Álvaro Fischer y el impacto social de la pandemia: “El liberalismo deberá repensarse”
"No para abandonarlo, sino para reflexionar cómo adaptarlo a los tiempos actuales, en que los autoritarismos parecen ponerse de moda, y la tecnología está cambiando los escenarios a gran velocidad", dice el ingeniero matemático y presidente del Consejo para la Innovación y el Desarrollo.
En las 292 páginas de su libro “De naturaleza liberal” (2018), el empresario Álvaro Fischer Abeliuk ahonda en por qué la sociedad liberal moderna es -a su juicio- la que mejor permite el desarrollo individual y colectivo. Lo sigue manteniendo en circunstancias anormales como en una pandemia mundial por una enfermedad hasta hace poco desconocida como el coronavirus, donde no parece que haya espacio para acotar el rol del Estado, sino todo lo contrario.
En conversación con La Tercera PM, el ingeniero matemático y presidente del Consejo para la Innovación y el Desarrollo aborda los desafíos que el liberalismo enfrenta en este contexto donde las libertades individuales parecen incompatibles con la contención del covid-19. También analiza la reciente alza del Presidente Sebastián Piñera en las encuestas, advirtiendo que falta mucha crisis por enfrentar para hablar de un repunte sólido en los números de La Moneda.
Ud. ha planteado que “la evolución nos hizo altruistas y egoístas”, ¿cómo cree que se ha expresado esa idea en este periodo de crisis a raíz del covid-19?
Efectivamente, las ciencias sociales han probado experimentalmente que los seres humanos exhibimos ambos rasgos como parte fundamental de nuestro repertorio conductual. Como diría Violeta Parra, son los “dos materiales” que constituyen lo humano. Y en esta crisis, los trabajadores de la salud han sido un ejemplo de altruismo, al arriesgar la propia para sanar la de otros. En cambio, los estudiantes de medicina de la PUC, al hacer exigencias para seguir yendo al hospital, se mostraron más preocupados de sí mismos que de los enfermos. Otro tanto ocurrió con los estudiantes de la U. de Chile, que prefirieron expresar sus propias quejas ante la necesidad de hacer clases online, que mostrar una actitud más colaborativa con la crisis. Contrasta eso con los 400 mil voluntarios que en 24 horas respondieron al llamado a colaborar en los servicios de salud en el Reino Unido.
¿Esa condición egoísta de la sociedad explica por qué a sectores con acceso a buena formación les esté resultando difícil la empatía para resguardarse y evitar la propagación del virus?
No es la sociedad la egoísta, las personas lo son. Lo que hacen las sociedades, o intentan hacer, es crear instituciones que aprovechen mejor (o peor) el altruismo y egoísmo humanos, incentivando las instancias en que esos rasgos resultan beneficiosos socialmente –como el altruismo en las acciones colectivas o el egoísmo en los mercados- y procurar mitigarlos en los casos en que no lo son. El que, inicialmente, algunas personas con mayor formación o más recursos hayan mantenido sus hábitos de asistir a eventos sociales o viajar a sus segundas viviendas, solo indica que tenían la capacidad para hacerlo. No es necesariamente una señal de mayor egoísmo que el resto. Del mismo modo, que tampoco lo es que personas con menos recursos hayan mantenido su vida vecinal sin el suficiente distanciamiento social.
En este contexto, ¿se aplica la idea de que el orden social liberal es el que mejor resuelve las tensiones entre bienestar del individuo y el de la colectividad?
Lo que afirmé en mi libro “De Naturaleza Liberal”, es que una sociedad con una orientación liberal es la que mejor aprovecha los rasgos de la naturaleza humana para satisfacer los anhelos y aspiraciones de las personas. Pero en cualquier sociedad, las tensiones entre nuestras disposiciones individualistas y aquellas colaboradoras siempre se expresarán, porque ese conflicto está indisolublemente ligado a la condición humana. Pero la sociedad liberal, porque prefiere las libertades a las prohibiciones, procesa mejor esas tensiones en el largo plazo.
Pero hoy lo que se impone son las prohibiciones, privilegiar las libertades individuales es lo que está aumentando los contagios, ¿cómo el liberalismo es mejor opción en un contexto de pandemia?
En el caso de la pandemia, todos debemos subordinarnos y coordinarnos a lo que proponga la autoridad, y, por lo tanto, es necesario suspender transitoriamente la autonomía de la que nos gusta disfrutar en tiempos más normales. Pero hemos visto que hay dos formas de aplicar las prohibiciones: los países más exitosos en la lucha contra la pandemia las han aplicado solo a los contagiados y a aquellos con quienes los primeros han tenido contacto, haciendo un uso intensivo de la geolocalización mediante celulares y muñequeras con GPS, y con ello han podido preservar gran parte de la libertad al resto. Los países que perdieron el control de los contagios han debido aplicar prohibiciones mucho mayores, con un tremendo impacto en el bienestar y los ingresos de sus ciudadanos. Concluyo que se puede evitar parte de las prohibiciones con un mejor uso de la tecnología, y quienes tienen mayor convicción para hacerlo son los liberales (aunque Singapur, uno de los exitosos, no es el mejor ejemplo).
