El “sorpasso” a los partidos tradicionales en Francia tras las elecciones: Republicanos y Socialistas sufren dura derrota
Ambos partidos tuvieron juntos menos del 10% de votos, el peor resultado para estas colectividades otrora en el poder.
La palabra “sorpasso” tiene su origen en las elecciones generales de 1976 en Italia. El Partido Comunista (PCI), de Enrico Berlinguer, tenía opciones reales de convertirse en la primera fuerza política y adelantar a la Democracia Cristiana, partido factótum en aquel país desde la Segunda Guerra Mundial. El PCI acariciaba entonces el ansiado “sorpasso” pero, pese al importante avance electoral de los comunistas, jamás llegó a producirse. Quedaron muy próximos, sólo cuatro puntos por debajo de la formación fundada por De Gasperi.
Una situación distinta a la ocurrida en las elecciones presidenciales de este domingo en Francia, donde los partidos tradicionales sí sufrieron un verdadero “sorpasso” a manos otras fuerzas de su sector. Desde hace años que estas colectividades históricas –tanto de derecha como de izquierda- ya se encontraban en estado agónico y la primera vuelta de estos comicios no hizo más que terminar de echar más tierra a su sepultura. Para muchos esta situación podría acelerar la fragmentación del panorama político francés. que se inició con la irrupción de Emmanuel Macron hace cinco años.
Así, el Partido Socialista (PS), liderado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el conservador Los Republicanos (LR), con la presidenta de la región parisina, Valérie Pécresse, tuvieron juntos menos del 10% de votos, el peor resultado para estas colectividades otrora en el poder.
Mientras que el Presidente del centrista La República en Marcha, Emmanuel Macron, y su rival de extrema derecha, Marine Le Pen, pasaron al balotaje con alrededor de un 27,8% y un 23,1 % de votos, respectivamente, reeditando así el duelo final de la elección presidencial de 2017.
“Estamos asistiendo a una recomposición de la vida política francesa con esta nueva bipolaridad entre los centristas y la extrema derecha”, indicó a la agencia France Presse el politólogo del Instituto de Ciencias Políticas de París, Gaspard Estrada, quien destacó la caída del PS y de Los Republicanos.
Si se suman sus porcentajes, el 26,37% de votos de 2017 ya supuso su peor resultado desde 2002 (36,06%), para dos colectividades que se turnaron en el poder desde la llegada de la Quinta República en 1958, hasta 2017 (a excepción de la presidencia del centrista Valéry Giscard d’Estaing, de 1974-1981).
En el caso de la izquierda ahora las miradas están puestas en el candidato de Francia Insumisa, el izquierdista radical Jean-Luc Mélenchon, quien obtuvo su mejor resultado en las elecciones, con un 22% de los sufragios, por detrás de Macron y Le Pen. “Mélenchon consiguió marcar puntos” al atraer votantes comunistas y ecologistas, así como abstencionistas” y “lo llevó muy cerca de la clasificación”, indicó a la agencia France Presse el politólogo de Ipsos Brice Teinturier.
Más de un tercio de los electores de entre 18 y 24 años votaron por él, según análisis de Harris Interactive y de Ifop. Mélenchon quedó primero en las afueras populares de París y gran parte de territorios de ultramar.
“La gente quería votar masivamente por Jean-Luc Mélenchon, incluso los jóvenes de los suburbios, que votaron por primera vez”, dijo a AFP Fatouma, una estudiante de 18 años, en Saint-Denis, al norte de la capital.
Para los expertos, Mélenchon dio un “sorpasso” a Hidalgo, al superarla con creces en las elecciones del domingo. La candidata socialista solo obtuvo un 1,8% de los votos, quedando en el décimo lugar entre los 12 aspirantes al Palacio del Elíseo. Así, el electorado del candidato de izquierda radical es considerado clave en la segunda vuelta del domingo 24 de abril. Lo mismo apuntan los analistas respecto de la aplastante ventaja de Le Pen sobre Pécresse, quien se ubicó en quinto lugar, con apenas un 4,8% de los sufragios.
Si bien los resultados de las presidenciales parecen confirmar la consolidación de Mélenchon en la izquierda y de Le Pen entre los sectores más conservadores, tanto socialistas como republicanos apuestan a las elecciones legislativas de junio, que prometen ser un tema casi vital para la primera colectividad.
“No estoy seguro de que el PS o LR puedan recuperar la salud durante estas elecciones legislativas”, predice Jérémie Peletier, director de estudios de la Fundación Jean Jaurès. “Observamos que los resultados de las elecciones legislativas son similares a los de la elección presidencial y estas elecciones tienden a casarse con los resultados de la segunda vuelta”, explica el experto entrevistado en France 24.
La encrucijada de la derecha
Si la derrota era previsible, el golpe no es menos terrible. Atrapado entre la línea liberal de Emmanuel Macron y el soberanismo de Éric Zemmour, Pécresse tuvo que llevar a cabo una misión imposible dentro de un partido profundamente dividido.
