Efectos de la nueva guerra en la ANFP: Los cambios que la Conmebol y la FIFA le exigen al futbol chileno
A través de una nota formal de respuesta, la entidad que rige al fútbol sudamericano le ordena al directorio de Sebastián Moreno implementar cambios estatutarios que van en la línea de lo que ordena la entidad que preside Gianni Infantino. Separar a la ANFP de la Federación se pone en carpeta.
“Asimismo, aprovechando la ocasión, ponemos a su consideración el inicio del proceso de cambios de ESTATUTOS tanto del a FFCh como de las entidades afiliadas para la adecuación a las normativas de la FIFA y de la CONMEBOL, conforme establecen los estatutos correspondientes”. La frase, la última de la nota de respuesta que le envió el secretario general de la Conmebol, José Astigarraga, al presidente de la ANFP y de la Federación de Fútbol de Chile, Sebastián Moreno, produce un remezón en el fútbol chileno.
La estructura del balompié nacional le otorga una amplia prevalencia al profesionalismo. Así está establecido en los estatutos de la Federación, el organismo afiliado a la FIFA, en cuyo artículo 7º se establece que el presidente de la entidad será el timonel de la ANFP o la persona que designe y que la vicepresidencia recaerá en el timonel de la ANFA o del dirigente que señale. Si bien el organismo que preside Alejandro Domínguez no establece la recomposición de ambos poderes, las normativas a las que alude propenden a una mayor transversalidad en el ejercicio del poder en el fútbol.
El título 15 de los estatutos de las asociaciones miembro de la FIFA plantea sus obligaciones. Entre ellos figuran: la declaración de neutralidad en cuanto a política y religión; la prohibición de toda forma de discriminación; la independencia y prevención de injerencias políticas; la garantía de la independencia de los órganos judiciales (separación de poderes); la aceptación de las Reglas de Juego, de los principios de lealtad, integridad, deportividad y juego limpio por parte de los grupos de interés, además de los Estatutos, reglamentos y decisiones de la FIFA y de la confederación correspondiente; la )responsabilidad de las federaciones miembro a la hora de regular materias tales como arbitraje, lucha contra el dopaje, registro de jugadores, licencias de clubes, imposición de medidas disciplinarias —incluidas las resultantes de conductas éticas inapropiadas— o medidas destinadas a proteger la integridad de las competiciones, la definición de las competencias de los órganos responsables de la toma de decisiones y la constitución de los órganos legislativos de acuerdo con los principios de representatividad democrática, teniendo presente la importancia de la igualdad de género en el fútbol, entre otras materias.
Transversalidad
“Desde hace bastante tiempo, la FIFA está pidiendo adecuarse, que la federación esté integrada por todos los actores, que participen hasta los árbitros. No es es primera vez que se habla de eso. De integrar el femenino, el futsal, el playa. La FIFA reconoce como su interlocutor a la federación”, explica Alfredo Asfura, quien por años ocupó cargos en la entidad rectora del fútbol sudamericano y en la organización planetaria, y quien también ejerció como asesor internacional de la ANFP.
¿Qué busca la FIFA con los mentados estatutos? Según un profundo conocedor del funcionamiento del fútbol, la entidad que encabeza Ganni Infantino persigue acercarse a los estados, los mismos a los que mantuvo a raya antes del denominado FIFA Gate. A los que amenazaba con desafiliar a sus federaciones si intervenían en materias “propias del fútbol”. Un feudo que, hasta entonces, parecía infranqueable. “Lo que se busca hoy es que en la federación deben estar integrados todos los estamentos del deporte: dueños de clubes, árbitros, periodistas, femenino, futsal. Eso es lo que nunca se ha cumplido en Chile. Que haya nuevos actores, nuevos integrantes”, explica un ex funcionario de Quilín.
Tal adaptación, que para el caso de la administración de Moreno tiene carácter de advertencia, para otras federaciones ya ha derivado en problemas. En Perú, por ejemplo, ya tuvieron que adecuarse a las nuevas políticas. Después de una votación en la que la Asamblea de Bases de la federación incaica rechazó la adecuación estatuaria, la FIFA analizó la posibilidad de una intervención. En Uruguay el proceso había sido más drástico. En agosto de 2018, la Asociación Uruguaya de Fútbol fue controlada a través de un Comité de Regularización que ejerció hasta febrero de 2019. Su función estaba definida: gestionar la federación, revisar sus estatutos y una vez ajustados "organizar y llevar a cabo elecciones”.
El modelo ideal
Hay federaciones que no sufrieron traumas en la adecuación a las nuevas políticas de la FIFA. En tal sentido, la federación chilena podría considerar alguno de los modelos que actualmente existen en el mundo para que todos los estamentos del fútbol convivan sin inconvenientes bajo el nuevo ordenamiento.
Los especialistas consultados por La Tercera coinciden en que un buen caso para estudiar y replicar es el de España. “Ellos tienen una federación que se encarga de la selección y de los árbitros y un directorio de La Liga, que se relaciona con los clubes. Y conviven a la perfección. La Liga ocupa los árbitros de la federación. Lo más importante es que aparecen nuevos actores”, explican.
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