Doris Atkinson, sobrina de la albacea de Gabriela Mistral: "Doris Dana no era la persona indicada para administrar su obra"
Por décadas, el tema de los derechos de autor de la obra de Gabriela Mistral ha sido una historia polémica y con capítulos ampliamente desconocidos. En esta entrevista con La Tercera, Doris Atkinson, sobrina de la albacea y amiga cercana de la poetisa, Doris Dana, ayuda a ordenar el puzzle de los derechos literarios desde la muerte de nuestra premio Nobel, en 1957.
El conocimiento de la sobrina de Dana sobre el tema es amplio. Luego de la muerte de su tía, Atkinson heredó todo el material que Mistral dejó al cuidado de su amiga en Estados Unidos, entre ellos múltiples escritos, obras y cartas sin publicar, además de objetos personales y un sinnúmero de solicitudes para editar la obra de la poeta, que quedaron "sin respuesta".
En 2007, Atkinson traspasó todo este desconocido legado al Estado de Chile.
-Usted ha viajado a Montegrande en el pasado. ¿Cuál es la impresión que le dejó el pueblo?
-Fui afortunada de viajar al Montegrande de Mistral hace cinco años, en 2014, para el cumpleaños número 125 de la poeta. Había estado ahí antes en 2007 mientras trabajaba para encontrar un hogar para el legado de Gabriela Mistral, pero solo por unas horas. Tengo profundos recuerdos de mi paso por Montegrande. Todas las personas que conocimos fueron muy amables y cálidas. Durante la celebración del cumpleaños de Mistral, presenciamos una inolvidable actuación de los niños de la escuela de Mistral. Hubo mucha alegría. Caminar hacia el mausoleo fue algo que disfrutamos particularmente. Cuando estuvimos en 2007 vimos un lugar más bien estéril y algo seco, y en 2014 se había convertido en una isla de flores y árboles, con agua fluyendo y mucho trabajo voluntario.
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Doris Atkinson, a la izquierda de la foto, durante una visita a la escuela de Montegrande en 2014.[/caption]
-El último deseo de Gabriela Mistral fue dejar parte de sus ganancias por derechos de autor a los niños de Montegrande. Pero por largos periodos ese legado no llegó. ¿Conoce las razones de esta situación?
-He dado una fuerte lucha para juntar todas las piezas de la historia del legado de derechos de autor de Mistral. Para comenzar a entenderlo hay que retroceder mucho en el tiempo. Mistral reescribió su testamento varias veces a lo largo de su vida, a medida que las situaciones iban cambiando. Y en cada testamento, había nuevos beneficiarios y administradores nombrados. En su último testamento en 1957, Doris Dana fue nombrada administradora de los derechos literarios de Gabriela Mistral. La Orden Franciscana debía recibir un porcentaje en dinero de las publicaciones de Latinoamérica para beneficio de los niños de Montegrande.
Dana dividía las ganancias. Pero le correspondía a ella la administración, y más importante, otorgar los permisos para usar el material con derecho de autor, recolectar los pagos y distribuirlos. Su primera obligación, entregar los permisos para usar los escritos de Mistral, se convirtió en un gran problema para numerosos académicos en el mundo. No puedo explicar mi consternación y dolor al encontrar los documentos de mi tía entre los cuales había múltiples solicitudes que habían quedado sin respuesta. Por décadas. Manuscritos enteros quedaron sin publicar. No es que Doris Dana fuera una mala persona o actuara con malicia. Es sólo que ella no era la persona indicada para ser responsable de este trabajo en particular. Ella simplemente no tenía las habilidades de manejo.
La responsabilidad del Estado
-¿Piensa que existe una responsabilidad del Estado de Chile respecto de esta deuda que se tiene con generaciones de niños de Montegrande?
-Esa situación fue el comienzo de la intervención del gobierno con los derechos de autor (con el decreto ley N° 2.560 de 1979, que permitió la libre publicación de la obra de Gabriela Mistral en el país). Hay que entender completamente el trasfondo que precipitó su acción, tanto si estás de acuerdo con ello como si no. Tengo entendido que la ley que quita los derechos de autor de Mistral fue redactada originalmente por alguien (el ministro de Educación de la época, Gonzalo Vial Correa) que era amigo de un académico chileno que no había podido obtener el permiso de Doris Dana para un libro que estaba preparando sobre Mistral (se refiere al exdiputado Maximiano Errázuriz que en ese tiempo formaba parte de la Editorial Andrés Bello).
