y que en los últimos años ha traído a Chile a estrellas latinas como Luis Miguel, Maluma, Nicky Jam y Bad Bunny. Algunas de ellas para conciertos en Santiago y otras para las últimas ediciones del Festival de Viña.
Sobre los cambios y desafíos que enfrenta su productora, su gremio y la industria completa de la música en vivo para los próximos meses, Alonso se muestra esperanzado gracias a los avances en la vacunación en el país, la apertura de los shows en otros países vecinos y las recientes actualizaciones al plan Paso a Paso. Pero también es cauto a la hora de analizar una industria y un negocio que enfrenta cambios obligados.
“Antes tú sabías que en 2019 venía este y otro artista, y que en 2020 venían estos otros. Pero ahora, después de dos años de para, todos quieren venir juntos, entonces también se ha instalado la duda de qué va a pasar con el exceso de shows. Y cómo se va a volver a reordenar esa estructura que llevaba tantos años armada”, explica.
“Por poner un ejemplo exagerado: si un año venía Arjona, al otro Chayanne, al otro Arjona y al siguiente de nuevo Chayanne, los públicos alcanzaban a juntar la plata para poder ir a ver a los dos. Entonces, si el próximo año vienen todos juntos, la duda es qué va a pasar”, agrega.
- ¿Y qué va pasar? ¿Se espera un 2022 excesivamente cargado de conciertos en Chile?
Va a venir cargado, lo más seguro es que venga muy cargado. Pero también es muy probable que después, de 2023 en adelante, vuelva a su orden natural. El 2022 va a venir cargado porque claramente todos los artistas, no sólo por ellos, por sus staff, sus técnicos, sus músicos, tienen que salir a tocar.
Lo que sí se conversó (en Miami) y que deja cierta tranquilidad, es que esta pandemia fue mundial, no fue de un solo territorio, por lo cual, durante 2022, todos los artistas van a tener que ir a Norteamérica, Sudamérica, Asia, Europa, y el año tiene 365 días. Y quizás algunos prioricen Europa, otros Sudamérica y ojalá se empiece a distribuir de alguna forma. Además, como los artistas tuvieron mucho más tiempo para crear y componer, creemos que va a haber mucha más música fresca de los artistas, cosas más pensadas y no sacadas tan a la rápida. Debiese venir ahora una camada de muy buenos discos.
- ¿Aguanta el bolsillo del público chileno una cartelera tan abultada? ¿Cómo manejarán eso?
Cada promotor va a tratar de hacer lo que sienta que es correcto para sus artistas, para su empresa, pero creo que la gente va a terminar eligiendo qué es lo que más quiere ver. Al final, siempre ha sido así, sólo que ahora va a ser un poco más exacerbado.
Y en el caso puntual de Bizarro, ¿cuál es su proyección de lo que viene en materia de conciertos para lo que resta de este año y el siguiente? ¿Será un regreso escalonado, partiendo con chilenos para retomar las grandes giras de artistas latinos el próximo año?
Lo que pasa es que hoy, mientras sigan las cuarentenas para quienes llegan desde el extranjero o los extranjeros no puedan entrar, no hay mucha claridad. Obviamente aunque aumenten los aforos vamos a hacer el trabajo con los artistas chilenos y eso yo creo que le va a hacer muy bien a la industria chilena también. Lo de Illapu, por ejemplo, fue una súper buena señal, se agotaron las dos funciones.
Pero hoy, traer a un artista extranjero para que venga a Chile a estar cinco días en cuarentena, para después tocar y recién volver a irse, es casi imposible. Nadie va querer venir para estar una semana acá para hacer solo una fecha, cuando en Estados Unidos o en otros lados en esa misma semana pueden hacer 3 o 4 fechas. Entonces vamos a tener que esperar un buen tiempo para ver qué pasa, si es que seguirán las burbujas sanitarias, las cuarentenas, etcétera.
Los mánagers nos decían que ellos tienen los ojos puestos en Sudamérica para el segundo semestre de 2022, porque Chile solo no funciona. Las grandes anclas de Sudamérica son Brasil y Argentina, que consumen 3 o 4 fechas por artista. Argentina ya se abrió, Brasil va de a poco. Todo el mundo está súper cauteloso, hay que tener cautela. En nuestro caso, nosotros debiéramos empezar a abrir las puertas pronto, como se anunció en el nuevo plan Paso a paso, que fue bastante bueno que haya entrado la industria del entretenimiento en ese plan, se agradece al gobierno que nos haya incluido porque hasta ahora no estábamos incluidos. Ahora podemos empezar a pensar. Y hay una muy buena oportunidad para los artistas chilenos de empezar a mostrar su música.
