Buscando las causas del malestar: Cómo es el nuevo libro de Gloria de la Fuente y Danae Mlynarz
El próximo 2 de septiembre lanzarán el libro "El pueblo en movimiento: Del malestar al estallido" que incluye textos de las autoras y también de Manuel Antonio Garretón, Emmanuelle Barozet, Francisco Soto, Axel Callís, entre otros. Aquí, las politólogas conversan sobre los temas centrales de la que intenta desentrañar las causas y posibles salidas de lo ocurrido en octubre del año pasado.
Con una conversación de las politólogas Gloria de la Fuente y Danae Mlynarz con el sociólogo y Premio Nacional de Humanidades Manuel Antonio Garretón, comienza el libro -editado por Catalonia- que ambas escribieron en conjunto y que lanzarán la próxima semana. Ahí, él señala de antemano: “Estamos en medio de un proceso muy complejo cuyos significados son múltiples y que tienen evoluciones inciertas (...) sin que tengamos aún una claridad del futuro”.
Asumiendo esa dificultad, expresada al comienzo de la conversación con Garretón, las autoras decidieron invitar a nueve personas para analizar, desde varias perspectivas, las causas y las salidas después de la crisis social de octubre. En este segundo libro -en 2012 publicaron “El pueblo unido: Mitos y realidades sobre la participación ciudadana en Chile”- advierten que esa tarea debe abordar una autocrítica profunda de los gobiernos que vinieron post dictadura.
Además de dos textos escritos por ellas, el libro cuenta con artículos de la socióloga Emmanuelle Barozet, del abogado constitucionalista Francisco Soto, del experto electoral Axel Callís, del profesor e investigador de Flacso Rodrigo Márquez, entre otros. El texto será lanzado el próximo 2 de septiembre, vía zoom, y contará con el comentario de Garretón, el sociólogo Alberto Mayol, el periodista Patricio Fernández y la alcaldesa Evelyn Matthei.
En esta entrevista, las autoras comentan algunos de los puntos centrales de su libro y también la discusión que rodea hoy a la centroizquierda, su sector: los futuros pactos electorales con otras fuerzas de oposición.
¿Cómo se plantaron ante el desafío de encontrar y definir cuáles fueron las causas del estallido social?
De la Fuente (D): Lo que nos preguntamos después de nuestro último libro, después de casi una década fue: ¿Qué pasó en ese intertanto que el malestar que ya habíamos diagnosticado en ese tiempo se terminó transformando en estallido? Hay algo que pasó en la sociedad chilena que el mundo político no fue capaz de incorporar. La institucionalidad no fue capaz y se terminó transformando en un estallido social que requiere, por cierto, una mirada de mediano y largo plazo para poder encausarse adecuadamente.
Mlynarz (M): Pensando en cómo le damos conducción a este malestar transformado en estallido y cuáles eran las causas, nos encontramos con el tema político e institucional, sin duda. Pero había también una serie de otros elementos que tenían que ver, por ejemplo, con la desigualdad que estaba mucho más clara y latente que lo que se pudo ver durante los años 2011 a 2013. En ese sentido, partió de un movimiento estudiantil con mucha fuerza, pero también hubo una serie de manifestaciones por la desigualdad territorial y un llamado de las regiones que fue muy fuerte en esa época y hoy día también se veía.
Y durante el desarrollo del libro, ¿confirmaron las tesis que tenían o fueron modificando algunas cosas que pensaban?
D: Fuimos ratificando varias de las tesis que teníamos en la práctica. Y, como decía Danae, de ir abordando esto desde la multicausalidad. No entender que esto tiene solo una explicación, sino múltiples explicaciones, y yo creo que fuimos corroborando las tesis, entre otras cosas, porque la mirada que tratamos de proponer también incorporaba la mirada y expertise de otros.
M: Hay un tema que no lo trabajamos pero que es relevante para las conversaciones a futuro y con el proceso constituyente, que es toda la demanda indígena. Está el tema de los medios, también, y que nos explotó nuevamente y que tampoco está abordado en el libro y que me parece es muy relevante.
Debe ser, a todas luces, la elección más importante de Chile desde el regreso de la democracia. Pero así y todo, ¿creen que se están generando expectativas muy altas sobre lo que puede cambiar con una nueva Constitución?