Esta fue una solución al problema que enfrentaron muchos eruditos de Mistral en ese momento. Creo que en realidad resultó en más publicaciones de las que habría habido de otra manera durante ese período. Sin embargo, resultó en que la Orden Franciscana no tuviera pago alguno. El expresidente Ricardo Lagos trabajó para restaurar los derechos de Mistral en Chile. Doris Dana tenía la idea de crear una fundación para el Legado de Mistral, y tuvo dos personas cercanas que se convirtieron en sus representantes para Chile (Guillermo Scallan y Luis Binimelis). Mientras la fundación nunca prosperó ella ayudó mucho a que los derechos de autor fueran administrados correctamente. Después de la muerte de Doris Dana tuve la oportunidad de conocer a los franciscanos: su fuerte visión de practicar la generosidad sin publicidad de sus actos, ha generado la percepción pública de que había problemas con ellos. Para ellos es importante actuar en anonimato, con el fin de proteger a los individuos a quienes ayudan, por lo que no hacen ningún tipo de publicidad. Pero eso puede resultar en la impresión equivocada de que ellos no hacen mucho.
-¿Sabe cuántos recursos se recaudaban por concepto de derechos de autor?
Existe una percepción errónea del público acerca de la sobrevalorada idea de cuánto dinero generan los beneficios por derecho de autor. Los escritores no hacen mucho en general. Incluso Gabriela Mistral no podía mantenerse económicamente con sus escritos. Ella se mantenía con el trabajo diplomático y la enseñanza. Cuando se escriben libros compilados usando trabajos de otros con permisos, los dineros recibidos son aun menores. Este malentendido de la cantidad de dinero que debería generarlos derechos agravó el dilema de los franciscanos de no recibir fondos aun cuando ellos esperaban hacer grandes cosas en nombre de Mistral.
No sé los detalles acerca de la situación del quiebre entre los franciscanos con la administración de los pocos fondos que recibían para los niños de Montegrande en los años 90, pero sospecho que hubo una laguna significativa en los fondos que recibían (se refiere al conflicto que la Orden Franciscana enfrentó con el ex diputado Errázuriz en 1998, por lo cual los religiosos traspasaron la administración a una fundación ligada a la municipalidad de Paihuano).
-¿Qué pensaba Doris Dana acerca de la valoración y aprecio que Chile, como país natal de Gabriela Mistral, tenía acerca de la poeta?
-Por supuesto, después de que el gobierno quitara los derechos literarios de Mistral, Doris Dana estaba enojada con el gobierno chileno. Pero ella también estaba preocupada por el golpe de estado, por el rol que Estados Unidos jugó para desestabilizar el gobierno y la economía, como también por la brutalidad del régimen de Augusto Pinochet. Pero ella siempre sintió el amor que tenía el pueblo de Chile por Mistral.
El compromiso de Bachelet con Mistral
-¿Qué piensa usted acerca de este tema?
-Cuando visité Chile por primera vez, mi tía había muerto unos meses antes. Antes incluso de que supiera que estaría involucrada en el patrimonio literario de Mistral, viajamos a Chile con mi compañera Susan a celebrar su jubilación. La importancia de Mistral en Chile fue inmediatamente clara para nosotros al ver su imagen en los billetes, así como sus estatuas y murales. Después de la muerte de Doris Dana el público interés sobre el legado de Mistral fue claro en los numerosos artículos subidos a la red. El nivel de interés público y la pasión por una poeta nacional es algo que nunca se verá en Estados Unidos. Susan vio esto también y fue inflexible en la idea de que Mistral volviera a su hogar.
-¿Está satisfecha con el destino y uso que le ha dado el Estado y el pueblo chileno al trabajo y legado que usted donó?
Ha sido un gran placer ver la cantidad de cosas que se han realizado con este legado: publicaciones, traducciones, exhibiciones itinerantes, documentales, programas de televisión, canciones, centenares de estudios y más. Tuve la oportunidad de visitar la Biblioteca Nacional para ver la monumental tarea de restauración y digitalización de los manuscritos de Mistral. En 2014 también visitamos el museo de Vicuña y también el mausoleo. No imaginamos el lindo uso que se ha hecho de sus objetos personales para contar su historia. En este tiempo conocimos a muchas excelentes personas dedicadas a hacer el legado de esta extraordinaria mujer disponible para nuevas generaciones.
El gobierno de Michelle Bachelet hizo un esfuerzo enorme en este trabajo. Fue una prioridad. Estoy muy agradecida de su compromiso con este trabajo y por el financiamiento que conlleva. En mi mente, y esto es una opinión personal, el valor devuelto al pueblo de Chile a través del trabajo del gobierno de poner el legado de Mistral disponible al público ayuda a compensar los daños hechos por Pinochet al quitar los derechos literarios de Mistral. Estoy segura de que costó millones de dólares financiar el trabajo de restauración y digitalización de la colección y ponerla online. Sabemos que en los años que vienen se seguirá entregando a los nuevos académicos los legados de Mistral en la literatura, la enseñanza y los derechos humanos. Incluso aquí en Estados Unidos hay académicos trabajando en el legado de Mistral online.
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