Fernando Tuesta, exjefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales: “No se judicializan los resultados en Perú”
El politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú señaló a La Tercera que existe un riesgo de gobernabilidad, porque tanto Pedro Castillo como Keiko Fujimori tendrán un gobierno en minoría si ganan las elecciones.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú ha tenido un final de infarto, en el que se pelea cada voto. Con el 94,266% de las actas procesadas, el aspirante de Perú Libre, Pedro Castillo, ahora revirtió los resultados y aventaja a la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, por 50,10% contra 49,90%, con una diferencia de 34.192 votos. Se estimaba que el panorama se acercaría a las cifras entregadas por el conteo rápido de Ipsos, divulgado la noche del domingo, que le dio a Castillo el triunfo con un 50,2% de los sufragios, contra el 49,8% de Fujimori.
En conversación con La Tercera, el politólogo de la Universidad Católica del Perú Fernando Tuesta analiza las elecciones presidenciales y las perspectivas políticas. El analista es un agudo observador de la política peruana y fue exjefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe), que está a cargo del proceso electoral en el país vecino.
¿Qué tan certero es el conteo rápido realizado por la encuestadora Ipsos?
El conteo rápido de Ipsos es muy, muy certero, nunca se equivocó en los puestos entre primero y segundo. Por eso es que uno puede decir que Pedro Castillo tiene la mayor probabilidad de ganar. Sin embargo, siendo este un resultado tan cerrado, el conteo rápido, que tiene un margen de error de 1%, no nos permite afirmar esto tan contundentemente.
Usted fue director de la Onpe. ¿Cuáles son los votos que faltan por contar ahora?
Los votos ya se contaron en mesa. Una vez que se llena el acta los votos se destruyen, lo que está ocurriendo ahora es el ingreso a los centros de cómputo. Y, en realidad, lo que falta ingresar mayormente -como es obvio- son las zonas más alejadas de los centros de cómputo, que están en los centros urbanos como Lima. En cuanto a las zonas más alejadas, es un voto a favor de Pedro Castillo. Y el voto en el exterior es un voto a favor de Keiko Fujimori.
Considerando lo estrecho de los resultados, ¿cree que se vaya a judicializar el proceso?
En las diversas etapas del proceso les asiste a los personeros representantes de los partidos impugnar ya sea el voto, ya sea la mesa. No se impugna posterior a eso. No se judicializa después de eso. Pero, claro, en un resultado tan estrecho evidentemente los candidatos y sus representantes lo que hacen es declamar, afirmar cosas a través de los medios, pero muchas veces eso ni siquiera se materializa interponiendo alguna acción, son cuestiones políticas. En un resultado ajustado, generalmente el que pierde no quiere reconocerlo inmediatamente.
Los resultados han dado cuenta de lo polarizado que se encuentra Perú, ¿considera que la gobernabilidad está en riesgo?
Sí existe riesgo de ingobernabilidad. Si gana Keiko Fujimori hay una sensación, que no es cierta ni real, donde una competencia de cancha inclinada a su favor podría movilizar a la gente. Un gobierno de Keiko Fujimori si no atiende a este sector, mayoritariamente situado en los sectores y regiones más pobres, más desatendidos, puede tener ahí un problema. Por lo demás, cualquiera de los dos es un gobierno de minoría, con las bancadas que tienen en el Congreso, el tema es que se conviertan de gobierno en minoría en gobiernos débiles.
¿Cuáles son los escenarios que le esperan al futuro gobierno, independiente de quién sea el ganador de los comicios?
Keiko Fujimori no ha liderado un gobierno autoritario como su padre, porque son otras las condiciones de contexto económico social, porque ella no tiene el liderazgo del padre, ni la empatía ni el apoyo. Es una candidata de 14,5% de apoyo de los votos en la primera vuelta. Tiene a favor una bancada de tan solo 25 diputados, pero con posibilidades de articular una coalición en el Congreso que le dé una mayoría. Los poderes fácticos están con ellos, las Fuerzas Armadas, medios de comunicación mayoritarios, el empresariado, iglesias, sobre todo sectores más radicalizados de ellos, los sectores conservadores, podría dar una estabilidad más de corto plazo. En el caso de Pedro Castillo, está lejísimo de convertir a nuestro país en Venezuela o Cuba como se ha dicho. Es un candidato de inicialmente 19% de apoyo en votos en la primera vuelta, no es un líder arrollador, carismático, no tiene mayoría en el Congreso, tiene en contra a todos los poderes fácticos y cualquier cambio pasaría por el Congreso. En consecuencia, estamos lejos del terror y el miedo que desataron la campaña en contra de él. Es una persona casi sin programa, hay mucha improvisación, aspectos que podrían llevar a grados de inestabilidad.
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