Aranceles y migración: los temas calientes de la relación entre Estados Unidos y México
Luego del anuncio de subida de aranceles hecho por Trump este lunes, la presidenta mexicana aseguró que su país está listo para responder de la misma manera en contra de las importaciones norteamericanas.
Aún no llega a la Casa Blanca, y ya se sabe que las relaciones entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum no serán las mejores. Este lunes, el presidente electo incluyó a México entre los tres países que iba a gravar fuertemente, imponiéndoles un 25% de aranceles a todos los productos procedentes de ahí, y desde el Palacio Nacional mexicano no se quedaron de brazos cruzados.
A través de los nuevos aranceles, Trump estaría buscando una forma de hacer presión a Canadá, China y México, y este último país lleva tiempo entre los “causantes de problemas” para el republicano: si por un lado, atacar la migración ha sido una de las prioridades del magnate, llegando a proponer su célebre muro en la frontera, ahora también es el fentanilo, la droga que ha matado a cientos de miles en Estados Unidos, la que aumenta las tensiones con la Frontera Sur.
“¡Este arancel permanecerá en vigor hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los inmigrantes ilegales pongan fin a esta invasión de nuestro país!”, escribió en su red social el presidente electo: “Tanto México como Canadá tienen el derecho y el poder absolutos para resolver fácilmente este problema latente hace mucho. Por la presente exigimos que utilicen este poder y, hasta que lo hagan, ¡es hora de que paguen un precio muy alto!”.
Sin embargo, si la imposición de aranceles parece afectar en una primera instancia, hay quienes piensan que a la larga le harán más daño que beneficio a Trump, partiendo por el secretario de Economía mexicano, Marcelo Ebrard: según él, la aplicación de los aranceles sería “un tiro en el pie”.
Una de las grandes afectadas por estos impuestos, señala Ebrard, sería la industria automotriz, ya que un número importante de empresas estadounidenses arman sus vehículos al sur del río Bravo. Además, en Estados Unidos, podría significar la pérdida de casi 400 mil empleos, según el excanciller.
Con antecedentes en la mesa, Ebrard aseguró que algo similar pasó en 1971, cuando la administración Nixon impuso aranceles a México. “Las medidas impuestas generaron un incremento en los precios de los productos importados y una reducción en el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses. Ahora, los efectos serían mucho mayores, ya que hoy importan el 12,7% a México: el impacto sería cuatro veces mayor”, indicó el titular de Economía mexicano.
De momento, sin embargo, el más afectado ha sido el peso mexicano, que ha ido cayendo en precio durante toda esta semana frente al dólar estadounidense. Esto, solo a causa de la declaración de la amenaza arancelaria, por parte de Donald Trump, en su red social Truth.
Claudia Sheinbaum, la recientemente asumida presidenta de México, tendrá que vérselas durante todo su mandato con Donald Trump, y en una conferencia de prensa dejó clara su posición frente a la amenaza: “A un arancel le seguiría otro en respuesta”, mostrándose dispuesta así a desatar una guerra comercial entre ambos países.
“Ahora, si incluso después de eso hay aranceles, lo que estamos diciendo es que va a afectar a la economía de Estados Unidos y a las empresas estadounidenses que han estado aquí en México durante 80 años. Por lo tanto, es mejor que tengamos un diálogo y lleguemos a un acuerdo sobre todos estos temas y otros que son relevantes”, indicó en su rueda de prensa matutina.
En una carta dirigida a Donald Trump, que mostró Sheinbaum en su conferencia, la presidenta mexicano también aprovechó de insistir en los esfuerzos de México para detener la migración y el tráfico de fentanilo a su vecino del norte: por un lado, la inmigración ilegal se ha reducido un 75% entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024, según números de la Patrulla Fronteriza estadounidense. Así mismo, Sheinbaum indicó que México lleva tiempo colaborando en combatir el tráfico de fentanilo, pero que el problema radica en el consumo y las políticas de salud pública estadounidenses.
Sheinbaum también dijo que elevar los aranceles no lograría frenar la migración ilegal ni el consumo de drogas ilícitas en Estados Unidos, un argumento que Trump había esgrimido en su advertencia sobre los aranceles.
A pesar de los números, la migración sigue siendo un problema importante en la cabeza de los votantes norteamericanos, y fue una de las ventajas de la candidatura de Trump contra Kamala Harris. El 22% de los encuestados en un sondeo de Gallup indicó, poco antes de las elecciones, que la migración ilegal era el tema de mayor preocupación en Estados Unidos, siendo la opción más votada.
El cruce de argumentos entre Trump y Sheinbaum podría ser la antesala de complejos intercambios diplomáticos entre México y Washington, y si se siente la posibilidad de una guerra comercial entre Estados Unidos China, no hay que descartarla tampoco con el vecino del sur.
En este último tiempo, Donald Trump ha mostrado cómo su uso de los aranceles busca objetivos que no son económicos, sino políticos: un tipo de “diplomacia de los impuestos”, en la que el presidente instala el arancel y después persuade a otros países a hacer cosas para retirarlos. Esto ya se habría visto en su primer mandato, en las negociaciones del T-MEC, el tratado de libre comercio de los países de América del Norte.
Ya durante su campaña, Trump aseguraba que impondría un arancel del 60% a los productos procedentes de China, y otro impuesto del 10% al menos para las demás importaciones. Desde el New York Times indican que “una medida de este tipo podría desencadenar una guerra comercial global, que ralentizaría las economías de todo el mundo”.
De todos modos, hay quienes ven en la medida de Trump un “bluff”, un farol, que sirve más para presionar, pero que no se aplicará realmente. Wendy Cutler, vicepresidenta del Asia Society Policy Institute y exnegociadora comercial estadounidense, aseguró que dada la dependencia de los mercados mexicanos y canadienses, la presión de estos aranceles es crucial. Pero, al mismo, tiempo, recuerda: “Al igual que en el primer mandato de Trump, algunas de estas amenazas arancelarias podrían no desembocar nunca en la imposición real de aranceles”.
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