M: Sí, yo creo que hay algo que decir en cuanto a una expectativa frustrada, que desde el punto de vista de la ciudadanía ya tuvo con el proceso inconcluso de la Presidenta Bachelet. Ahí hubo un proceso participativo, amplio, de conversar sobre la Constitución, educar sobre lo que significaba y la gente hoy día se pregunta qué pasó con eso, por qué quedó en nada. Hoy tenemos un itinerario constituyente, pero esa no es la panacea. Hay que saber llenar de contenido y legitimidad en la forma que abordamos ese proceso, para que efectivamente dé la conducción que requerimos como país, para que este loop que fue el 2011 y que aparece con mayor fuerza en 2019, y que efectivamente no fue canalizado, no vuelva a repetirse.
D: Si uno asume que lo que hizo crisis fue un tipo de modelo que estuvo instalado en la sociedad chilena como herencia de la dictadura, en rigor tiene que asumir también que parte importante de los símbolos de aquello está anclado en la Constitución. De una manera de concebir la sociedad chilena desde la Constitución. Si hubo una característica de la lógica transicional, es que los ciudadanos fueron parte de la recuperación, pero no probablemente del proceso. Y esa es la ausencia que yo creo que fue más o menos relevante, más o menos evidente.
¿Creen que la Concertación ha hecho la autocrítica suficiente o una autorevisión de su gestión sobre su posible -o no- responsabilidad en el malestar ciudadano de octubre?
M: No hubo esa autocrítica en su momento. Primero señalar que -tal como se lee en la entrevista a Garretón, que aborda ese punto en el libro- no se puede hablar de una sola Concertación, las diferencias en ella se aprecian ya en el 98 con la disputa entre autoflagelantes y autocomplacientes. Cuando la Concertación muere, tras la pérdida de la elección del año 2009, no existió un debido entierro ni un proceso de reflexión y/o autocrítica sobre su actuar. Se instaló una nueva alianza, la Nueva Mayoría con la articulación de un programa en base al liderazgo de la presidenta Michelle Bachelet con su retorno.
D: No hubo en rigor algo que debió pasar: hacer un tránsito coherente entre la Concertación y la Nueva Mayoría. La Concertación sentó las bases, la Nueva Mayoría pudo avanzar más allá en reformas estructurales, pero faltó reflexión y claridad tanto en el qué y el cómo. Faltó capacidad para leer adecuadamente la transformación de la sociedad chilena que los propios gobiernos de la centro- izquierda ayudaron a cambiar. No nos olvidemos que hace no muchos años, algo que hoy parece obvio como el cambio a la Constitución vía convención constitucional o asamblea constituyente, era sindicado por un ilustre actor de la política como “fumar opio”.
M: Y sin duda quedó pendiente esa reflexión, igual como ahora está pendiente la reflexión sobre la debilidad de la Nueva Mayoría para impulsar la agenda transformadora que estaba en su programa con responsabilidades más compartidas. Quizás esa reflexión es la que nos permitiría matizar la mirada disociada entre “no son 30 años, son 30 pesos” y “son los 30 años de mayor estabilidad política, económica y social que ha tenido nuestro país”. Es una autocrítica que llega tarde, pero es la reflexión que ayudará a la conversación político social que permitirá el nuevo pacto que el país necesita, donde en el diálogo se aprecian los grises más que los gritos de los blancos y negros de las trincheras. Este es el salto deliberativo que debemos alcanzar.
D: Reconciliarnos con ese pasado, con sus luces y sombras, es un imperativo para construir futuro.
¿Creen que si efectivamente la oposición no se pone de acuerdo y amplía los cercos, puede ser que le vaya mal a un año plazo que tenemos de la elección presidencial?
Danae: Yo creo que las oposiciones tienen un desafío muy importante, no solamente pensando en la presidencial, sino en la inmediatez que vienen post plebiscito y que tiene que ver con la convención constitucional en el caso de que esa fuera la opción que ganara. En el fondo, es necesario para todos los cambios que se avecinan y que el país requiere, tener la posibilidad de generar alianzas amplias desde los distintos sectores, y no solamente desde los sectores para competir, sino que también para conversar y dialogar para levantar este país.
Gloria: Es un error de análisis, tal vez ponerlo, aunque pueda ser más atractivo, ya que todo el mundo está mirando qué potenciales candidatos tenemos, pero en rigor y viendo lo que dicen las distintas encuestas, estamos con candidatos que con suerte marcan 20 puntos. Inédito a poco más de 18 meses de la elección y en un escenario, además, totalmente complejo e incierto. El foco no son los liderazgos, porque si bien hay algunos que uno puede identificar, ninguno es descollante. Por lo tanto, el foco correcto es el proceso.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.