“Este país está realmente en guerra”: un chileno en medio de la ofensiva de los talibanes en Afganistán
El comunicador Jorge Said se encuentra en el país asiático en momentos en que el grupo insurgente va ganando control de distintas capitales provinciales. Esto luego del inicio del retiro de tropas de Estados Unidos y de la OTAN.
“Me golpea el olor a sangre. Veo partes de seres humanos esparcidos por todas las paredes. Es un cuadro dantesco, que no tengo el valor de grabar”, comenta el comunicador chileno Jorge Said, quien se encuentra actualmente en Kabul, la capital de Afganistán.
La descripción de Said hace referencia a los restos de la casa de huéspedes del ministro de Defensa, el general Bismillah Mohammadi, que el 4 de agosto pasado fue atacada por un autobomba que dejó ocho personas muertas y más de 20 heridos. El atentado se produjo en medio de intensos combates, especialmente en las provincias de Herat y Helmand, entre las fuerzas de seguridad afganas y los talibanes, que han recrudecido sus acciones tras el anuncio de Estados Unidos y la coalición internacional de abandonar Afganistán. De hecho, Al Jazeera informó hoy que Herat, la tercera mayor ciudad del país y capital de la provincia del mismo nombre, cayó en poder de los rebeldes.
Said había llegado al país dos días antes “a testimoniar las distintas expresiones del islamismo sunita y shiita, sus fiestas religiosas, sus lugares de peregrinación, su espiritualidad” y grabar un nuevo capítulo de su serie documental “Buscando a Dios”.
“Este país está realmente en guerra. Ese fue el primer pensamiento que cruzó por mi cabeza cuando vi el caos del aeropuerto de Kabul. Camino al hotel mi guía me explica que debo cambiar de hospedaje cada tres días; que los talibanes están infiltrados en todas partes; que no confíe en nadie, porque cualquiera puede ser un espía; que los fundamentalistas no tienen miedo a matarme frente a la policía; que lo mejor es conseguir un ‘teléfono seguro’; que soy el único reportero hispano en la zona, con un pasaporte americano. Por último, me deja muy en claro que yo, como periodista occidental, soy un peligro para su vida”, relata Said a La Tercera.
“Doce horas después de haber llegado a mi hotel -ubicado en Shahr-e Naw, el distrito comercial más nuevo de la ciudad-, se escucha un bombazo que remece todo, ocurrido a menos de 10 cuadras de donde estoy”, añade. Y explica que al día siguiente fue a ver la residencia que había sufrido el ataque.
“El cocinero de la residencia -donde se encontraba el ministro de Defensa, quien resultó ileso- fue quien me daría el mejor relato: ‘Explotó un autobomba afuera, para distraer a las fuerzas de seguridad. Desde otros sectores tiraron granadas, en medio de la confusión entraron a la casa cuatro muyahidines armados, disparándoles a todos. Después de horas batallando con las fuerzas afganas se hicieron estallar dentro de la casa”, detalla.
La situación recrudece en el país cada día. El Presidente afgano, Ashraf Ghani, llegó el miércoles a Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte del país, que está en el punto de mira de los talibanes, para intentar coordinar una respuesta que frene el avance de los insurgentes, que en solo una semana ya se han tomado cerca de un tercio de las capitales de provincia.
Said conversó con un equipo mixto de ciclismo profesional y fue testigo del acoso que sufren las mujeres, las que son insultadas por usar la ropa deportiva típica de este deporte. “No dejaremos el ciclismo”, afirman las deportistas. “Preferimos morir asesinadas por los talibanes antes que volver a tener que salir a la calle custodiadas por un hombre o no poder practicar lo que nos apasiona”, aseguran.
“Tratamos de entrar al Centro Quirúrgico para Víctimas de Guerra, de la ONG italiana Emergency. Los familiares esperan en la calle, no hay talibanes heridos al interior de la urgencia. Es simple: si entra la familia de algún herido atacado por un insurgente, los mismos podrían matarlos”, relata Said.
Visita al campamento de refugiados
El martes, Said fue hasta el campamento de refugiados en un parque de Kabul, hasta donde han llegado las personas que huyen de la ofensiva de los talibanes. “Me había tocado estar antes en campos de refugiados, pero hoy la situación es imposible, completamente dramática. Todo es absolutamente improvisado, llegaban buses desde el norte y el sur de Afganistán. La situación es caótica”, dice.
“Las mujeres están completamente cubiertas, nos contaban que habían perdido a sus hijos, sus esposos. Nos mostraban las fotos. No hay doctores, no hay agua, no hay un lugar para dormir. Hay niños que tienen fiebre, mientras otras personas están heridas con balas, heridas en las piernas. Nos cuentan que los talibanes están actuando con una crueldad enorme, pero al mismo tiempo, el fuego cruzado con las Fuerzas Armadas los obligaba a escapar, muchas veces con lo puesto. A lo que se suma que hay 37 grados de temperatura”, señala.
“Hay dos versiones de lo que puede ocurrir con la guerra. Una es que los talibanes se tomen completamente el país, que primero van a tomarse todas las capitales provinciales para encerrar a Kabul. Hay gente que piensa que la capital puede resistir”, agrega.
Según informó un alto funcionario estadounidense relacionado con una evaluación de la Inteligencia de Washington, los talibanes podrían tomar la capital de Afganistán en los próximos 90 días. Aparte de situar el posible colapso de Kabul para dentro de tres meses, la investigación de la Inteligencia estadounidense estima que la capital podría quedar aislada entre los próximos 30 y 60 días, confirmó otro alto funcionario, según recoge la cadena CNN.
De hecho, The New York Times informó hoy que el Pentágono enviará 3.000 infantes de marina para asegurar la evacuación de la embajada de EE.UU. y de ciudadanos norteamericanos en Kabul, mientras el Ejecutivo de Joe Biden se prepara para un eventual colapso del gobierno afgano dentro de 30 días, según dijeron funcionarios de la administración y militares. De igual forma, The Guardian indicó que Reino Unido despachará 600 tropas extras esta semana para ayudar a la evacuación de diplomáticos, soldados y ciudadanos británicos en Afganistán.
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