Es más, durante la campaña, muchas figuras de LR, como el exministro de Presupuesto Éric Woerth y el exprimer ministro Jean-Pierre Raffarin , anunciaron su apoyo a Macron. Otros, como Guillaume Peltier, optaron por sumarse a la candidatura de Reconquista, de Zemmour. En cuanto Nicolas Sarkozy, no solo nunca expresó el más mínimo apoyo a la candidata de Los Republicanos sino que sus duras críticas fueron repetidas regularmente por la prensa.
El partido de inspiración gaullista LR no se ha podido recuperar realmente después de la derrota de su líder y mandatario saliente Nicolas Sarkozy en 2012, y luchó durante mucho tiempo para encontrar un líder.
Para el diario suizo Le Matin, Pécresse creó la ilusión durante un tiempo al ascender en las encuestas tras su nombramiento luego de unas primarias en la colectividad. Pero con una votación en torno al 5% no tiene precedentes para el partido de líderes como Georges Pompidou (1969-1974), Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012).
Y la situación no parece mejorar, porque una de las primeras consecuencias de los resultados del domingo son las finanzas del partido que se encuentran en una “situación crítica”, por lo que Pécresse pidió hoy a los franceses “ayudas de emergencia” para “completar el financiamiento” de su candidatura.
Para Le Matin, Pécresse no logró imponer un discurso claro entre la radicalización de parte de LR y la afirmación de una derecha republicana impermeable a las ideas de extrema derecha. “El problema hoy con la derecha es que se debate entre un electorado moderado que no respalda a Macron, que no está de acuerdo en su deriva autoritaria, incluso xenófoba, y un electorado envejecido, muy conservador y tentado por el discurso de la extrema derecha”, explicó el politólogo Rémy Lefebvre en la revista Grand Continent. “Pasa para la derecha lo que pasó para el PS” en 2017, atrapado entre Macron y el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon. “Ahora la derecha está en una encrucijada entre Macron y la extrema derecha”, concluyó.
Según Martial Foucault, director del Cevipof, los votantes de LR “hicieron un voto útil masivamente. Su puntaje por debajo del 5% significa que los votantes compatibles con Emmanuel Macron se unieron a él en la primera vuelta. Después del PS, LR está completamente aplastado”, agrega el politólogo, entrevistado por Francia 24.
La debacle de los socialistas
Con menos de un 2% de votos, los socialistas registran el peor resultado de un partido que contó con dos presidentes -François Mitterrand (1981-1995) y François Hollande (2012-2017)- desde 1958 y que, en 2012, lideraba todas las instituciones. En los anteriores comicios presidenciales, en 2017, lograron un 6,36%.
Con una campaña de bajo costo, el PS se había preparado para su caída por debajo del 5%, un umbral clave para las finanzas. Por debajo, solo se pueden recuperar hasta 800.000 euros (US$ 873.000) de las autoridades, en lugar de ocho millones de euros de indemnización como máximo.
En 2017, tras varios reveses electorales, el PS tuvo que vender Solferino, su histórica sede de París, e irse a las afueras de la capital. En febrero de 2021, responsables de la colectividad reconocían una “situación financiera difícil” para la actual campaña.
“La izquierda nunca fue capaz de recuperar a las clases trabajadoras, porque en lugar de realizar una especie de revolución, se quedaron como un partido de cargos y funcionarios”, dijo Dominique Reynié, politólogo y antiguo diputado de derecha.
La caída de los socialistas -socavada por sus divisiones ideológicas y sus batallas de egos, se aceleró bajo el mandato del Presidente François Hollande (2012-2017), quien tuvo que renunciar a postularse para un segundo mandato en 2017- fue dinamitada por un candidato que, sin embargo, procedía de sus filas, Emmanuel Macron.
Hollande ya se postuló en marzo para “reconstruir la izquierda” tras las elecciones.
“Trabajaremos para reunir a la izquierda dispersa a partir del otoño (...) para reconstruir sus vínculos vitales de confianza con las clases trabajadoras y medias” y “encarnar una nueva esperanza”, dijo Anne Hidalgo, que también busca influir, según consignó la agencia France Presse.
Mientras que el primer secretario del PS, Olivier Faure, pidió una “unión de izquierdas” para las legislativas del mes de junio, claves también para la supervivencia financiera de los partidos.
La campaña de Hidalgo registró una derrota muy dura. Nunca logró despegar y su campaña estuvo marcada por propuestas calificadas de poco realistas o demagógicas, como duplicar el salario de los profesores y vacilar en la organización de unas primarias para unir a la izquierda.
En todo caso, pese a los resultados, no está todo perdido. Una de las paradojas del Partido Socialista es que si bien a nivel nacional no tiene peso político, su anclaje local sigue siendo considerable, ya que cuenta con un centenar de parlamentarios y el control de una treintena de departamentos y varias grandes ciudades, entre ellas París, Rennes, Nantes, Burdeos o Lille.
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