Rol del Estado: “En una situación de crisis, es más necesaria su presencia”
El rol del Estado ha cruzado el debate sobre el control de la pandemia por las restricciones a las libertades personales. ¿Estas semanas dejaron en evidencia que en una situación de crisis no cabe acotar su rol?
El rol del Estado es fundamental para generar el marco institucional que permita una vida en sociedad que entregue beneficios a las personas y asegure que sus derechos y libertades puedan ser adecuadamente defendidos. En una situación de crisis, es aun más necesaria su presencia, porque sin una autoridad que ordene y coordine las acciones requeridas para enfrentarla, los resultados pueden ser imprevisibles.
¿Por qué cree que a la ciudadanía le ha costado tanto asumir un rol autoregulador?
Porque las personas somos egoístas, además de altruistas. Criticamos si alguien, sabiendo que está contagiado, toma un avión para visitar a un familiar en otra ciudad, pero no tenemos la misma severidad con nosotros mismos, cuando departimos con nuestros vecinos sin el necesario distanciamiento social, o conseguimos un salvoconducto porque queremos comprar algo superfluo. Por eso requerimos que la autoridad nos imponga reglas y saber que, al quebrantarlas, recibiremos castigos.
¿Cree que después de esta crisis será complejo hablar nuevamente de achicar el rol del Estado?
Depende del rol que queramos asignarle al Estado. Si queremos que este tenga un rol fundamental en el diseño y creación de instituciones, que vele por su buen funcionamiento, de modo de mejorar nuestra vida en sociedad, ayudar a los desvalidos y fomentar el progreso y la prosperidad individual y colectiva, entonces ese Estado requiere ser activo y vigoroso. Pero si pensamos en un Estado más grande, que produzca más bienes y servicios, y provea de más innovación a los procesos y tecnologías, a través de una más frondosa burocracia funcionaria, estaríamos cometiendo un gran error. ¿Alguien cree que los nuevos ventiladores mecánicos, los más modernos kits de testeo, los nuevos antivirales y vacunas, se conseguirán más rápido y de mejor calidad desde una organización estatal?
“Tendremos que distinguir la vigilancia con fines sociales de la que coarta libertades”
En una reciente entrevista a La Tercera, Yuval Noah Harari dijo que después del Covid-19 los gobiernos podrían legitimar y normalizar el despliegue de herramientas de vigilancia masiva, ¿coincide?
Tiendo a coincidir con Harari en eso. Si ya somos 7,5 mil millones de personas sobre la Tierra y a mediados de siglo entre 9 y 10 mil millones, será necesario saber más de lo que las personas hacen, para combatir las pandemias o el crimen. Como ya dije, los países asiáticos más exitosos en combatir el covid-19 utilizaron intensivamente la geolocalización de personas contagiadas y con quienes estas habían tenido contacto, para aislarlas y luego verificar que no quebrantaban su aislamiento. Asimismo, las ciudades del mundo están llenas de cámaras de vigilancia para combatir el crimen. El problema que tendremos será distinguir la vigilancia con fines sociales benéficos de la vigilancia que coarta libertades y manipula la conciencia. Ese será uno de los grandes desafíos de las próximas décadas.
¿Cree que esta crisis y la presencia de estados fuertes va a redefinir al liberalismo?
El liberalismo deberá repensarse, como ya lo anunció The Economist en 2018 al cumplir 175 años. Pero no para abandonarlo, sino para reflexionar cómo adaptarlo a los tiempos actuales, en que los autoritarismos parecen ponerse de moda, y la tecnología está cambiando los escenarios a gran velocidad. Para ello será necesario hacer un “refresh” al mundo de sus ideas, y apoyarse adicionalmente, en la ciencia y tecnología que siga surgiendo.
Piñera: “El alza solo refleja la recuperación de algunos votantes”
En otro plano, ¿a qué atribuye que el Presidente Piñera aumentara su aprobación en este periodo?
Probablemente al decidido liderazgo con que ha enfrentado la crisis del covid-19, y la manera como la ha estado gestionando. Pero esa alza solo refleja la recuperación de algunos de sus votantes, porque aun cuando es porcentualmente significativa, en términos absolutos sigue siendo exigua.
¿Cree que es un alza transitoria o se revertirá una vez que pase la emergencia?
Es muy temprano para decirlo. Dependerá de cómo se evalúe su gestión durante la crisis sanitaria y se compare con la de otros países –hasta ahora ha sido alentadora –, y el manejo que haga de la sobreviniente crisis económica, producto del 18-O y la inactividad inducida por las cuarentenas. Nunca ha sido fácil recuperar adhesión en medio de dificultades económicas.
¿Cuánto incidirá esta crisis en el proceso constituyente que sigue después?
Ya incidió postergando el calendario institucional previamente aprobado. Posiblemente, el impacto que el covid-19 habrá traído a la vida rutinaria de las personas y a su bienestar personal, va a modificar la perspectiva y la amplitud del lente con que la gente evalúe el funcionamiento de la sociedad. Probablemente tienda a ser más pragmática y menos utópica.
¿Una mirada más pragmática beneficiaría a la opción “rechazo”?
Podría ser, pero no necesariamente. Estoy pensando más bien que en caso que gane la opción “Apruebo”, el tipo de convencionistas constitucionales que resulten electos sean quienes mejor conecten con ese mayor pragmatismo ciudadano post covid-19.
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