¿Qué conclusiones dejaron los dos conciertos de Illapu? Si bien hubo solo 2.900 por show, el Movistar Arena no se veía vacío.
Demostró que, con aforos reducidos, podemos volver a hacerlo. Se logra empezar a mover la industria. No solamente los artistas y promotores, sino que volver a ver la sonrisa de los técnicos y de los proveedores, después de casi dos años parados, es algo maravilloso. Y ver a la gente también, cómo respetó el distanciamiento que había en el Arena, cada uno de los pasos que se les pidieron. La gente cumplió a cabalidad con estar en su lugar y no moverse, no se sacó la mascarilla durante el concierto, llegó con su pase de movilidad. Eso es súper importante.
Paso a paso y la luz al final del túnel
Uno de los temas que alimenta el optimismo de Alfredo Alonso -así como de otros actores de su gremio- son los cambios y actualizaciones que se anunciaron para el plan Paso a paso, y que comienzan a regir desde esta semana. Una serie de modificaciones que, entre otros aspectos, aumenta los aforos permitidos para la realización de conciertos y espectáculos en vivo en cada una de las nuevas cinco fases.
De hecho, de acuerdo al nuevo plan, en fase de Preparación se permitirán los eventos para un 60% del aforo total de un recinto -con pase de movilidad y sin consumo de alimentos- para espectáculos con butacas o ubicación fija. Si es que el recinto no tiene butacas o ubicación fija, pero se trata de un lugar abierto, se podrán juntar entre 500 y 5.000 asistentes en la misma fase. Y en la nueva fase 5, Apertura Avanzada, se podrán hacer eventos sin restricción de aforo en todo tipo de recintos si es que todos los asistentes cuentan con su pase de movilidad. Cifras y permisos que se acercan a la realidad pre-Covid.
“Si revisas lo que se anunció en términos de aforo, se está empezando a abrir. Nos da señales más claras de qué podemos y qué no podemos hacer”, dice Alonso.
“En un arena para 15 mil metimos (con Illapu) 2.900 asistentes, que no es el aforo óptimo, pero con el nuevo plan podríamos llegar a tener hasta un 60% de aforo en fase 4, lo cual ya mejora bastante las cosas y uno puede empezar a planear. Y se establece que en la nueva fase 5 se puede tener hasta un 100% de aforo. Ahora hay que ver bien cómo funciona esto pero nos da una esperanza enorme, se empieza a ver la luz al final del túnel.
- Lo que más se criticaba y se resentía desde su gremio era que los aforos permitidos hasta hace unos días hacían inviable económicamente la realización de conciertos en Chile. ¿Eso tiende a cambiar con las actualizaciones en el plan Paso a paso?
Tiende a cambiar, sí. Hay una cierta cantidad de aforos que te permitían prender la luz del recinto y pagarle a los proveedores. Después viene el aforo que te permite prender la luz del recinto y pagarle al artista. Y después, el aforo que te permite empezar hacer más el negocio, porque no podemos traspasarlo al público ese costo. Todo esto es matemáticas, aquí nada es magia, todo está en un excel. Esperamos que ese excel empiece a cuadrar y mientras cuadre podremos seguir abriendo.
- Bajo ese panorama, el que se haya vuelto a suspender el Festival de Viña por segundo año, ¿le parece la decisión correcta?
Yo no soy la persona que tiene que decir si esa decisión es correcta o no, pero cuando hablamos de un festival tan importante hay que tener cuidado, uno no puede meterse a hacerlo en un minuto donde no tienes la total claridad. Estábamos muy al límite y en ese sentido hay que respetar la decisión (de suspenderlo) que tomaron los canales y el municipio de Viña, que creo que busca cuidar el Festival.
Cada vez que voy a estos congresos como el de la semana pasada, me doy cuenta que la gente en Chile no dimensiona la importancia que tiene el Festival de Viña fuera de Chile. No hay artista que no se te acerque a preguntarte por Viña, desde el más gigante al que está empezando. De hecho, los mismos músicos me decían que no se imaginan el Monstruo de Viña con 50% de aforo y ver la Quinta vacía, porque deja de ser el Monstruo. No es algo que está en sus registros.
- Hay algo que va más allá de lo económico y de la logística, que tiene que ver con la mística del Festival.
Exacto, el Festival tiene una mística que hay que cuidar. Y también hay algo de viabilidad, por supuesto, si uno pudiera hacerlo con el 50% de aforo, se haría. Pero es un festival que por sus niveles de producción, que han ido subiendo año a año, hoy día es muy difícil echar pie atrás y hacer una producción más chica porque la gente ya se acostumbró al mega escenario, con la tremenda producción y los tremendos artistas. Así que creo que es un paso cauto y comparto que hay que ser cauto en estos tiempos.
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