Busco agenda

El efecto Catrillanca.  A comienzos de septiembre, la encuesta Cadem reveló que por primera vez la desaprobación al Presidente Sebastián Piñera (44%) superaba al respaldo a su gestión (42%). El primer cambio de gabinete, las controvertidas 96 horas de Mauricio Rojas como ministro de las Culturas, el fracaso legislativo en la discusión de un nuevo sueldo mínimo y la crisis medioambiental de la zona de Quintero y Puchuncaví eran un caldo de cultivo perfecto para un hito que, además, coincidía con exactitud con el momento en que, cuatro años antes, Michelle Bachelet había experimentado un efecto similar de las encuestas, que en su caso no pudo revertir hasta el final del mandato.

Para fines de septiembre, Piñera había logrado doblegar esa tendencia negativa, aunque en las mismas encuestas afloraban otros aspectos preocupantes, principalmente en el ámbito de la economía, donde descendía semana a semana la percepción positiva respecto al andar del país.

Nada, sin embargo, se compara con el impacto que generó la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca. La última encuesta Cadem -que suele ir en línea con los sondeos internos que manejan en Palacio- confirma lo que el propio gobierno había reconocido en privado la semana pasada: el control de la agenda ya no está en sus manos.

El sondeo no sólo impactó en el match aprobación-desaprobación del Mandatario (38% versus 48%), sino que también golpeó dos ejes discursivos fundamentales de su administración: la seguridad y su plan para abordar la permanente crisis de La Araucanía. El desplome histórico en el respaldo a Carabineros, la caída en la aprobación al jefe de gabinete, Andrés Chadwick, y la percepción mayoritaria de que la violencia en dicha región es responsabilidad del gobierno confirmaron la complejidad del escenario que hoy enfrenta La Moneda.

La primera reacción. Aunque en el gobierno y el oficialismo restaron dramatismo a los últimos números de la Cadem, lo cierto es que desde este lunes se intensificó el debate sobre las "cuerdas separadas" con que se ha manejado el conflicto en La Araucanía. Sobre todo, luego que el sondeo revelara que una amplia mayoría (79%) pensaba que la solución pasaba por una mirada política y no policial.

En esa línea, desde el oficialismo abundaron los llamados a privilegiar el diálogo y el propio Presidente Piñera salió a descartar una dualidad entre la gestión de Chadwick –encargado de la seguridad pública- y el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, cara visible del Plan Araucanía y uno de los pocos protagonistas de este episodio que no sufrió mayores daños en su aprobación (bajó de 61% 60%).

En busca de la agenda perdida. A la espera de los resultados de la investigación de la muerte de Catrillanca, en el gobierno ensayan distintas fórmulas para volver a tener el control de la agenda. Uno de sus caballitos de batalla, el control de la migración, salió a la cancha a primera hora de ayer, luego que el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, encabezara una nueva puesta en escena del denominado Plan Retorno, con 170 haitianos que volvieron a su país en el avión presidencial.

El propio Piñera, en tanto, encabezó hoy la recepción de unos 90 chilenos que retornaron desde Venezuela, en otro plan impulsado por el gobierno chileno, en este caso fundamentado en sortear la crisis que vive actualmente el país caribeño.

Conscientes de que en el Congreso existe poco margen de acción para dar un golpe de timón, ya que la discusión del Presupuesto 2019 copará el trabajo legislativo hasta fines de mes, en La Moneda agudizan la mirada para levantar temas que permitan competirle en relevancia a lo ocurrido hace casi dos semanas en Temucuicui. Por ello, no pocos ayer festejaban el golpe de suerte que recibieron cerca de las 19 horas, cuando México confirmó la extradición de Raúl Escobar Poblete, procesado como uno de los autores materiales del crimen de Jaime Guzmán. Una noticia que, al menos por estas horas, sacó la imagen de Catrillanca de las portadas de los diarios y los titulares de los noticieros.